El costo de la canasta básica alimentaria, que había bajado o enfrentado alzas interanuales menores al 1% entre febrero del 2016 y mayo del 2017, comenzó a repuntar a partir de junio del 2017.
Esta canasta contiene el grupo de alimentos básicos que consumen los costarricenses, representa un mínimo alimentario para los hogares y se utiliza en una de las mediciones de pobreza.
Algunos subgrupos de productos cuyo valor se aceleró en los últimos meses son las carnes de cerdo y pollo, el pescado, el huevo y las leguminosas, que son los frijoles negros y rojos. Vea gráfico.
Para agosto del 2017 dicha canasta alcanzó un valor de ¢46.300, un incremento de 1% respecto al valor de agosto del 2016. En julio, el aumento fue de 2,3%. Vea gráfico.
El repunte golpea más a los hogares de menores ingresos, pues en ellos el gasto en comida es muy importante respecto a sus erogaciones totales.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos del 2013, los hogares más pobres (el 20% que menos ingresos recibe) dedica un 37,5% de su gasto total promedio a alimentos, mientras que los que más reciben (el 20% que más ingresos obtiene) destina un 13,8% a este rubro.
Impacto en medición de pobreza
El aumento de 2,3% de julio del 2017 es importante porque es el que se usa para referencia para medir la pobreza este año, por lo que este es un factor en contra para mejorar el resultado.
De esta forma, los hogares que en julio pasado recibían menos de ¢46.976 al mes se considerarán en extrema pobreza en la próxima medición, pues son familias que ni siquiera les alcanza para comprar la comida básica.
Por su parte, los hogares que en julio pasado recibían menos de ¢99.238 al mes se clasificarán como pobres. Estos cubren la comida básica, pero no les alcanza para otras necesidades básicas como vivienda o servicios básicos.
En julio del 2016 el costo de dicha canasta subió apenas 0,7% respecto a julio del 2015 y ese fue uno de los factores que contribuyó a reducir la pobreza de 21,7% en el 2015, a 20,5% en el 2016.
Ayuda estatal y baja inflación permitieron reducir pobreza
La información sobre los ingresos, que es el otro dato importante para medir la pobreza, se recolectó por medio de una encuesta en julio pasado y los resultados finales se darán a conocer el próximo mes.
Respecto a los ingresos, el ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social, Emilio Arias, advirtió de que este año hubo una serie de emergencias naturales en distritos con alta concentración de pobreza que golperon las entradas de los hogares.
"Cuando hablamos de la satisfacción de las necesidades básicas, estamos hablando también de vestido, vivienda, servicios y cuando se han dado estas afectaciones masivas, porque estamos hablando de afectaciones masivas, de 80 familias, de 60 familias, eso significa un impacto importante en la pobreza que se va a medir ahora", comentó Arias.
El investigador de la Universidad de Costa Rica, Juan Diego Trejos, explicó que la reducción de la pobreza el año pasado se sustentó en tres factores: transferencias estatales en dinero, mejora de empleo de los pobres y la variación de las líneas de pobreza.
"Las transferencias en dinero (pensiones, becas, ayudas del Instituto Mixto de Ayuda Social), fueron la principal causa de la reducción", comentó.
No obstante, la crisis fiscal indica que estas ayudas no son sostenibles por mucho tiempo. Trejos cree que quizás se mantengan este año, pero difícilmente el otro.
"Por lo tanto, una reducción de la pobreza para este año solo es esperable si hay una significativa mejora en el mercado de trabajo que aumente el empleo y los ingresos de los trabajadores menos calificados. Esto solo se produciría si hay un mayor crecimiento de las actividades agrícolas, de construcción y en menor medida de la manufactura tradicional y el comercio", consideró Trejos.
Por su parte, el economista Ronulfo Jiménez, consideró que un pronóstico es complicado porque hay una alta concentración de hogares cerca de la línea de pobreza, lo cual hace que pequeñas variaciones del costo de la canasta o del ingreso de estos hogares lleven a cambios difíciles de anticipar.