La posibilidad que tiene la banca de efectuar renegociaciones de deudas ilimitadas a clientes afectados por la pandemia se acaban de manera definitiva a partir del 1.° de enero del 2022. El Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) eliminó, el pasado 1.º de noviembre, esta disposición, que era parte de las medidas de flexibilización crediticia creadas al comienzo de la crisis sanitaria.
Adicionalmente, los bancos, cooperativas, mutuales y financieras deberán reactivar los análisis de capacidad de pago y pruebas de estrés en todas las operaciones de financiamiento solicitadas por personas y empresas, confirmó a La Nación Alberto Dent, presidente del Conassif.
LEA MÁS: Banca se llena de propiedades ejecutadas por créditos incobrables
“La parte más importante de la flexibilización hecha fue decirle a las entidades financieras que podían hacer todo tipo de reestructuraciones a sus clientes. Eso se acaba el primer día de enero, pero a partir de ese momento todos los deudores entran en cero. Entonces, si usted es un cliente al que le hicieron tres reestructuraciones, el primero (de enero) es el mismo cliente con cero reestructuraciones”, explicó Dent.
Esto significa que, a partir del próximo año, a los deudores solo se les podrá efectuar una prórroga de pago, readecuación de condiciones o refinanciamiento en un plazo de 24 meses, tal como se establecía previo a la pandemia. En caso de necesitarse una renegociación adicional en dicho plazo, el banco debe degradar la categoría de riesgo del cliente y establecer una estimación sobre una parte o la totalidad del dinero adeudado.
Algunas medidas se mantendrán durante el próximo año como la flexibilidad en los parámetros para que un banco no caiga en irregularidad. Pero otras no tendrán modificación, como que cuando una operación de un cliente entra en impago, no afectará de la misma manera los créditos al día en otras instituciones del sistema financiero.
Las medidas acordadas por el Consejo también se aplican para las operaciones de crédito otorgadas por el Sistema de Banca para el Desarrollo.
Rocío Aguilar, jerarca de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), explicó que las modificaciones buscan “sincerar” las carteras de créditos de los bancos a la realidad, para que reflejen los riesgos generados con la pandemia. Pero enfatizó que en caso de una desmejora, las medidas pueden revertirse.
“Si hay cambio en una dirección contraria (a la recuperación económica), esperamos que no suceda, se actuará. El Consejo y la Superintendencia han mantenido un diálogo con la industria para ir calibrando las medidas. Pero no podemos simplemente dejar que se acumulen riesgos, los cambios se harán de forma equilibrada y de manera ordenada”, subrayó Aguilar.
LEA MÁS: Familia lucha para no perder propiedad de $1,2 millones por deuda de $325.000 con banco
El Conassif adoptó las medidas de flexibilización crediticia, en marzo del 2020, con el fin único de asegurar el otorgamiento expedito de prórrogas, reestructuraciones o refinanciamientos frente a la incertidumbre sobre la severidad y duración de la crisis provocada por la pandemia.
“Ante la posible acumulación de riesgos cuya manifestación sobre los resultados económicos y financieros de las entidades puede estarse postergando, resulta fundamental levantar gradualmente algunas medidas y dar paso a una valoración que evidencie los riesgos subyacentes en las carteras crediticias”, se fundamenta en el acta 1697-2021, en la cual el órgano regulador revierte la mayoría de las medidas excepcionales.
¿Qué continúa?
El Conassif mantuvo, hasta el 31 de diciembre del 2022, la posibilidad de que las instituciones financieras no efectúen la provisión contracíclica. Antes de marzo del 2020, cada una debía guardar el 2,5% de sus ganancias mensuales para usarlo en casos especiales. De hecho, por la crisis sanitaria, se liberaron ¢140.000 millones durante el año pasado, para que las entidades las usaran para cubrirse de los créditos malos y algunas mantienen remanentes sin utilizar.
“En el caso de las estimaciones contracíclicas no se permitirá usarlas para pasarlas por ganancia. El porcentaje de esta provisión se mantiene en cero todavía”, recalcó el Presidente del Consejo.
También, el próximo año, se mantiene desactivado que la entidad con seis meses continuos de pérdidas caiga en irregularidad financiera, pues se prevé que aún se den secuelas de la vuelta a la normalidad de la mayoría de las normativa crediticia, destacó la jerarca de la Sugef.
Otras medidas se quedarán de manera permanente, como la que evita el contagio generado por la calificación crediticia de un deudor cuando una operación caía en mora, pero las demás seguían al día. El caso más común era el cliente que entraba en impago de la tarjeta de crédito, se le clasificaba con la peor nota de riesgo, aunque estaba al día con el préstamo de la casa o el carro.
“Se habían creado una especie de gradas para que el impacto (en la calificación del deudor) no fuera tan severo. Esta ventaja se va a mantener de manera ”, dijo Aguilar.
Asimismo, se permitirá que la capacidad de pago de un deudor se determine según su comportamiento histórico y no el de los últimos 12 meses, tal como estaba previo a la crisis sanitaria.
Adicionalmente, se dejó de manera indefinida la posibilidad a la banca para hacer en 48 meses, en vez de 24 meses, la provisión regulatoria sobre bienes adjudicados en remate judicial o recibidos en dación de pago.
El Conassif destacó en su acuerdo que las medidas brindarán transparencia financiera y serán un insumo fundamental para preservar la confianza sobre la fortaleza de las entidades para sobrellevar esta crisis sin menoscabo en la continuidad de sus operaciones.