El tema del financiamiento a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) es un asunto que definitivamente no puede escapar a la discusión de los responsables del mercado bursátil nacional.
La Bolsa Nacional de Valores debe de constituirse en un vehículo adicional para financiar los proyectos que requieren estas empresas, especialmente las que se orientan al sector exportador.
Al respecto, existen experiencias internacionales en esa materia que podrían calificarse de relativamente exitosas, como en Argentina, país donde última autorización para emitir en Bolsa se hizo hace unos pocos días.
Se trata de una empresa del sector de imprentas a quien la institución respectiva le autorizó emitir hasta un $1 millón.
Además, ya se contempla el posible financiamiento conjunto a 38 productores arroceros a través de un fondo de inversión por un monto de $1, 5 millones.
Se espera que para el fin de este año cerca de nueve Pymes cotizarán en el mercado bursátil de ese país.
Lograr un proyecto de este tipo implica aplicar una buena dosis de ingeniería financiera para estructurar diferentes mecanismos de captación de recursos.
Por ejemplo, deben contemplarse la creación de fideicomisos de garantía, los cuales servirían para emitir a corto plazo o letras avaladas.
Lo mismo que debe exitir un fondo de inversión titularizable con las facturas a cobrar y otros instrumentos semejantes
Sin embargo, más allá de cualquier figura financiera, un proyecto de este tipo no será posible sino hay un compromiso institucional de todos los participantes.
Se compromiso incluye hasta la propia supervisión, quien debería de pensar en un sistema de registro más flexible y adaptado a las condiciones propias de Costa Rica.
Este mecanismo bien podría llegar a compensar la salida que actualmente tiene nuestro mercado de emisores de gran tamaño.