Cada nómada digital que decide viajar a Costa Rica, para convertir alguno de sus destinos turísticos en su “oficina” junto a su familia, le puede inyectar a la economía del país ¢15 millones por semestre.
Así lo estimaron Rubén Acón, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), y Carlos Ricardo Benavides, diputado liberacionista que impulsa un proyecto de ley para atraer a estos viajeros.
El dato fue expuesto, la noche de este martes, en el foro virtual Nómadas Digitales, organizado por La Nación y patrocinado por la firma internacional Fragomen.
El concepto de nómada digital se refiere a las personas que deciden hacer su trabajo desde cualquier parte del mundo, siempre que cuenten con una buena conexión a Internet.
Aunque no se tienen datos exactos sobre cuántos visitantes de este tipo viven en Costa Rica, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) calcula que la cifra ya podría rondar entre 3.000 y 4.000.
También formaron parte de la actividad Gustavo Segura, ministro de Turismo; la abogada Leonor Echeverría, socia para la región de Latinoamérica y Caribe de Fragomen; Diego Salto, socio de la firma de abogados Consortium Legal, así como Lizbeth Olmos y su hijo Fabián Peñaranda, propietarios del hotel Campo Verde, en La Fortuna de San Carlos.
Los ponentes debatieron sobre la importancia de adaptar la legislación costarricense para conquistar a estos singulares visitantes de alto perfil profesional y salarial, en momentos en que la pandemia de la covid-19 desató en el mundo esta nueva modalidad de turistas.
Unos 13 países —entre ellos Croacia, Georgia, Islandia, Bermudas y Bahamas— ya han reaccionado, impulsando visas y programas especiales para retener a estos viajeros.
Costa Rica quiere entrar en la competencia por conquistar a estos turistas de larga estadía y, por ello, el Congreso discute el proyecto de ley 22.215, para darles facilidades en materia migratoria y tributaria, a fin de proveerles condiciones que los hagan querer quedarse por más tiempo en nuestro país.
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Turistas de alto perfil
“Se estima que un nómada digital, con su familia, en seis meses, puede dejar un ingreso de ¢15 millones de colones a la economía costarricense”, comentó el diputado Benavides.
¿Cuáles son las principales características de un nómada digital?
Puede tratarse de cualquier tipo de profesional; puede tener patrono o ser trabajador independiente.
Son personas que, aunque vienen a hacer teletrabajo, también buscan realizar actividades propias del turista, pero con la diferencia de que se relacionan con las comunidades donde se hospedan.
Tienen mayor potencial económico que un turista tradicional, o bien, su inversión es exponencial, pues utilizan servicios no tradicionales. Van a salones de belleza, gimnasios, pagan consultas con especialistas como médicos y psicólogos, gastan en alternativas de educación y hasta en contratos de alquiler.
Según el ministro de Turismo, Gustavo Segura, el ingreso promedio anual del turista tradicional en Costa Rica va de $80.000 (¢50 millones) a $120.000 (¢74 millones) anuales.
En cambio, el ingreso de un nómada digital oscila entre los $100.000 (¢62 millones) y $200.000 (¢124 millones) anuales.
Por eso, considera importante crear mecanismos para que se queden en nuestro país la mayor cantidad de tiempo posible.
Se estima que estos trabajadores llegan a hospedarse en suelo tico hasta por un año.
“Sin tener una legislación agresiva de atracción, podría estarse hablando de entre 3.000 y 4.000 turistas de este tipo. Con una legislación para atraerlos, serían muchos más”, expresó el ministro.
Recientemente, el país aprobó un decreto que extenderá la visa turística de algunos visitantes, la cual tiene una duración normal de tres meses.
Los permisos de algunos turistas estaban próximos a vencerse y esta iniciativa les permitirá permanecer en el país por tres meses más, de marzo a junio.
Desde que se habilitó ese decreto, el 1.° de marzo de 2021, el ICT ha emitido 2.500 aprobaciones de seguros médicos para turistas.
“Puede inferirse que muchas de esas personas son nómadas digitales”, explicó Segura.
Los nómadas digitales buscan acercamiento con la naturaleza. Por eso, les son muy atractivas las zonas costeras y los hoteles de montaña, comenta Rubén Acón, presidente de Canatur.
Una particularidad de estas personas es que no se quedan en un solo sitio. Hoy pueden estar en una playa del Caribe y, mañana, deciden irse para La Fortuna de San Carlos por una semana.
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Flexibilidad migratoria y fiscal
Actualmente, uno de los grandes inconvenientes que afrontan los nómadas digitales en Costa Rica es el hecho de que la visa turística de nuestro aquí tiene una duración de tres meses.
Pasado ese tiempo, las personas se ven obligadas a salir de nuestras fronteras —normalmente lo hacen a Panamá o a Nicaragua— y regresar días después para que les sea renovado dicho permiso de estadía por tres meses más.
Tal diligencia representa un inconveniente para estos viajeros, quienes, justamente, escogen destinos como Costa Rica por la paz que les supone trabajar desde un ambiente en conexión con la naturaleza.
Ese contratiempo le resta competitividad turística al país, opinan los participantes en el foro.
“La política migratoria puede atraer inversión y eso es lo que se pretende con este proyecto de ley”, expuso Leonor Echeverría, socia para la región de Latinoamérica y Caribe de Fragomen, bufete especializado en materia migratoria.
La iniciativa de ley propone darles visa a los nómadas digitales, a sus parejas y a sus familiares, hasta por un año, con la posibilidad de prorrogarla por el mismo periodo.
Lizbeth Olmos y su hijo Fabián Peñaranda Olmos, propietarios del Hotel Campo Verde, en La Fortuna de San Carlos, se adelantaron a la pandemia y, en el 2019, empezaron a apostar por turistas del tipo nómadas digitales.
Ellos afirman que, con regularidad, contemplan situaciones de estrés entre sus clientes, debido a la limitante de los tres meses de duración de la visa.
Lo han visto con viajeros mexicanos, estadounidenses y alemanes, contó Lizbeth, “que tienen que salir de Costa Rica un día cada tres meses y volver a entrar al día siguiente”.
Adicionalmente, el proyecto de ley libraría a los nómadas digitales del pago del impuesto sobre la renta por los ingresos que reciben de sus trabajos fuera de Costa Rica.
Para Diego Salto, abogado de Consortium Legal, es positivo que el proyecto de ley, en su artículo número 16, establezca que no se cumplirían los requisitos actuales de residencia fiscal en Costa Rica para los nómadas digitales.
La residencia fiscal consiste en que una persona con más de 183 días de estancia en el país se considera un residente fiscal y, por lo tanto, es sujeto del pago de impuestos como el de renta.
Los nómadas pagan impuesto de renta en los países donde están contratados. Cobrarles aquí significaría una doble imposición. Lo que sí pagarían en Costa Rica, como cualquier otra persona, son los tributos normales al consumo, como el impuesto al valor agregado (IVA).
Según el texto de ley, los nómadas digitales también podrían ingresar al país con los equipos necesarios para laborar, por ejemplo, computadoras, exentos del pago de gravámenes de importación.
Además, tendrían la posibilidad de abrir cuentas bancarias y se les permitiría conducir con la licencia de su país de origen.
El texto de ley exige un ingreso mínimo de $3.000 (¢1,8 millones) por trabajador, en caso de venir solo, y de $4.000 (¢2,5 millones) si llega con la familia.
Se solicitaría tener un seguro médico privado que cubra a la persona durante toda su estancia en Costa Rica.
‘No vienen a desplazar mano de obra local’
Entre las principales preocupaciones de los participantes en el foro, se encuentra el hecho de que ya el proyecto tiene detractores, explicaron Rubén Acón y Leonor Echeverría.
“Ya hay objeciones al proyecto. Se está tratando de ver a estas personas como trabajadores locales; pero son turistas. La diferencia es que estos turistas no se quedan tres meses, sino un año”, defiende el presidente de Canatur.
En tanto, la abogada expresó: “El nómada digital es un tipo de turista no tradicional que no viene a desplazar mano de obra local y, por lo tanto, el proyecto no debería considerarse como controversial, sino que, más bien, viene a beneficiar a un sector de la economía que ha sido duramente abatido por la pandemia”.
Según Canatur, el ingreso del sector turístico está actualmente entre el 20% y el 25% de lo que percibía antes de la pandemia.
Junto a las limitaciones migratorias, Costa Rica tiene el reto de proveer buena conexión de Internet a estos visitantes, la cual no siempre llega a todos los destinos turísticos del país.
A ello se suma la necesidad de “pensar en un turismo comunitario ligado a los nómadas digitales”, sugiere Fabián Peñaranda, del Hotel Campo Verde, La Fortuna de San Carlos.