La Corporación Yanber escondió a los bancos, por al menos cuatro años, la crítica situación financiera que enfrentaba la empresa fabricante de plásticos, que la llevó al borde la quiebra.
En setiembre del 2011, un informe interno de la compañía de la cual tiene copia La Nación, reveló el uso de doble contabilidad, facturación fantasma y una planilla oculta, entre otras anomalías, que llevaron a la compañía a un proceso concursal para evitar la quiebra, en junio del 2015.
Así lo reveló, este 29 de enero, el diputado oficialista Ottón Solís en la Comisión Investigadora de Créditos Bancarios de la Asamblea Legislativa.
El legislador dio a conocer un documento titulado Yanber S. A.: La encrucijada final, elaborado por Yanber en enero del 2012, durante la comparecencia de Gerardo Corrales, exgerente de BAC San José.
El informe, de 60 páginas, preparado cuando la empresa era de Samuel Yankelewitz, hace una detallada descripción de la deficiente gestión operativa de la compañía y sus subsidiarias.
La Nación pidió al expropietario su posición ante las revelaciones hechas en el Congreso, pero no hubo respuesta al cierre de esta nota.
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En enero del 2016, Yankelewitz dio el 100% de las acciones de la empresa en dación de pago a un grupo de 50 acreedores en los que destacan 11 bancos privados –locales y extranjeros– y cuatro públicos.
La empresa hoy es administrada por los empresarios Francis Durman y Allan Rodríguez.
Otra realidad
Entre las principales revelaciones del informe están que Yanber tenía una doble contabilidad.
Por ejemplo, en octubre del 2011, la empresa afirmaba en sus estados financieros que el patrimonio ascendía a $26 millones; pero realmente era de -$7,8 millones, según el informe elaborado por la propia empresa.
La diferencia radica en que la Corporación adujo deudas a proveedores y bancos por $47,5 millones; pero realmente eran de $63 millones.
El exgerente del BAC aseguró, ante los diputados, que a las entidades bancarias les presentaban estados financieros ficticios, desde el 2011; pero supieron de la realidad de la empresa hasta cuando se inició el proceso judicial para evitar la quiebra.
"Nos presentaban estados financieros falsos, para los bancos no había manera de salvarse porque la información que nos daban era la auditada. Sin duda, el objetivo siempre fue obtener dinero de la banca", afirmó Corrales.
El exbanquero confirmó que Yankelewitz era quien negociaba directamente las líneas de crédito revolutivas.
"La negociación siempre era con Samuel Yankelewitz quien se hacía acompañar por el gerente financiero de ese momento, Gerardo Sandí. Al gerente general (Ronald Soto) lo conocí hasta el proceso concursal", afirmó el exgerente bancario.
BAC Credomatic entregó $5,4 millones a Yanber. De dicho monto, $4,3 millones fueron otorgados con aval de Yankelewitz y $1,2 millones con garantía real, de una resina importada por la empresa.
El Banco de Costa Rica (BCR) también confirmó que nunca visualizaron alguna anomalía en la información financiera auditada de Yanber, presentada para el análisis de los créditos. La entidad le prestó al fabricante de productos plásticos, $11,7 millones.
"Los problemas en la contabilidad se detectan posteriormente a la apertura del concurso cuando se hacen los estudios respectivos", confirmó la entidad bancaria, por escrito.
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El Banco Nacional detalló que no puede referirse en detalla al caso, debido a que la empresa aún es cliente; pero recalcó que ante el Ministerio Público hicieron las gestiones legales de este caso.
El BCR, Nacional y Bancrédito aceptaron, en el proceso concursal, reestructurar las condiciones crediticias a la nueva administración de Yanber, para elevar el plazo de las operaciones a 25 años y modificar la tasa de interés en dólares para iniciar en 2% y llevarla al 6% en cinco años.
Los tres bancos públicos dieron $24 millones a la Corporación Yanber.
Descontrol y debilidades
El informe elaborado por la Gerencia de Yanber, en el 2012, señala una deficiente gestión operativa en la que ningún director o ejecutivo brindaba información y actuaban bajo su propio interés.
"Se facturaban pedidos fantasmas que se despachaban hasta 12 meses después, con las correspondientes consecuencias de inventarios y flujo de caja", se reseña en el documento.
El documento recalca con contundencia: "No hay cara en que persignarse, esto es un mal de todos. En fin, la empresa estaba 'secuestrada' y vive en la mentira".
Además, revela que había tres tipos de planillas y solo en dos se reportaban cargas sociales e impuesto de renta; más una cuarta oculta donde se repartía ‘plata como en feria’.
El documento, entregado como parte del proceso concursal, fue claro en que la salvación para Yanber era el rescate financiero o la venta, pues el cierre no era una opción por las implicaciones legales.