Aun cuando el café de Costa Rica logra premios en el precio de compra en el mercado internacional, los productores todavía no logran vender la totalidad de la cosecha pasada debido a la saturación en la demanda que se originó en la pandemia por la covid-19. A la fecha se mantienen sin colocar cerca del 8% del volumen de la temporada 2022-2023.
“En estos momentos estamos por cerrar el año cafetalero (que va de octubre a setiembre) y hay casi 8% del café de la cosecha pasada que no se ha vendido, se va a tener que extender por un mes más el cierre de la cosecha para ver si los beneficios pueden venderlo y hacer un cierre fiscal”, indicó Fernando Naranjo Retana, representante de los productores y vicepresidente de la junta directiva del Instituto del Café de Costa Rica (Icafe).
Según los datos del Icafe, hasta el 11 de setiembre, se han vendido 1.718.567 sacos de 46 kilos (quintales), quedando pendientes de vender 132.668 quintales, lo que representa el 7,7%, un saldo cuyo valor de mercado ronda los $21 millones. Esta situación se considera atípica debido al alto interés en el café costarricense en el mercado internacional.
Durante la pandemia, los principales compradores (tostadores) de café aumentaron sus compras para asegurar sus inventarios futuros y mitigar los desafíos en el transporte de contenedores. Esta decisión impulsó los precios internacionales debido a la disminución de la oferta. Además, la producción de café en Brasil, el mayor proveedor mundial, se vio afectada por condiciones climáticas durante la cosecha 2021-2022.
Luego, como resultado del aumento mundial de la inflación, los gobiernos comenzaron a elevar las tasas de interés para combatir el fenómeno, lo que afectó negativamente el mantenimiento de los inventarios y redujo la demanda de consumo de café, explicó Juan Diego Araya Murillo, vicepresidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Café.
Sin embargo, el panorama cambió en el 2023. Con la recuperación de la producción en Brasil y el mantenimiento de las restricciones en las compras por parte de los grandes tostadores, los precios internacionales comenzaron a disminuir. Según Naranjo, este fenómeno es inusual: “Empieza a haber más café, pero las bodegas de los tostadores están llenas, lo que ha provocado que desde marzo hasta la fecha no haya demanda y el precio se haya desplomado”.
Se espera que, una vez que los tostadores comiencen a comprar, los países puedan reducir sus inventarios. Para Naranjo, esta situación pone presión sobre los beneficios en Costa Rica, que deben demostrar evidencias de venta futura para acceder a financiamiento y comprar a los productores.
Precio del café hacia la baja
El miércoles 20 de setiembre, el precio del saco de 46 kilos en el mercado de Nueva York se cotizó en $158,65 en comparación con los $228,10 registrados hace un año en la misma fecha, un caída del 30%.
Marco Araya Molina, analista de la Unidad de Estudios Económicos del Icafe, destacó la importancia de Brasil en la producción mundial de café, contribuyendo con aproximadamente un tercio de la oferta. Cualquier acontecimiento en ese país tiene un impacto significativo en los precios internacionales.
Araya Molina explicó que Brasil experimenta ciclos de cosecha, alternando entre altos y bajos. En el caso actual, y contra los pronósticos, la cosecha fue mayor que la anterior a pesar de ser considerada de ciclo bajo, debido al comportamiento natural de la variedad arábica en Brasil. Esto implica que el próximo año será un ciclo alto, lo que probablemente mantendrá los precios internacionales a la baja, si se confirman las previsiones en diciembre.
Sin embargo, el analista del Icafe advirtió de que predecir con certeza el comportamiento de los precios en el mercado de futuros es imposible, ya que solo se pueden plantear escenarios.
El Icafe informó, la semana pasada, de que los precios se vieron afectados después de que la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (Conab) aumentó su estimación de la cosecha de café arábica para 2023 a 38,2 millones de sacos de 60 kilos, en comparación con la estimación de mayo de 37,9 millones de sacos.
Una estrategia que los cafetaleros han adoptado para enfrentar la volatilidad de los precios en el mercado internacional es centrarse en la producción de cafés de especialidades, que obtienen mejores cotizaciones debido a los procesos particulares de producción. Sin embargo, también están sintiendo los efectos de la baja demanda.
Matías Monge, administrador de la finca San Isidro Labrador en la zona de Los Santos, señaló que aunque los precios de los cafés de especialidades no se comportan de la misma manera que los de la producción convencional, también anticipa una disminución debido a la reducción en las compras en el mercado internacional, un efecto que atribuye a la pospandemia.
El precio estimado para los cafés de especialidades es de $400 por saco de 46 kilos.
El premio a Costa Rica
El precio internacional del café se determina principalmente por medio de los resultados del mercado C de Nueva York, que sirve como referencia para Costa Rica y otros países productores de variedades arábicas.
Además, este precio se ve influenciado por lo que se conoce como el “diferencial”, que es un reconocimiento económico otorgado por la calidad y prestigio del grano.
Para productores como Fernando Naranjo, que proviene de la zona de Tarrazú y es directivo de Icafe, el premio que recibe Costa Rica se basa en la calidad del café y el prestigio que ha alcanzado en su comercialización.
Costa Rica, gracias a su reconocida calidad internacional, se encuentra entre los países con los mejores diferenciales de precio, siendo superado únicamente por Etiopía y Kenia, según lo señalado por expertos.
Sin embargo, debido a la situación de exceso de inventarios y al aumento en las tasas de interés, el diferencial de precios también se ha visto reducido. Así lo confirma Juan Diego Araya Murillo, de la Cámara de Exportadores: “el año pasado podríamos haber tenido un diferencial de +$75, pero este año estamos en +$50 centavos por libra”.
El Icafe proyecta una producción de 1,9 millones de fanegas para la cosecha 2023-2024, que ya ha comenzado en la zona sur del país, donde se encuentran fincas ubicadas entre los 600 y 1.000 metros sobre el nivel del mar. Este volumen previsto es similar al de la cosecha anterior.