Lizbeth Olmos y sus hijos, Priscilla y Fabián Peñaranda Olmos, vivieron durante un mes en las cabañas del hotel Campo Verde, en La Fortuna de San Carlos, centro de hospedaje del cual son propietarios.
Más que de recreación, su estadía en el sitio tuvo un enfoque de negocio. Querían conocer, desde su propia experiencia, las necesidades del turista que se aloja en su hotel para hacer teletrabajo.
Entonces, en marzo de 2021, cada uno se instaló en una cabaña del centro turístico, ubicado en las faltas del volcán Arenal, y trabajó desde ahí.
“Las necesidades fueron, más que todo, a la hora de cocinar. Se necesitaba espacio. También sentí que eran necesarios más closets, entonces puse un gavetero”, comentó doña Lizbeth, quien está al frente del hotel desde su apertura, hace 15 años.
Ya se habían adelantado a la pandemia, pues en el 2019 empezaron a acondicionar las 14 habitaciones del centro de hospedaje con miras a los nómadas digitales, es decir, personas que dejan su casa u oficina para irse a hacer su trabajo desde cualquier parte del mundo, siempre que cuenten con una buena conexión a Internet.
Colocaron pequeñas cocinas en las cabañas, microondas, refrigeradora y utensilios para cuatro personas.
“Cuando vino la pandemia no solo teníamos algunas condiciones adelantadas, sino que también conocíamos las tendencias que venían. Ya habíamos hecho un presupuesto, estábamos viendo las cifras y eso nos ayudó a estar mejor preparados”, explicó Fabián.
Él y su madre participaron, el pasado martes 20 de abril, en el foro virtual Nómadas Digitales, organizado por La Nación y patrocinado por la firma internacional Fragomen.
Junto a otros ponentes, los empresarios debatieron sobre la importancia de adaptar la legislación costarricense para conquistar a estos singulares visitantes de alto perfil profesional y salarial, en momentos en que la pandemia de la covid-19 desató en el mundo esta nueva modalidad de turistas.
El servicio de Internet es la clave
La apuesta más certera, recuerda doña Lizbeth, fue a inicios del 2020, cuando llevaron el Internet a cada cabaña, pues tenían claro que uno de los principales requerimientos de los visitantes era una conexión estable.
“A vos te llega Internet a tu casa y tomás wifi, pero si trabajás en tu cuarto, podés llevar un cable con un access point (punto de acceso) hasta tu habitación y tenés ahí tu propio wifi. Quiere decir que los 100 megas (en este caso) de conexión, te los llevás, por cable, hasta tu habitación, y ahí tenés la totalidad del wifi. Gracias a eso tenemos excelente Internet”, indicó Olmos.
Dicha decisión requirió una fuerte inversión, aseguró la empresaria. Contrataron a IT Arenal, una empresa ubicada en La Fortuna que les asesoró con respecto a los equipos que necesitaban instalar para llevar el Internet a cada cabaña, les vendió el equipamiento y les brinda asesoría durante 24 horas.
“En caso de que algo pase, a la hora que sea, llamamos a la empresa IT y nos dan soporte para los clientes”, agregó la empresaria.
La transformación de su hotel también pasó por la elaboración de tarifas semanales y mensuales, que antes no tenían.
“Les hacemos precios por semana y por mes. Por ejemplo, el hospedaje del nómada digital incluye lavandería una vez por semana, limpieza dos veces por semana y parqueo. Puede ser con o sin desayuno”, aclaró.
Toda aquella adaptación contempló, desde luego, las medidas sanitarias propias de la pandemia.
Dos tipos de clientes
Los propietarios del hotel Campo Verde tienen bien identificado su perfil de clientes.
Los costarricenses que alquilan las cabañas para teletrabajar se quedan en el hospedaje por más tiempo que los nómadas digitales extranjeros.
Los primeros permanecen ahí hasta meses, mientras que los segundos llegan por un promedio de una semana y se van para otro lugar.
Según Fabián, han identificado que La Fortuna es un sitio de descanso para los nómadas digitales quienes, por lo general, tienen su lugar de residencia en otro sitio.
“Muchos viven en Nosara, en la costa de Guanacaste o también en el sur, entonces vienen a La Fortuna a conocer los alrededores de la Zona Norte. Lo curioso es que vuelven. Vienen, se van una semana para otro lugar y luego regresan”, añadió.
En cuanto a los turistas/trabajadores nacionales, todos a quienes han recibido en pandemia son hombres.
“La mayoría son profesionales, solteros o divorciados, que viven solos en San José pero prefieren pasar la pandemia en La Fortuna. No hemos tenido nómadas mujeres”, enfatizó doña Lizbeth.
Si bien algunos de ellos se quedan unos días y aprovechan los ratos libres para visitar destinos como las tradicionales aguas termales de La Fortuna, otros se instalan ahí por meses.
El primer cliente que tuvieron en pandemia fue un vecino de San José quien se hospedó por seis meses.
Otra de las habitaciones fue rentada por una familia de cuatro miembros, entre noviembre del 2020 y enero del 2021.
“Son de San José y estuvieron llegando en octubre, casi todo el mes. Ya en noviembre decidieron alquilar por tres meses. Nos dijeron: ‘que nadie toque la habitación; si venimos, bueno, y si no, también. Querían proteger su burbuja”, contó la empresaria.
El porcentaje de empleados que realiza teletrabajo se disparó de un 1,6% en el primer trimestre del 2020 a un 16,1% durante la pandemia, y el país tiene potencial para alcanzar un 34%, según lo reveló el estudio ‘Pandemia del Covid-19 un Empujón al Teletrabajo en Costa Rica, realizado por la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En cuanto a los nómadas digitales, aunque no se tienen datos exactos sobre cuántos visitantes de este tipo viven en Costa Rica, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) calcula que la cifra ya podría rondar entre 3.000 y 4.000.
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Una salida a la soledad
Los clientes cuentan a los dueños de Campo Verde que salir de su casa propia para hospedarse en un sitio donde no se sienten solos, es una opción para sortear el confinamiento.
“Lo que ellos me han dicho es que no les sirve alquilar una casa, porque van a estar igual que como están en su propio apartamento o casa: solos. Les gusta el ambiente de estar en un hotel porque, aunque con distanciamiento y el resto de medidas, comparten con otras personas y tienen todas las condiciones que tienen en la casa”, argumentó Olmos.
El tipo de arquitectura de su alojamiento también ha sido un punto a favor.
“Nuestro hotel no es un solo edificio donde están las habitaciones pegadas, sino que las cabañas están separadas, hasta con seis metros de distancia una de la otra, lo que permite un distanciamiento correcto entre burbujas”, añadió.
A ello se suma la experiencia de contacto con la naturaleza que supone el sitio. Campo Verde está ubicado en un terreno de 16 hectáreas, de las cuales, aproximadamente cinco kilómetros están dedicados a senderos. En el lugar se fomenta la observación de aves.
Los contactos del hotel son el teléfono 2479-1080, el WhatsApp 8682-5255 y el correo info@hotelcampoverde.com.