El crecimiento abultado en la cartera de créditos en dólares, principalmente por el aporte de los bancos públicos, atrapan la atención del Banco Central y el regulador del sistema financiero.
Ambas partes examinan los riesgos del incremento en los préstamos en moneda extranjera, principalmente previendo las consecuencias de un cambio en el entorno internacional, o en la economía local.
La cartera de créditos en dólares de los bancos públicos, con corte a setiembre pasado, creció en un 29,4% respecto del mismo mes del año pasado. En los bancos privados el incremento para el mismo periodo fue de un 11,1%.
Uno de los peligros de la alta dolarización de las carteras crediticias, según la última revisión del Programa Macroeconómico, sería una salida súbita de capitales que conduzca a incrementos no deseados en las tasas de interés. Además, preocupa que el Banco Central tenga que otorgar crédito en dólares para mitigar dicha presión, con la limitación de que el ente no es prestamista de última instancia en esa moneda.
“La revisión del Programa señala un incremento en ciertos riesgos, sobre todo en el crédito en moneda extranjera que se concede a deudores cuya principal fuente de ingresos no es en la moneda extranjera, les hemos venido dando seguimiento a esas variables”, explicó Róger Madrigal, funcionario de la División Económica del Central.
Según este funcionario, en los datos preliminares de octubre, se observaba una leve reducción en el crédito en moneda extranjera. “Este momento es prematuro para actuar; el Banco continúa observando y de acuerdo con los objetivos principales y subsidiarios, y si la situación lo amerita, hará los ajustes en su política que considere oportunos”, respondió ante la consulta de este diario.
Impacto en deudores. Entre los principales afectados ante un eventual desbalance provocado por la alta dolarización del crédito, se encuentran los deudores, quienes están expuestos al riesgo cambiario –por movimientos abruptos en el precio del dólar– o al incremento en las tasas de interés.
En ambos casos, las cuotas de los créditos en moneda extranjera podrían subir y golpear en mayor medida a quienes generen ingresos únicamente en colones.
“El endeudamiento en dólares es un tema que siempre nos preocupa, fundamentalmente desde la óptica de asegurarnos de que los bancos están debidamente valorando las exposiciones cambiarias de sus clientes”, explicó José Luis Arce, presidente del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif).
La prioridad de los supervisores es que el sistema financiero minimice los efectos que pueda tener un cambio en el valor del dólar sobre la morosidad y el deterioro de los activos bancarios que están asociados a las fluctuaciones de la divisa.
El incremento en los préstamos dolarizados se dio pese a la restricción al crecimiento del crédito que mantuvo el Banco Central entre febrero y julio anteriores, y que limitaban la expansión de las carteras en moneda extranjera.
Demanda de recursos. La banca, por su parte, alega que el sector privado es el que demanda los créditos en moneda extranjera.
“La demanda de recursos en dólares por parte del sector productivo sigue creciendo, fundamentalmente por parte de las empresas generadoras de divisas o de no generadores de bajo riesgo”, comentó Mario Rivera, gerente del Banco de Costa Rica (BCR).
Agregó que la diferencia de tasas de interés entre dólares y colones es uno de los principales motivadores para la preferencia por los dólares en el sector empresarial.
Esto también sostiene el Banco Nacional, que además dispone ahora de $400 millones para colocar en créditos, tras la emisión de bonos por $1.000 millones que hizo la semana anterior.
No obstante, la creciente necesidad de financiamiento en dólares por parte de las empresas podría llevar a un incremento de las tasas de interés internas en esa moneda.
En agosto, el Conassif aprobó 11 nuevos reglamentos, uno de los cuales se dirige a los créditos en dólares para los no generadores de dólares. Estos entrarán a regir, paulatinamente, durante el 2014.