Pan, embutidos, quesos, gaseosas, tortillas, palmito, cemento, muebles, pinturas...
Esa es solo una parte de la oferta que las empresas mexicanas tienen en Costa Rica y que va en aumento.
Hasta el 2001, según las cifras del Ministerio de Comercio Exterior (Comex), en el país había instaladas 52 empresas de capital total o mayoritariamente mexicano.
Faltan en esa lista varias importantes transacciones que se hicieron el año pasado. En un lapso de seis meses, por ejemplo, Sigma Alimentos compró dos industrias alimentarias ticas: embutidos Zar, en agosto, y la fábrica de lácteos Inlatec, en diciembre. Los montos pagados no trascendieron.
Franco Pacheco, presidente de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia), considera que más que por cantidad la incursión de los mexicanos en el caso del sector de alimentos ha sido notoria por el peso de los negocios que instalan o compran.
Ese interés, agregó Pacheco, se origina en razones como capacitación del recurso humano, estabilidad política y económica y el poder adquisitivo de la población.
Esta última causa fue una de las que más ayudó a que Demasa extendiera lo que sería un plan piloto iniciado allá por 1972, explicó su presidente, Hans Bucher.
“La gente en este país, aún en estos tiempos difíciles, consume buenos productos y no escatima al buscar los alimentos que prefiere”, comentó.
El gerente general para Centroamérica de Sigma, Javier Guajardo, respalda ese criterio al señalar que la distribución de la riqueza en Costa Rica, la menos segmentada del área, genera un mercado potencial importantísimo para toda empresa.
Un argumento similar a este fue clave para que pinturerías Comex decidiera abrir seis locales aquí, confirmó su gerente comercial, Gabriel Campos, quien destacó la existencia de una clase media muy amplia y suficientemente fuerte.
Parte del istmo
Franco Pacheco cree que el interés mexicano por Centroamérica no es exclusivo de Costa Rica, sino que fue el tratado de libre comercio entre ambos países, vigente desde 1995, el que hizo que el mercado tico fuera el objetivo inicial.
Guajardo dejó claro que el haber venido antes a Costa Rica obedeció a que fue la primera oportunidad que se presentó claramente en el istmo.
Pero a esta razón, añadió, siguió la compra de Distribuidora Lempa, en Guatemala; Productos Cárnicos, de El Salvador, y Productos de Importación, en Honduras.
Dijo que aún sin TLC hubieran venido al país, pero la existencia del convenio les garantiza que las reglas y normas para los negocios están escritas.
El director ejecutivo de la Cámara de Industria y Comercio Costa Rica-México, Pablo Chacón, considera que ese interés regional de los mexicanos demuestra que ahora Costa Rica ya no está sola para tentar a esos grandes empresarios.
Hoy, agregó, el resto del istmo tiene una situación estable y las empresas aztecas cuentan con más opciones.
Aún así, como afirmó el gerente general de CEMEX (Cementos Mexicanos), Carlos Jack’s –opinión en la que todos los consultados coincidieron–, la población tica, por sí sola, ya es una excelente clientela.