Durante siete meses consecutivos, el precio de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) ha registrado variaciones interanuales negativas, tras un periodo de incrementos continuos durante el 2022 e inicios del 2023. Este comportamiento, en parte, es reflejo de la desaceleración de la inflación general y del “efecto base” debido a las altas inflaciones meses atrás.
La reducción de los precios interanuales de la CBA comenzó en noviembre del 2022 y persistió hasta enero pasado, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Sin embargo, es a partir de julio que los datos muestran cifras negativas. Este comportamiento contrasta con la tendencia al alza de las variaciones, observada entre febrero y octubre del 2022, alcanzando un máximo del 24,08% en agosto de ese año.
La CBA incluye 52 productos para el sector urbano y 44 para el sector rural. Es un conjunto de alimentos seleccionados de acuerdo a su aporte calórico y a su frecuencia de consumo, expresados en cantidades que permiten satisfacer, por lo menos, las necesidades de calorías de un individuo.
La tendencia a la baja en el precio interanual de esta canasta se aceleró en enero del 2023, de manera similar al índice interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), indicador que examina la evolución de la inflación. No obstante, entre ambos, se mantuvo una brecha que se redujo hasta agosto pasado.
El IPC registró su primer dato negativo (-1.04%) en junio del 2023, seguido un mes después por la CBA (-0.95%). Durante este periodo, la brecha entre ambos indicadores disminuyó. A partir de agosto del 2023, la CBA experimentó una marcada caída hasta noviembre, manteniéndose en cifras negativas hasta enero.
Luis Vargas, asesor económico del Colegio de Ciencias Económicas de Costa Rica, destacó que las alzas del 2022, denominadas como “choque inflacionario”, provocaron incrementos significativos en los precios de bienes y servicios, especialmente en alimentos. Estos precios ahora sirven como base de referencia para el cálculo interanual en meses posteriores, a medida que la CBA se desacelera.
En agosto del 2022, el valor de la CBA era de ¢60.173, mientras que en enero pasado se situó en ¢57.833. Vargas enfatizó que los resultados actuales están influenciados por el efecto base de las alzas considerables del 2022. Sin embargo, también señaló la disminución de precios desde el IPC, lo cual contribuye a la tendencia a la baja.
Por otro lado, Vargas, consideró que el comportamiento entre la tendencia de la CBA y el IPC es el esperado, porque la canasta alimentaria subió más que el dato de inflación general durante el choque inflacionario del 2022.
“Ambos indicadores se van a separar al alza o a la baja, pero en este caso puntual ocurre porque la CBA tenía más margen de reducción y por eso sufren una caída más significativa, es lo esperado, a como subieron más ahora tienen más margen de reducirse a una velocidad mayor”, apuntó.
Manejo de la inflación
Vargas opinó que las autoridades han gestionado adecuadamente la inflación y prevé que el indicador se mantenga alrededor de la meta del 3% del Banco Central de Costa Rica, gracias al manejo prudente de la Tasa Política Monetaria (TPM). Actualmente, el rango de tolerancia de la inflación es de 2% a 4%.
El economista Luis Mesalles coincidió con Vargas, y señaló que la disminución general de los precios, incluyendo alimentos, se origina en la política monetaria restrictiva del BCCR, destinada a contraer la demanda. Destacó que la apreciación del tipo de cambio ha abaratado las importaciones de insumos, reduciendo los costos de producción y, por ende, los precios de los alimentos.
Mesalles explicó que los productos alimenticios, como huevo, papa, cebolla y carnes, son propensos a fluctuaciones de precios debido al comportamiento de la oferta y la demanda. En épocas de buenos precios, la oferta aumenta, presionando los precios a la baja y mencionó que en estos rubros no se requiere hacer altas inversiones para producirlos
Vargas añadió que, según análisis de esta organización, algunos productos aún mantienen precios superiores a los observados antes del choque inflacionario del 2022. Esto genera una percepción de pérdida del poder adquisitivo, especialmente en vegetales de fruto, huevos, leche de fórmula para bebé, leche líquida, café y pan salado.
Las bajas más relevantes
Entre los productos que han experimentado una disminución en los precios interanuales en los últimos meses se encuentran los tubérculos y raíces, huevos, grasas (aceite, manteca vegetal, margarina y natilla), frutas, carne de cerdo, carne de pollo y embutidos.
William Cardoza, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Avicultores de Costa Rica (Canavi), explicó que la caída en el precio de los huevos se debe a la sobreproducción y la consecuente sobreoferta en el mercado. Este ciclo se repite históricamente debido al aumento de productores y aves en producción en el país.
Señaló que el buen precio incentiva a que más personas se dediquen a producir, además por ser un rubro en el que se logran resultados después de cuatro o cinco meses del inicio de crianza de las aves. Cardoza estimó que actualmente hay un exceso de producción de 200.000 huevos diarios, por encima del punto de equilibrio de aproximadamente 3,2 millones de huevos por día.
También refirió que enero es un mes de bajo consumo, luego de un periodo de alta demanda en noviembre y diciembre, lo que provoca que haya más producto en el mercado.
Por su parte, Rigoberto Vega, presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), sobre los precios de las frutas, raíces y tubérculos, indicó que la disminución podría obedecer a un exceso de oferta por ciclos estacionales.
Vega también refirió que otra razón de la baja en los precios estaría relacionada con la apreciación del tipo de cambio que provocó que estos productos perdieran competitividad en las exportaciones y se colocaron en el mercado interno.
¿Qué esperar en el 2024?
Ambos economistas coincidieron en que, en términos generales, se espera que los precios de los alimentos se mantengan sin grandes cambios en los próximos meses. Sin embargo, no descartan factores que puedan revertir esta tendencia.
Vargas señaló riesgos para la estabilidad de la inflación, como la crisis logística en el Canal de Panamá, la guerra en Ucrania y el conflicto en el Mar Rojo que afecta el tránsito marítimo de carga y que perjudican la importación de bienes y materias primas.
En tanto, Mesalles observó amenazas en la estabilidad del precio internacional del petróleo debido a los conflictos mencionados anteriormente, lo que podría aumentar los costos de los alimentos.