La economía costarricense enfrenta un estancamiento en la creación de puestos de trabajo desde el último trimestre del 2022.
La población ocupada, es decir, quien tiene un trabajo, alcanzó un pico en el tercer trimestre del año pasado cuando llegó a 2.187.884.
Pero, entre octubre y diciembre decayó a 2.173.061 (-14.823 de un trimestre a otro) y, en el primer trimestre del 2023 disminuyó a 2.098.103 (-74.958), revela la Encuesta Continua de Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
El estancamiento se confirma en la comparativa de 12 meses: se pasó de 2.102.076 personas ocupadas, en el primer trimestre del 2022, a 2.098.103 en el mismo periodo de este año (-3.973).
Esto ocurre a pesar de que la tasa de desempleo se redujo en los mismos 12 meses de 13,6% en que estaba a principios de 2022, a 10,6% en los primeros tres meses del 2023.
La baja de la tasa de desempleo ocurrió porque 139.000 personas desertaron en su intención de buscar trabajo, y no por una creación de nuevos puestos en la economía, explicó el INEC.
El estancamiento laboral del país recayó en el sector informal, que de octubre a marzo registró un descenso de 76.072 personas en su población ocupada. Mientras, la cifra de trabajadores formales apenas creció en 1.114 para ese mismo periodo.
Los sectores de comunicación y servicios; el de hogares como empleadores; y la industria de manufactura son los que presentan una mayor paralización durante el último trimestre del 2022. Por el contrario, el campo de la agricultura, ganadería y pesca, así como el sector de educación y salud, han mostrado un leve dinamismo.
Mercado estancado
Natalia Morales Aguilar, economista e investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN), afirmó que desde antes de la pandemia de la covid-19, el mercado de trabajo mantiene problemas para generar suficientes empleos. Esta situación se reflejaba en el aumento en las tasas de desempleo, que a febrero del 2020 llegaba a 12,2%.
Sin embargo, con la llegada de la crisis sanitaria, en marzo de ese año, el efecto fue muy fuerte sobre el mercado de trabajo y se intensificó con una destrucción importante del empleo informal, principalmente, pues esos trabajadores eran los que contaban con una mayor vulnerabilidad ante la emergencia. Fue así como en julio del 2020 se tocó el techo del 24,4%.
Según Morales, desde mediados del 2021 hasta mitad del 2022 hubo un efecto rebote de esa crisis, con una recuperación luego de trimestres muy afectados. Aunque desde finales del 2022 y principios del 2023 han notado una caída del empleo, principalmente, de informales.
“No estamos siendo capaces de generar, como economía, los puestos de trabajo suficientes, sobre todo en ciertos grupos de población que tienen más dificultades para encontrar empleo, como las personas jóvenes, de baja escolaridad y en sectores más tradicionales que han perdido dinamismo”, manifestó la investigadora del PEN.
Para Juan Robalino Herrera, economista y director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), de la Universidad de Costa Rica (UCR), dos elementos en particular pudieron haber influido en el estancamiento en la creación de nuevos puestos de trabajo.
Uno, la pandemia, la cual influenció la forma de producción con un mayor acercamiento a herramientas cada vez más tecnológicas, lo que pudo haber generado algún nivel de sustitución entre el uso de tecnologías y los puestos de trabajo.
“Es preocupante, porque nunca alcanzamos los niveles de empleo prepandemia, mientras que los niveles de producción se recuperaron rápidamente”, comentó.
Como segundo elemento, apuntó los aumentos en las tasas de interés realizados por los bancos centrales del mundo, los cuales han limitado la inversión de las empresas, lo repercute sobre la creación de puestos de trabajo.
Y entonces, ¿por qué baja el desempleo? La disminución en el último año responde a una reducción de la población que participa de forma activa en el mercado laboral.
En tanto, la tasa de no participación laboral aumentó casi cuatro puntos de un año al otro, según explicó el INEC.
Esto porque la tasa de desempleo mide solo a quienes andan, en forma activa, en búsqueda de trabajo. En tanto, excluye a quienes están desocupados, pero afirman que dejaron de procurar un empleo ya sea porque se desalentaron o por estudios, entre otros.
Dos realidades
Para la investigadora del PEN, hay dos realidades económicas muy distintas en los regímenes de producción nacional, que tienen un impacto importante en la creación de nuevos empleos, principalmente, para trabajadores que ejercen funciones menos calificadas.
Por un lado, un mayor dinamismo del régimen especial, que incluye zonas francas. Mientras, en el régimen definitivo o fuera de zonas francas, que agrupa cerca del 85% de la producción total del país, se da un crecimiento mucho más reservado, según el índice mensual de actividad económica (IMAE) del Banco Central de Costa Rica.
En marzo la actividad de las multinacionales instaladas en zona franca aumentó 21,1%.
En tanto, el crecimiento de las empresas bajo el régimen definitivo fue de apenas 1,8%. Esa brecha entre la producción de los dos regímenes se ensanchó en el último año.
“Muchos de los sectores más tradicionales, que no son los que están creciendo ni produciendo más, son los que emplean una proporción importante de personas en Costa Rica. En ese grupo tenemos un gran problema, porque son sectores que no están creciendo, no necesitan contratar mano de obra, y son tareas que mucha gente sabe hacer”, afirmó Morales.
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Por su parte, Robalino aseguró que el alto crecimiento del régimen especial (zona franca) tiene un impacto positivo sobre la calidad y los salarios, pero, principalmente, para los trabajadores calificados. Sin embargo, el efecto es más limitado para las personas que no están empleadas y que tienden a tener menores niveles de educación.
Por el contrario, agrega, el régimen definitivo es más afectado por las altas tasas de interés, pero está destinado a generar más empleos, principalmente, para aquellos trabajadores menos calificados.
Para la investigadora del PEN, es fundamental reactivar nuevamente el sector definitivo. “Como país no estamos generando las condiciones para incentivar la producción en esos sectores (definitivos), tenemos grandes problemas en la infraestructura pública y en las políticas públicas dirigidas a estos sectores más tradicionales”, manifestó Morales.
Repercusiones
El economista Ronulfo Jiménez indicó que la debilidad de la economía en el mercado laboral también se puede identificar por la reducción en el nivel de los salarios reales (una vez descontada la inflación), los cuales han perdido un 6% de su poder de compra en el último año, de acuerdo con cifras del Banco Central.
“Menos empleo y reducción de salarios reales puede reflejarse en mayores niveles de pobreza. Sin embargo, la situación del mercado laboral es solo un factor que afecta a la situación de pobreza, porque también depende de las transferencias que realizan los programas sociales de combate a esa problemática”, comentó.
Según Jiménez, uno de los principales problemas es que Costa Rica no ha tenido políticas de largo plazo para mejorar la productividad y generar empleos de calidad, pues lo que existe es la política de atracción de inversión extranjera directa, por medio de organismos como la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE).
Morales coincidió en que el estancamiento en la creación de nuevos empleos y la caída de los ingresos laborales de las personas que se mantienen trabajando tiene un impacto directo en muchas familias, porque incide directamente en las condiciones de vida de las personas.
“Uno de los indicadores que ha caído es el de los ingresos laborales, en un contexto de alta inflación del año pasado, y a eso le sumamos que pueden haber menos personas aportando ingresos dentro de los hogares. Eso tiene un efecto directo sobre las condiciones de vida”, explicó Morales.
Añadió que este comportamiento también tiene efectos en la economía, porque el recurso que tiene el país para producir es el trabajo, por lo que si hay menos personas en el mercado de trabajo generando ingresos, en el panorama más amplio implica una menor producción y menos riqueza como sociedad.
¿Qué puede hacerse?
Para Juan Robalino, la estrategia más importante para resolver los problemas que enfrenta el mercado laboral pasan por la educación y la capacitación, aunque los réditos de estos esfuerzos son más palpables en el largo plazo.
En el corto plazo, el director del IICE explicó que la implementación de medidas que puedan promover la actividad de las empresas del régimen definitivo pueden tener efectos positivos, así como una reducción de cargas para los trabajadores poco calificados pueden dar impulso a promover el empleo.
En tanto, Morales manifestó que es fundamental generar una política de empleo vinculada a los modelos de producción del país, que además tenga un enfoque para generar trabajos en poblaciones que arrastran problemas en esta área, como las personas jóvenes y mujeres.
También resaltó la necesidad de impulsar la educación, para que las personas adquieran más competencias para poder optar por mejores empleos, así como propiciar un ambiente más adecuado de generación de negocios para el sector empresarial.