La carrera espacial va más allá de las naves y los astronautas, es un entorno amplio donde confluyen la tecnología y la ciencia. Centroamérica está dando avances en este campo, a través de innovaciones e investigaciones.
En 2018 Costa Rica lanzó hacia la órbita espacial su primer satélite, el Batsú-CS1 en mayo de 2018 y repitió la hazaña en noviembre de 2022, con el lanzamiento del dispositivo Musa. Guatemala lo logró en marzo de 2020, con el satélite Quetzal 1 . Todos con inteŕes de investigación científica.
Sin embargo, el campo espacial ha traído consigo el desarrollo de iniciativas de emprendimiento en la región y ha despertado el interés en su promoción por parte de los especialistas, lo que ha conllevado a realizar en Costa Rica el Primer Congreso Espacial Centroamericano.
Katherine Herrera, de 25 años, es presidenta de la Asociación Guatemalteca de Ingeniería y Ciencias Espaciales (Agice) y directora de la empresa Verne Technologies, la cual fundó hace ocho años y que se dedica a la fabricación de microsimuladores de gravedad conocidos como clinostat, un dispositivo con el que ha venido desarrollando investigaciones para buscar solución a la plaga del hongo Fusarium en el banano.
Herrera explicó que la innovación lograda, que se encuentra en proceso de registro de patentes, realiza estudios preliminares con dispositivos que representan un avance y ahorro combinados, frente a las investigaciones que se harían en el espacio, que implican enorme costo.
Los microsimuladores de gravedad generan un ambiente similar al del espacio, lo que facilita la realización de pruebas científicas en los laboratorios.
Indicó que una vez logrados los resultados a través de estos dispositivos, ya podrían ser validados en el ambiente espacial, idóneo para corroborar la reacción de los microorganismos en ese ambiente y de esa manera recopilar potenciales alternativas de solución.
Las pruebas en el espacio se realizan en la Estación Espacial Internacional (EEI) en un ambiente de microgravedad donde los hongos y bacterias potencializan su resistencia para sobrevivir, lo que contribuye a realizar los estudios para combatirlos.
El dispositivo creado por Herrera tiene un costo que oscila entre los $500 y $30.500. La contribución a la que apunta es garantiza el 50% de los resultados de las investigaciones con lo que se reducen los costos de envío para las pruebas que se realizan en la EEI. Los microsimuladores de gravedad son dispositivos de escritorio.
Herrera, licenciada en Bioquímica y Microbiología, empezó el proyecto hace seis años. “Con este dispositivo ya estaremos seguros que el experimento en la EEI va a funcionar”, señaló. Explicó que los costos del envío se logran reducir haciendo alianzas y colaboraciones con grandes compañías internacionales que también envían sus experimentos a la EEI.
Indicó que ya han logrado resultados preliminares en el estudio del Fusarium pero se requiere el envío a la EEI para validar la solución. Las pruebas de validación se realizaron a través del viaje suborbital de dispositivo Musa, donde Herrera es parte del equipo directivo del proyecto.
El hongo Fusarium tiene tres variedades, una de ellas, el Fusarium 4 se ha convertido en un peligro mundial para la producción de banano, y Costa Rica no está exento de la amenaza.
Nueva revolución industrial
Herrera comentó que a los centroamericanos les corresponde tomar acciones para buscar soluciones a través de la ciencia espacial, es el caso de las plagas y enfermedades de los cultivos agrícolas. Por otro lado, las empresas de esta industria generan muchos empleos, lo que reviste de importancia económica al sector.
Consideró que en la región hay capacidades técnicas y científicas para desarrollar este ámbito, y además que se requiere educar sobre este tópico, porque el espacio tiene soluciones a problemas que enfrenta la humanidad y ya hay evidencia.
Luis Zea, profesor adjunto de la Universidad de Boulder de Colorado, refirió que la industria del espacio genera sinergia entre los gobiernos, las empresas y la academia, por lo que la región centroamericana requiere desarrollarla para aprovechar este momento, en el que se observa un incremento de las inversiones privadas en el sector, lo que calificó como una “nueva revolución industrial”.
Dijo que Centroamérica tiene el potencial para desarrollar la ciencia espacial. “Ya vemos cosas que hace cinco años no existían”, comentó en referencia al lanzamiento de los satélites logrados por Costa Rica y Guatemala con fines científico.
Zea, de origen guatemalteco, es parte del comité organizador del I Congreso Espacial Centroamericano, que se realizará del 12 al 14 de setiembre en San José Costa Rica, en la que están programadas más de 100 ponencias y contará con la participación de agencias espaciales de varios continentes.
Los costarricenses Melania Guerra, Andres Mora y Leonora de Lemos de la Universidad de Costa Rica, son parte del comité organizador del congreso, junto al hondureño Javier Merjuto de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y la guatemalteca Katherine Herrera.
Zea indicó que Merjuto lidera el proyecto Morazán que involucra universidades de Costa Rica, Honduras y Guatemala para el lanzamiento de un próximo sátelite.