Las finanzas de la población, especialmente de la clase socioeconómica media y media alta, son vulnerables a la falta de liquidez. Este efecto se debe a varios determinantes, entre los que destacan tres: analfabetismo técnico, propensión al consumo excesivo y sobreoferta de mercado.
El “analfabetismo técnico” es la cantidad de información económica y financiera a la que está expuesta la gente y que no es comprendida en forma efectiva por falta de conocimiento técnico. La propensión al consumo excesivo significa simplemente que se acostumbra gastar más de lo que se percibe como ingreso. Mientras, la sobreoferta de mercado se expresa por la cantidad de productos crediticios ofrecidos por parte de los intermediarios financieros y que es aceptada por la gente sin prever el impacto sobre las finanzas personales.
Para nuestra economía es indispensable la disponibilidad de liquidez pues no existe otro mecanismo ni alternativa que esa para sopesar las obligaciones financieras de corto, mediano y largo plazos.
Las personas que administran adecuadamente el efectivo garantizan la ejecución de muchas transacciones esenciales.
El desarrollo de un hábito sano de planificación del efectivo, ligado a la liquidez, no se solventa con el uso de tarjetas de crédito, sino con la adopción de una disciplina de gastar lo que se tiene.
La reflexión sobre este tema no puede dejarse de lado ya que existen muchos casos difíciles donde la gente ha perdido todo. No sería justo ignorar un aspecto tan importante como es poner las finanzas personales en riesgo, que podría convertirse en el principal problema de nuestra economía.