Los costarricenses solo han vivido dos experiencias de variaciones importantes en el tipo de cambio en los últimos 24 años.
La crisis de 1982, cuando el precio del dólar en colones se disparó, y las reformas de 1992, cuando el valor de la divisa bajó.
La experiencia de la fuerte devaluación de 1982, cuando el tipo de cambio pasó de ¢8,60 por dólar a casi ¢60, todavía vive entre costarricenses adultos que vivieron la crisis.
La economía del país en ese momento, con un comercio internacional restringido y con exportaciones de pocos productos, y la conducción de la política monetaria es muy distinta a la actual.
De mayo de 1978 hasta enero de 1980 el país perdió un promedio mensual de $11 millones en reservas monetarias, según documenta Félix Delgado en su libro: La política monetaria en Costa Rica, 50 años del Banco Central.
Actualmente el país tiene dos años y medio de ganar reservas.
10 años después. La experiencia de 1992 surgió cuando el entonces presidente del Banco Central, Jorge Guardia, impulsó un grupo de reformas que incluían la flexibilización del sistema cambiario.
Dichas reformas contenían la eliminación de las restricciones que existían para comprar y vender dólares en el país, y el cambio del sistema de minidevaluaciones por un mecanismo mediante el cual sería el mercado el que definiría el tipo de cambio del dólar.
El su libro, Delgado relata que estas medidas provocaron un masivo ingreso de capitales debido a que mejoró la confianza de los inversionistas. Esos capitales se sumaron a los que ingresaban por exportaciones y turismo.
Al mismo tiempo, la entrada de divisas generó un exceso de oferta que abarató el precio de los dólares en colones.
El tipo de cambio para la venta pasó de ¢138,57 por dólar a finales de febrero de 1992 a ¢123,62 a finales de junio de ese año, según señala el libro citado.
La apreciación del colón generó problemas a los exportadores y a la competitividad del país, por lo que las autoridades combatieron dicha apreciación con diversas medidas, entre ellas la suspensión de la flotación y la aplicación de un sistema de ajustes al tipo de cambio periódicos no anunciados, a partir de agosto de 1992 .