El presidente Donald Trump impuso aranceles a la importación de bienes chinos que podrían llegar hasta los $60.000 millones en represalia por el supuesto robo de propiedad intelectual estadounidense, dijo este jueves 22 de marzo una fuente de la Casa Blanca.
"Hay muchas cosas que están pasando. Pero en particular con China, estamos adoptando una acción comercial (...). Podría llegar hasta a los $60.000 millones. Pero es realmente apenas una fracción de lo que estamos hablando”, dijo el mandatario en la Casa Blanca.
Trump aseguró que sus acciones volverán más fuerte y rico a Estados Unidos.
China ya advirtió que tomará "todas las medidas necesarias" para defenderse, acercando la posibilidad de una guerra comercial entre las dos principales economías del planeta.
La Casa Blanca informó, este jueves, de que Trump ordenará a la oficina del representante comercial estadounidense (USTR) que en un plazo de 15 días publique una lista de propuestas de aranceles para ser comentadas por la ciudadanía.
La USTR ya ha identificado objetivos potenciales: 1.300 líneas de producto valuadas en unos $48.000 millones. El presidente también pidió al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, presentar una lista de restricciones a las inversiones chinas.
Los mercados bajaron ante las noticias de un creciente conflicto comercial entre los dos países.
El anuncio culminó con una investigación de siete meses de Estados Unidos sobre las tácticas que han permitido a China desafiar la supremacía estadounidense en tecnología, entre ellas, usar hackers para robar secretos comerciales y exigir que empresas norteamericanas entreguen secretos comerciales a cambio de tener acceso al mercado asiático.
Washington dice que los años de negociaciones con Pekín no han dado resultados.
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Al mismo tiempo, cadenas minoristas, empresas del sector electrónico y agrícola se preparan para conocer las "medidas necesarias" que prometió el gobierno chino para defenderse de las acciones que anunció Trump.
Decenas de grupos industriales enviaron una carta a Trump, la semana pasada, advirtiéndole de que la imposición de aranceles generalizados desatará una reacción en cadena de consecuencias negativas para la economía estadounidense, provocando represalias, lo que sofocará la agricultura estadounidense, bienes, servicios y exportaciones, y elevará los costos para los consumidores.
Los grupos empresariales opinan que se necesita hacer algo ante el enérgico avance tecnológico chino, pero les preocupa que Pekín responda aplicando sanciones a las exportaciones de aviones, soja y otros productos estadounidenses en una guerra comercial entre las dos principales economías del mundo.
Aranceles al acero
Mientras esto ocurre con China, Estados Unidos decidió eximir, por el momento, a la Unión Europea (UE) y varios países, incluidos México, Argentina y Brasil, de los pesados aranceles al acero y al aluminio, informó este jueves el representante de Comercio, Robert Lighthizer.
Al hablar ante el Congreso, Lighthizer dijo que las exenciones se aplican a los dos socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (México y Canadá). También a la Unión Europea. "Tenemos a Australia, Argentina y Brasil, y evidentemente también a Corea del Sur", señaló el funcionario.
El gobierno del presidente Trump impuso, el pasado 8 de marzo, aranceles de 25% a las importaciones estadounidenses de acero y de 10% de las de aluminio, lo cual hace temer el estallido de una guerra comercial generalizada.
Ya al firmar la Resolución Presidencial que impuso esos aranceles, Trump había adelantado que México y Canadá quedarían "por ahora" eximidos.
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México, Canadá y Estados Unidos ya realizaron siete rondas para renegociar los términos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés), sin que hasta ahora las partes hayan dado cuenta de avances significativos.
Canadá es el mayor proveedor de acero al mercado estadounidense, seguido por Brasil.
El lunes anterior, el gobierno de los Estados Unidos había anunciado detalles de un proceso que países interesados en obtener una exención de esos aranceles debían seguir.
Inclusive la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, estuvo en Washington para negociar que la UE quedara a salvo de los controvertidos aranceles.
Cuando la Casa Blanca anunció su intención de imponer esos aranceles, la UE informó de que ya había preparado un plan de medidas de represalias contra productos estadounidenses.
Ese plan fue diseñado para penalizar a productos provenientes de los sectores de Estados Unidos donde el presidente Trump tiene el grueso de su soporte electoral.