En el transcurso de los últimos 12 meses, las mujeres costarricenses abandonaron el mercado laboral en una proporción superior a los hombres. Este fenómeno se desarrolla en un contexto en el cual la fuerza de trabajo de Costa Rica disminuye debido a la retirada de personas activas.
Esta tendencia es relevante porque demuestra la vulnerabilidad de las mujeres ante un mercado laboral frágil, a raíz de las barreras que enfrenta esta población para mantenerse activa. Esto afecta no solo el desarrollo y la carrera profesional de la población femenina, sino también la productividad del país y las condiciones económicas en las que viven muchas de ellas.
En general, especialistas consultados por La Nación coinciden en que las mujeres enfrentan obstáculos más grandes que los hombres para mantenerse activas en el mercado laboral, lo que dificulta su permanencia ya sea como ocupadas o en busca de empleo.
La Encuesta Continua de Empleo (ECE), publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), evidencia este fenómeno al comparar la reducción de la fuerza laboral según sexo durante el segundo trimestre de 2023, en relación con los mismos tres meses del año previo (abril, mayo y junio del 2022).
En este periodo, un total de 92.280 individuos abandonaron la fuerza laboral. De este grupo, 84,6% (78.131) eran mujeres, mientras que únicamente 15,4% eran hombres (14.149). La reducción en la población femenina es estadísticamente representativa, mientras que la masculina no registra un cambio significativo.
En cifras concretas, la fuerza laboral femenina, que incluye tanto a las mujeres ocupadas como a las desempleadas en edad de trabajar, totalizó 902.615 personas en junio pasado. Esta cifra se sitúa 78.131 individuos por debajo de las 980.746 que constituían la fuerza laboral femenina, en el mismo periodo del año anterior.
Natalia Morales, investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN), explicó que históricamente la participación laboral femenina ha sido inferior a la masculina debido a razones como la asignación de tareas no remuneradas, tales como labores domésticas y el cuidado de dependientes.
Morales añadió que las mujeres se topan con una “triple barrera” para acceder al mercado laboral. En primer lugar, la inserción laboral se ve influida por la capacidad de resolver tareas no remuneradas, como las relacionadas con labores domésticas.
Una segunda está relacionada con la selección, es decir, de que la mujer consiga un empleo remunerado de calidad, pues muchas optan por la informalidad para tener una mayor flexibilidad para atender otras labores. Y finalmente, la tercera barrera es la igualdad salarial en puestos similares a los ocupados por hombres.
“Esas tres barreras son las que hacen que haya desincentivos para que las mujeres se inserten en el mercado de trabajo. Además, mucha de esa participación es volátil, porque se da en empleos estacionales, informales, entonces trabajan por ciertos periodos”, afirmó la investigadora del PEN.
La caída en la participación de la fuerza laboral femenina se acentuó durante el trimestre que culminó en octubre de 2022. En ese periodo, se alcanzó el segundo pico más alto de mujeres en el mercado laboral después de la crisis sanitaria desencadenada por la pandemia de la covid-19.
Hacia el segundo trimestre de este año, la fuerza laboral femenina se compone de 793.496 mujeres ocupadas y 109.119 desempleadas. Esto representa una disminución de 35.848 y 42.283 mujeres en comparación con el mismo período de 2022, respectivamente.
Mercado frágil
Una de las señales que da esta tendencia es la vulnerabilidad de las mujeres en un mercado laboral frágil. Dos economistas destacaron que el mercado no genera los suficientes trabajos que tengan las condiciones adecuadas para esta población, y que además enfrentan mayores retos en cuanto a la estabilidad, ingresos, y calidad de los empleos.
Luis Vargas, economista del Colegio de Ciencias Económicas, señaló que el mercado laboral no genera los suficientes puestos de trabajo adecuados para las mujeres, quienes a menudo asumen la responsabilidad total del cuidado de dependientes y tareas domésticas, lo que las lleva a dejar de trabajar o buscar empleo.
Vargas añadió que, en un mercado laboral frágil, los primeros empleos en desaparecer son aquellos con condiciones más precarias, y en el contexto laboral costarricense, las mujeres históricamente son las que ocupan empleos de menor calidad y estabilidad.
Desde una perspectiva económica, Ronulfo Jiménez, otro economista, afirmó que las mujeres enfrentan condiciones laborales más vulnerables en términos de estabilidad, duración de jornadas e ingresos. Estas condiciones se agudizan durante momentos de presión en el mercado laboral.
Ante las dificultades que enfrentan las mujeres para acceder al mercado laboral, empresas multinacionales como Intel han lanzado estrategias a nivel mundial para fomentar la inclusión de diversas comunidades, entre ellas las mujeres, con el fin de impulsar la diversidad y la equidad en la compañía.
Adriana Díaz, directora de relaciones públicas y sostenibilidad de Intel Costa Rica, dijo que la estrategia RISE (Responsable, inclusivo, sostenible y habilitador, por sus siglas en inglés) tiene como uno de sus propósito para el 2030 sobrepasar el 40% de representación de mujeres en roles técnicos
En Costa Rica, actualmente el porcentaje es de 25% de mujeres en esos roles. Además, cuentan con redes de apoyo y sus procesos están orientados a que la población femenina pueda competir en el mismo nivel por las oportunidades de crecimiento profesional. A nivel mundial, la compañía ya tiene equidad salarial desde el 2019.
Actualmente, el equipo de liderazgo de Intel Costa Rica tiene una representación 50-50 de hombres y mujeres. Asimismo, tienen metas para aumentar la representación y retención de las mujeres, especialmente en áreas técnicas. Aunque uno de los mayores retos ha sido el de generar mayor interés por las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Caída en participación
Con la disminución en la participación de la fuerza laboral femenina, también se registra una disminución más pronunciada en la tasa neta de participación laboral de este grupo poblacional. Esta tasa mide el porcentaje de la población mayor de 15 años que forma parte de la fuerza laboral.
Jiménez destacó que la tasa de participación femenina en Costa Rica es baja en comparación con países de ingresos similares. Afirmó que esta situación es relativamente persistente y afecta no solo el desarrollo y la carrera profesional de las mujeres, sino también la capacidad productiva del país en diversos sectores.
De acuerdo con los datos del INEC, la reducción en la participación laboral es más drástica en las mujeres que en los hombres, pasando del 48% en el segundo trimestre de 2022 al 43,6% en el mismo periodo de 2023. En cambio, en la población masculina, el indicador disminuyó del 71,1% al 69,5% en ese mismo lapso.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ya señaló en su informe económico de 2023 sobre Costa Rica que la participación de las mujeres en la fuerza laboral del país se encuentra rezagada en comparación con otros países miembros de la organización. El informe también señala que más del 90% de las mujeres en hogares con bajos ingresos están fuera de la fuerza laboral.
En concordancia con esta tendencia, la tasa de desempleo experimentó un descenso en los últimos trimestres, según los datos del INEC. Históricamente, las mujeres han registrado niveles de desempleo más altos que los hombres. Entre el segundo trimestre del 2022 y el mismo periodo del 2023, la tasa de desempleo femenino se redujo del 15,4% al 12,1%.
Braulio Villegas, coordinador de la Encuesta Continua de Empleo del INEC, al presentar los resultados del segundo trimestre de 2023, explicó que la disminución de la tasa de desempleo se debió a una menor participación en el mercado laboral.
Otras brechas
Otra cuestión que afecta a las mujeres, subrayada por los expertos, es la brecha salarial. Según la OCDE, Costa Rica presenta una brecha del 1,45%. Esto implica que, en promedio, las mujeres con empleo a tiempo completo reciben una remuneración 1,45% menor en comparación con los hombres en empleos similares.
Ricardo Monge González, economista y presidente de la Academia de Centroamérica, afirmó que en Costa Rica persiste el sesgo de género en materia salarial, aunque no es tan pronunciado como en otros países. Sin embargo, enfatizó en que sigue existiendo y es necesario combatirlo.
De acuerdo con el Informe Estado de la Nación de 2022, la magnitud de las brechas salariales en Costa Rica varía según el quintil de ingresos de las personas. El grupo de ingresos más bajos presenta una brecha mayor del 20%. El informe utiliza el concepto de brecha ajustada en lugar de simplemente considerar la diferencia de ingresos promedio, como lo hace la OCDE.