El 60% de los hogares de Costa Rica, unos 921.000, tienen al menos una deuda, según reveló la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos que elaboró el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en el 2018, y cuyos primeros resultados divulgó este jueves 13 de noviembre.
El porcentaje de hogares con al menos una deuda varía según el nivel ingreso.
En el 20% de hogares de menor ingreso (I quintil), el porcentaje de familias con al menos una deuda es de 41%, en el II quintil es de 56%, en el III quintil de 59,4%, en el IV quintil de 69,4% y los del V quintil es de 74%.
Danilo Montero, director de la Oficina del Consumidor Financiero, comentó que aunque el último quintil tiene el mayor porcentaje de hogares con al menos una deuda, eso no quiere decir que estén sobreendeudados.
“Nuestra impresión es que en el II, III y IV quintil es donde están los problemas de sobreendeudamiento”, dijo Montero.
Argumentó que los hogares del I quintil tienen menos acceso al crédito y los del V quintil tienen más acceso a educación o un nivel de ingreso que les permite llevar mejor el endeudamiento y, por lo tanto, los más atacados por quienes prestan son los del medio.
De acuerdo con el estudio, el pago promedio mensual por créditos es de ¢200.835, en el caso de los hogares que tienen deudas.
¿Con quién tiene préstamos los costarricenses? El 30,1% con empresas comerciales (por ejemplo, tiendas de electrodomésticos o agencias de carros), 28,7% con entidades financieras, el 14,2% son de vivienda; 9,8% con tarjetas de crédito y 9% con prestamistas y otros. Los hogares pueden tener más de un tipo de deuda.
Por tipo de deuda y por quintil de ingreso se nota que hay 151.000 familias que tienen deuda con tarjeta, excluye a los que hacen el pago mensual de contado, de los cuales cerca de 4.600 pertenecen a la gente más pobre (I quintil) y cerca de 60.000 al último quintil.
¿Qué consumen los hogares?
Además del endeudamiento, la encuesta arroja información sobre el consumo y el ingreso de las familias.
En consumo, los hogares del país, gastan, en promedio, ¢575.715 al mes.
Mientras tanto el ingreso promedio corriente bruto mensual es de ¢951.827 al mes; estos son los ingresos frecuentes y regulares que las familias reciben, de los cuales las entradas por salario representan un 62%.
Otros gastos son los de no consumo, que son, por ejemplo, contribuciones sociales e impuestos y eso suman, en promedio, ¢122.149, y los de capital, como compra de vivienda y cuotas por pagos de préstamos, que alcanzan, en promedio, los ¢187.000; de esos ¢117.000 son por pago mensual de deudas, en general, en todos los hogares.
Hannia Chaves, coordinadora de la Encuesta, explicó que de los ¢575.715 en consumo, el gasto más importante es en alimentos y bebidas no alcohólicas, con 24%, le siguen el transporte, con 15,7% y vivienda con 12,1%.
La estructura del consumo varía según el nivel de ingreso del hogar.
De acuerdo con la encuesta, para el I quintil (los de menos recursos) su gasto de consumo más importante es en alimentos y bebidas no alcohólicas, con 37,7% del total de gasto, mientras que en el quintil V es de 16,1%.
El 16,1% no quiere decir que gasten menos en alimentación, sino que dedican menos de su gasto total a este rubro, porque les alcanza para comprar, también, otros bienes y servicios.
Del estudio es posible obtener una medición de desigualdad del gasto. Según la Encuesta, los hogares del I quintil concentraron el 10,1% del total de gasto y el último quintil (los de mayor ingreso), 39%.
Las encuestas de hogares proporcionan información sobre la composición del presupuesto de las familias residentes en el país, mediante el conocimiento de sus ingresos y su destino en la adquisición de bienes y servicios.
Para realizar la edición 2018 de este estudio se visitaron 9.828 viviendas desde febrero del 2018 hasta marzo del 2019, de las cuales se obtuvo respuesta del 80,4%.
Los resultados de esta encuesta se utilizarán para actualizar otros indicadores importantes; por ejemplo, se hará una nueva lista de los bienes y servicios a los cuales se les sigue el precio mensualmente para realizar el índice de precios al consumidor, también para hacer una nueva Canasta Básica Alimentaria, que se usa para medir la pobreza y para medir el consumo de los hogares dentro de la producción nacional.