Las tasas de interés en colones de las tarjetas de crédito muestran, en los últimos dos años, una resistencia al movimiento registrado en la tasa de política monetaria (TPM), instrumento usado por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) para influir en el nivel de los intereses en moneda nacional.
Entre diciembre del 2021 y junio de este año, la TPM registró, primero, un periodo de 10 meses de rápido incremento, en el cual pasó del 0,75% al 9%, es decir, un ascenso de 8,25 puntos porcentuales (p. p.). Mientras que, entre marzo y junio del 2023, ya acumula una reducción de dos puntos, hasta ubicarse en el actual 7%.
Para el mismo lapso de estudio, el interés promedio de las tarjetas de crédito se movió en una banda de entre el 25% y el 30%, según la tasa activa negociada calculada por el BCCR.
De hecho, el ente emisor confirmó a La Nación que, desde marzo pasado cuando empezó a reducir la TPM hasta este mes de junio, las tasas de este producto financiero tuvieron un incremento de casi dos puntos porcentuales (p. p.).
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En contraste, los intereses en actividades como manufactura, servicios y turismo; y de la tasa básica pasiva (TBP), principal referente para los créditos en colones, más bien se redujeron.
Para establecer dicho movimiento, el BCCR midió la evolución de la tasa activa negociada (TAN), construida como un promedio móvil de cuatro semanas, para cada actividad económica.
La TAN es un promedio ponderado de las tasas de interés activas (de los préstamos) de todas las operaciones de crédito formalizadas, cada semana, entre los deudores y las entidades financieras.
El Banco Central elabora un promedio de todo el sistema financiero, la banca pública, bancos privados, cooperativas, financieras y mutuales.
El más reciente estudio sobre tarjetas de crédito, elaborado por el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), muestra que el saldo de la deuda en colones, a enero de este año, fue de ¢1.438.424 millones lo cual implicó un incremento del 5,4% respecto a los ¢1.363.808 millones, en octubre del 2022.
Adicionalmente, el MEIC registró un total de 2,7 millones de plásticos en el mercado local, es decir, 76.485 más comparado con octubre del año pasado.
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¿Qué pasa con las tasas de tarjetas?
Hay varios factores que influyen en el nivel de las tasas de interés de las tarjetas de crédito.
Sin embargo, con la creación de las tasas máximas en el territorio costarricense, con la llamada “ley de usura” en julio del 2020, los participantes en este segmento de negocio se rigen mediante este techo calculado por el Banco Central.
Para este primer semestre fue la primera vez, desde la promulgación de la legislación, que el porcentaje se elevó como consecuencia de la decisión del BCCR de elevar la TPM, durante el año anterior, para frenar la inflación.
Entre enero y junio, el interés máximo anual en colones para tarjetas de crédito se ubicó en 35,51%, desde el 33,41% entre julio y diciembre del 2022.
El exbanquero Carlos Fernández recalcó que, en tarjetas de crédito, los intereses no tienen una base de cálculo, más un diferencial o spread, sino que cada intermediario financiero dicta su nivel de tasa.
“Lamentablemente no veo (en el mercado) una competencia para bajar los intereses en tarjetas. En especial de los bancos públicos, que tienen un fondeo barato, obligar al BAC Credomatic, Promérica o Scotiabank a aplicar tasas un poco más razonables”, sostuvo.
Fernández añadió que, históricamente, los bancos atribuyeron los intereses más altos al tratarse de un producto de mayor riesgo de morosidad. Máximo porque no cuenta con garantías reales, como sucede en un préstamo para vivienda o compra de vehículo.
Justificación
Los argumentos señalados por el exbanquero fueron precisamente los repetidos por el Banco Nacional, el Banco de Costa Rica (BCR) y el Banco Popular.
BAC Credomatic, Scotiabank y Promérica —principales entidades del negocio tarjetero— no respondieron al cierre de este artículo, las consultas enviadas el pasado 20 de junio.
Reinaldo Herrera, director de Finanzas del Banco Nacional, enfatizó que los intereses de las tarjetas de crédito crecieron en 1,45 puntos, el año anterior, mientras que la TPM fue de 8,25 p. p.
“Esto podría explicarse por el hecho de que, normalmente, para estos (productos) se manejan tasas fijas, con lo cual, subidas o bajadas de las tasas de referencia las afectan menos que otras actividades”, dijo el funcionario.
Herrera añadió que la subida de las tasas máximas podría haber dado un espacio al incremento. “Pero esto es difícil comprobarlo con los datos públicos, pues en esto influye el modelo que cada entidad tiene para considerar el perfil de riesgo de crédito de sus clientes”, subrayó.
Rossy Durán, gerente Corporativa de Finanzas del BCR, comentó que la colocación de cartera en segmentos como tarjetas y consumo representa un mayor riesgo, frente a otras actividades, lo cual explica la diferencia en el nivel de tasas.
Durán señaló que los intereses activos del segmento de tarjetas disminuyeron respecto a los mostrados al inicio del 2023, cuando estuvo en casi el 30%, en el promedio, del sistema financiero.
En el caso del Banco Popular, Karla Miranda, subgerente de Negocios, dijo que las tasas en las tarjetas de crédito son mayoritariamente definidas a un nivel fijo o con periodos de revisión más extensos.
Además, reconoció que al tratarse de tasas no referenciadas y vinculadas al riesgo, los intereses tienden a mantenerse más estables.