Las tarjetas de crédito se borrarán lentamente de las billeteras de cuero de los consumidores para reaparecer con un nuevo look virtual, dentro de los dispositivos móviles.
Las nuevas tecnologías de pago, que empezaron como una amenaza para los bancos y las entidades crediticias, son ahora una potencial fuente de dinamismo.
Aunque la muerte del plástico en las transacciones es inevitable por el auge de los dispositivos electrónicos, los empresarios del sector financiero insisten en que la infraestructura que sostiene el negocio de las tarjetas de crédito marca y marcará el paso de los desarrollos tecnológicos. No al contrario.
“Los sistemas de pago móvil que han fallado es porque han intentado matar a la tarjeta de crédito y no han trabajado en conjunto”, sentencia Johnny Robles, gerente de Tecnologías de la Información del Banco Lafise.
Las tarjetas MasterCard y Visa, por ejemplo, construyeron sistemas que permiten emular el número de cuenta de la tarjeta en una aplicación para dispositivos móviles.
“Se almacena la información de manera segura y, al hacer un pago, hay un servicio para desencriptarla”, explica Jorge Fernández, director de Aceptación de MasterCard Centroamérica.
El reto para las entidades está en tejer fuertes redes entre la tecnología y la gran infraestructura que está detrás de ese plástico.
Para lograrlo, los bancos deben hacer un doble esfuerzo: por un lado, incrementar la seguridad de las aplicaciones, pues ahora irán a todos lados con el usuario; por otro, alcanzar una experiencia de usuario exitosa y, sobre todo, sencilla.
“Es como ponerle un montón de candados a la casa y luego tener que sacar un montón de llaves para tener que abrir. Eso es lo que no queremos”, agrega Carlos Melegatti, director de la División de Sistemas de Pago del Banco Central.
Costos. El gasto en que incurren los usuarios por hacer trámites electrónicos es otro de los retos por vencer por parte de las entidades.
El Banco Central impulsa la implementación de un monedero electrónico que permite hacer transacciones entre pares con solo enviar un mensaje de texto, sin costo adicional, hasta los ¢50.000.
Funcionarios del Banco Nacional, el BAC San José y el Banco de Costa Rica comenzaron a probar el sistema durante este año. La población tendrá acceso a él entre finales del 2014 y principios del 2015.
En una segunda etapa, la plataforma funcionará para realizar pagos en comercios.
En el mundo también hay otras tecnologías que ni siquiera necesitan de cuentas bancarias para las transacciones, sino que se valen de la facturación celular. Con ello también deben lidiar los bancos.
Estas y otras iniciativas apuntan a los jóvenes que nacieron en un mundo digital y que serán los consumidores del futuro.
“Es una oportunidad para bancarizar a los menores”, comenta Alejandro Rubinstein, gerente de Canales del BAC.
Serán ellos quienes terminen por desplazar a las tarjetas de banda magnética, aunque los especialistas descartan que esto suceda en el corto plazo en el país.
Antes, deberá existir una adaptación a la tecnología que toma tiempo pero, sobre todo, requerirá de políticas que logren cerrar la brecha digital.