Es evidente que a quienes les sobra dinero para invertir, han encontrado la manera de mantener un nivel de vida placentero, viviendo del incremento permanente del valor de la tierra, en gran parte, debido a la burbuja inmobiliaria que hay en el país, lo que ha disminuido la inversión en activos de producción y propiciado un mercado de valores poco atractivo.
Este “status quo”, satisfactorio para los dueños de riqueza, es una de los causas del escaso desarrollo del mercado de valores.
La falta de inversión en bienes de capital es producto del alto costo del dinero. La plusvalía de la tierra ocasiona el alza de la tasa de interés a un nivel que hace que el costo marginal de producción de cualquier bien de capital no supere el costo del dinero.
La continua alza de la tierra impide a la Bolsa Nacional de Valores ofrecer alternativas rentables de inversión, y de ahí la poca producción de bienes reales de capital.
De la falta de inversión en bienes de capital resulta la falta de emisores en bolsa y esta falta explica lo poco atractivo del mercado.
No tenemos que preocuparnos por explicarlo de otra forma. Todo proviene del papel que juega la continua alza en el precio de la tierra en el país y la consiguiente falta de inversión en bienes de capital.
Parece mentira, pero a los costarricenses nos queda de herencia colonial la marcada preferencia de nuestra gente por las inversiones en tierras. Los inversionistas ticos, grandes o pequeños, prefieren ante todo, la inversión en tierras en lugar de, por ejemplo, las inversiones en el mercado de valores.
De esto a los que les sobra el dinero no tienen la culpa.
El hecho de que las inversiones en tierras tengan un valor marginal superior a cualquier otra alternativa de inversión es básicamente porque la tierra mantiene su valor, produce una renta anual, no tiene costo de mantenimiento, tiene liquidez y sobra decirlo, pero al igual que el dinero, no se puede reproducir a discreción.
Lo malo es que la plusvalía, tiene los mismos efectos que producen las altas tasas de interés a la hora de atraer emisores a bolsa y de determinar la producción de bienes reales de capital.
Mientras que aquellos que tienen recursos continúen invirtiendo en tierra con miras a obtener beneficio por plusvalía, lo mejor para el inversionista, grande o pequeño, seguirá siendo la inversión en tierras con fines especulativos.