“La economía de China se hunde”, suele afirmar Donald Trump. Con las amenazas de imponer más aranceles a todas las importaciones de productos chinos, el presidente estadounidense espera obligar al gigante asiático a firmar un acuerdo comercial.
La guerra comercial se sumó a los múltiples desafíos a los que se enfrenta la segunda economía mundial: desaceleración del crecimiento, sobreendeudamiento y empresas públicas ineficaces y deficitarias.
En ese contexto, las nuevas sanciones que Trump prometió podrían golpear duramente a la economía china, según los analistas, que esperan no obstante que Pekín siga firme en su postura, a la espera de tiempos mejores.
Antes incluso de que Trump amenazara con nuevos aranceles, el presidente chino, Xi Jinping, reconoció que la situación era “compleja” pero que había que “resistir”.
"Cada vez que el Partido Comunista admite algo, la realidad suele ser mucho peor", consideró el gabinete SinoInsider.
Xi Jinping asegura que "el barco de la economía china [puede] hacer frente a las olas", pero el crecimiento decayó en el segundo trimestre, marcando su rendimiento más bajo en al menos 27 años, al 6,2%.
Y, lo que es peor, "hay muchas posibilidades de que la economía china vaya, de hecho, mucho peor", apuntó SinoInsider, poniendo en cuestión las estadísticas nacionales.
Factores internos
Las últimas cifras no son muy alentadoras. En julio, la actividad manufacturera se contrajo por tercer mes consecutivo, por la bajada de pedidos para la exportación.
Al mismo tiempo, el mercado de trabajo se degradó a su ritmo más rápido en cinco meses, con las empresas recortando en plantilla para reducir costes, según el grupo de medios financieros Caixin.
Pero las sanciones comerciales estadounidenses no son la única causa.
"Al contrario de lo que afirma Trump, la desaceleración de la economía china se debe principalmente a factores internos", matizó Max J. Zenglein, del Mercator Institute for China Studies (Alemania).
Sin embargo, la próxima salva de aranceles, que debería llegar el 1.° de septiembre, “será un electroshock” para el sector manufacturero, indicó Rajiv Biswas, del gabinete IHS Markit, recordando que Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones chinas.
"El sector de la electrónica es particularmente vulnerable, pues muchos productos exportados a Estados Unidos, como los celulares inteligentes, estarán sometidos a esta nueva serie de tasas aduaneras suplementarias", advirtió.
Firmeza
Aunque la economía sufra, nada parece indicar que Pekín vaya a ceder a las exigencias de Washington, algunas de las cuales, como la eliminación de las subvenciones a las empresas públicas, podrían incluso socavar la estructura del régimen comunista.
Así, el Gobierno chino debería tratar de ganar tiempo, esperando -como critica Trump- que el año próximo se elija un presidente más conciliador.
Así, Pekín podría optar por dejar que se desvalorice su moneda para apoyar sus exportaciones. Se trataría pues de una "palanca" suplementaria en las negociaciones con Washington, indicó Ken Cheung, estratega en Mizuho Bank.
China cuenta con otra opción, que las autoridades han descartado hasta la fecha: una política de relanzamiento de la economía a través de las inversiones masivas.
Pero esto podría hacer que "aumenten los riesgos financieros", matizó Shi Yinhong, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad del Pueblo de Pekín, recordando que China da una gran importancia a la reducción de la deuda.
Para depender en menor medida de las exportaciones, Pekín intenta cambiar su modelo de crecimiento, incentivando el consumo interno.
Pero esto "solo puede funcionar subiendo los sueldos", lo que perjudicaría a la competitividad, indicó Raymond Yeung, del banco ANZ.
A nivel político, ante la inminencia del 70º aniversario de la fundación de la China comunista, el 1 de octubre, parece difícil que Xi Jinping vaya a ceder ante el presidente estadounidense.
Con sus nuevas amenazas, Trump “reduce la posibilidad de un acuerdo” con China, consideró Louis Kuijs, del gabinete Oxford Economics. Al contrario, Pekín se mostrará “más decidido a prepararse de cara a tensiones económicas a largo plazo”.