El aumento sostenido en los precios que ha generado la inflación en Costa Rica ha incidido de forma directa en la manera en que los costarricenses realizan sus compras, ya que deben ajustarse a presupuestos familiares cada vez más ajustados.
Según el estudio Omnichannel Latam 2023, realizado por la firma Kantar, los hogares costarricenses ajustaron sus compras en medio de un contexto de alta inflación, inclinándose por la adquisición de productos de volúmenes más pequeños y la cacería de descuentos mediante la visitación de más canales de compra.
En Costa Rica, la inflación alcanzó su pico máximo en agosto del 2022, cuando llegó a 12,13%, según el índice de precios al consumidor que calcula el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Desde entonces el indicador ha desacelerado hasta alcanzar el 2,44% en el que se ubicó para abril.
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Monika Esquivel, directora de Advanced Analytics para Kantar, explicó que Costa Rica se destaca en América Latina por su tendencia a comprar artículos de menor tamaño ante los incrementos de precios, sin que esto implique la adquisición de productos de volúmenes muy diminutos, como los sachets.
“En Costa Rica estamos acostumbrados a tener tamaños más grandes, entonces esa acción se ve mucho más marcada en el país, de buscar un tamaño más pequeño. Tampoco es que pasan de comprar una botella a un sachet, pero sí empiezan a buscar opciones de menor gramaje”, comentó Esquivel.
De acuerdo con Esquivel, este comportamiento puede ser resultado de una elección particular de los consumidores de adquirir productos más pequeños, o bien, de la industria que opta por generar artículos de menor tamaño para no aumentar demasiado los precios.
Según el informe, la compra de productos de menor volumen por parte de los consumidores costarricenses también responde a la decisión de no sacrificar categorías de consumo al momento de hacer la despensa, donde la prioridad de hacer un stock de artículos se mantiene, pero a través de productos más pequeños.
“Lo que ha empezado a pasar mucho con el costarricense es que trata de mantener esa misión (de hacer stock), pero con tamaños pequeños. Los salarios no han aumentado en la misma proporción de la inflación, entonces las personas tienen la misma cantidad de dinero, pero tienen que ajustarse a ese dinero, sobre todo en esas misiones que antes caracterizaban al costarricense de comprar tamaños grandes”, manifestó Esquivel.
Otro de los cambios más notables en los hábitos de consumo de los costarricenses, identificados en el estudio de Kantar a nivel regional, es que las personas han emprendido una búsqueda de descuentos visitando cada vez más canales de compra.
La directora de Advanced Analytics para Kantar explicó que estos canales pueden ser desde farmacias, pulperías y supermercados, hasta carnicerías o plataformas en línea como Rappi o Uber, así como las páginas web de cadenas como Walmart.
“La tendencia de visitar varios puntos de venta al final habla de un tema de precios. En Costa Rica es interesante porque las personas lo que van a buscar son promociones a los diferentes canales, de primera entrada no se va a comparar entre los canales, sino que el costarricense es un buscador de precios muy marcado”, comentó Esquivel.
En todo Latinoamérica los consumidores visitaron, en promedio, 8,3 canales para el 2022, según el informe de Kantar. Sin embargo, en Costa Rica la cifra fue superior a ese promedio regional para los primeros tres meses del año, con un total de 9 canales.
Este tipo de comportamiento está relacionado con los cambios de consumo pospandemia, donde hay mayor libertad para visitar de forma más constante los locales, así como a la compra de productos más pequeños, que hace que rindan menos.
“Es un círculo, las personas compran tamaños pequeños, se pagan precios medios más altos, esto rinde un poco menos y entonces tienen que ir a reponer esos productos porque no les alcanza. Eso hace que el consumidor esté ajustándose a lo que está comprando”, comentó Esquivel.
Comercio electrónico
En el informe de Kantar también se incluyó un apartado sobre comercio electrónico, en el que se muestra que esa rama de consumo se ha ralentizado luego del gran impulso que tuvo como consecuencia de las restricciones por la pandemia de la covid-19.
Para el 2022, el comercio electrónico se desaceleró por primera vez desde la emergencia sanitaria, pues el gasto en línea se redujo hasta un -0,4%, impulsado en gran parte por los costos que deben asumir los consumidores a través de las distintas aplicaciones que ofrecen esos servicios.
En Costa Rica, ese comportamiento tampoco fue la excepción. La directora de Advanced Analytics para Kantar afirmó que el fin del episodio pandémico más intenso, así como el incremento de la inflación, influyeron en la desaceleración de ese tipo de comercio.
“Se ha desacelerado porque la gente ya no hace compras tan grandes por esas vías. Adicionalmente, en muchas ocasiones, los precios son más altos que los que se encuentran en otros canales, entonces el consumidor sigue comprando, pero la misión se transformó a productos de reposición o más proximidad, y no a despensa”, aseguró la experta.
A raíz de esto, los compradores siguen utilizando canales en línea, pero son más selectivos en cómo y cuando los usan, ya que ante el contexto económico actual las tiendas físicas les da la posibilidad de comparar precios, tamaños, o marcas, así como para aprovechar promociones.