Buenos Aires. Vivía en una casa propia, tenía una familia y hasta un empleo, pero desde hace unos días una acera de la capital argentina se convirtió en su hogar al igual que le ocurre a otros tantos miles de argentinos arrojados a la miseria por la crisis económica.
Sentado en un enorme sillón instalado contra la pared de un viejo edificio a solo 100 metros del Congreso y rodeado de colchones, sillas y bolsas, José Ramos de 43 años recuerda con tristeza aquellos días en que daba una limosna a quienes ocupaban la misma vereda que ahora lo alberga.
"Es la primera vez que me pasa esto, nunca pensé que algo así me podía tocar a mí. Siempre pasaba por acá, me pedían alguna moneda para comprar comida y les daba... Ahora les tuve que pedir que me dejaran quedarme acá con ellos porque no tengo trabajo ni plata, ni donde ir", dijo.
Como José, unas 1.300 personas duermen en las calles de Buenos Aires, según un estudio del programa Buenos Aires Presente (BAP) del gobierno de esta ciudad, que se ocupa de asistir a personas que no tienen un techo.
En diciembre el organismo había detectado unos 1.100 indigentes viviendo al aire libre, pero la agudización de la crisis económica hizo aumentar esa cifra en más del 20 por ciento en apenas dos meses.
La capital argentina es apenas una postal de una escena que se repite en todo el país, donde casi la mitad de los 36 millones de habitantes viven bajo la línea de pobreza y una de cada tres personas en edad de trabajar no tiene empleo.
"Estamos hablando de entre 100 o 200 personas más. Es un número muy alto en dos meses", explicó la psicóloga Patricia Malanca, coordinadora del BAP.
"Lo que encontramos que nos resultó muy llamativo es clase media empobrecida, gente que ha sido comerciante o ha tenido negocio o trabajado en fábricas o en empresas y la situación económica hizo que perdieran su empleo o el comercio", señaló Malanca.
Separado de su esposa, quien vive con los cinco hijos del matrimonio en las afueras de Buenos Aires, José se alojaba en un hotel de la capital. Pero, tras quedarse sin empleo en la empresa de seguridad donde trabajaba, fue desalojado y obligado a vivir en la calle.
Cuesta abajo
Las familias de los estratos más bajos de la sociedad son otras víctimas de la debacle económica que dejó al país prácticamente sin recursos para planes sociales.
"Nos ha llamado la atención un mayor número de familias en la calle desde diciembre. Esto va de la mano del deterioro social", dijo Elvio Ramos, funcionario del oficial Consejo Nacional de Niños, Adolescencia y Familia.
"Estamos recibiendo el emergente de situaciones socialmente precarias de un año a la fecha. El fenómeno empeoró ahora, pero es una situación que se fue gestando", destacó.
Malanca explicó que "se trata de gente de clase baja a la que echan de los lugares donde viven". Muchas de estas familias, según explicó la psicóloga, han sido desalojadas de casas usurpadas, engrosando el ejército de habitantes de las calles porteñas.
Según datos oficiales, unas 150.000 personas viven en edificios usurpados en la capital argentina, donde residen 2,76 millones de habitantes.
Los "sin techo" se han venido instalando en zonas urbanas donde el tránsito de personas es mayor, lo que les facilita el acceso a las limosnas de los transeúntes, pero la crisis económica arrasó también con ese último recurso.
"Nos quedamos sin casa. Venimos de la provincia porque pensamos que acá nos iba a poder ayudar un poco la gente, pero ya nadie tiene plata ni para limosnas", explicó Sandra.
Sandra tiene 25 años, dos hijas y un esposo. Esta familia vive en una plaza frente a una estación ferroviaria que conecta la capital argentina con su cordón urbano.