Costa Rica logró bajar el desempleo del 24% que alcanzó en el trimestre que terminó en julio del 2020, a 11,7% en los tres meses terminados en junio 2022. Sin embargo, a partir de ahí el indicador se estancó. Para salir de ahí dos analistas plantean ideas como crear capacitaciones relámpago y medir el impacto de la automatización.
Según los datos que publicó este 6 de octubre el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el trimestre junio, julio y agosto de este año el desempleo fue de 11,8%, similar al resultado de los dos trimestres móviles anteriores. Eso equivale a 292.000 personas que buscaron trabajo y no lo encontraron. De estas, 139.000 son hombres y 154.000, mujeres.
¿Por qué no baja?
El economista de la Universidad Nacional, Fernando Rodríguez, quien hizo una exposición sobre el tema, citó algunas razones por las cuales no baja el desempleo, entre ellas, que el crecimiento de la economía ha venido despegándose de la creación de empleo.
Explicó que cada punto adicional de crecimiento económico no genera la misma cantidad de empleo que hace unos años. Esto puede deberse a muchos factores, por ejemplo, la automatización del trabajo, el aumento en la productividad de los factores de producción y cambios en el tipo de crecimiento donde actividades que no son tan intensivas en trabajo son las de mejor desempeño.
“No estamos creando el empleo que necesita la gente que lo anda buscando, la mayor parte de la gente que sigue sin trabajo necesita trabajos no calificados”, añadió Rodríguez.
Además, a las mujeres se les dificulta incorporarse por razones de cuido a otras personas.
Ideas para bajarlo
Tanto Rodríguez, como el economista y consultor de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), Jorge Cornick, quien también analizó el tema, enumeraron una serie de acciones para discusión que podrían ayudar a reducir dicha tasa.
Del 2001 al 2008 el país había tenido un desempleo del 6%, lo cual podría ser una meta. Cornick indicó que la aspiración debería ser tener una tasa de ocupación al menos igual al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y del Desarrollo Económicos (Costa Rica 60% y la OCDE 69,5%).
Cornick comentó que para los jóvenes sin formación universitaria, la opción más rápida de empleo es como operarios de fábrica y las empresas están en dificultades para reclutar. Para capacitarlos se requieren cursos de tres meses. Los recursos existen con el cambio en la ley del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), pero la dificultad es que se mueven muy despacio porque la institución tiene que hacer un estudio y validar la carrera.
Se podría hacer entonces un programa de capacitación relámpago, moviendo con mucha agilidad los recursos del INA, para hacer empleables a los jóvenes que están con secundaria o secundaria incompleta y satisfacer, también, las necesidades de las empresas.
“En resumen, es darle la vuelta a la ejecución de los fondos que el INA tiene y le permiten contratar capacitaciones y dar becas a los estudiantes y que el foco de decisión sean las empresas, tanto en determinar qué necesitan como quién puede capacitar, ahí se puede colocar a un montón de gente rápido”, explicó este economista.
La segunda idea es que hay áreas donde hay déficit de profesionales y por cada profesional en las industrias de manufactura se multiplican los puestos en planta. Para que esas industrias crezcan a toda velocidad y que la disponibilidad de profesionales no sea el cuello de botella, la idea es liberalizar el ingreso de profesionales a trabajar en esas industrias.
Una tercera idea es que en las actividades profesionales donde el desempleo es alto se eliminen los honararios mínimos lo cual reduciría el desempleo para estos trabajadores y abarataría los costos de los servicios a las personas.
Una cuarta idea es que la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde) atraiga industrias que generen empleo no calificado. Competir en esa área puede ser difícil para Costa Rica por sus altas cargas sociales, pero entonces, comentó Cornick, se podrían hacer políticas de menores cargas para grupos de personas donde hay más desempleo, por ejemplo, mujeres jóvenes.
Apuntar mejor la mira
Fernando Rodríguez, por su parte, consideró que es necesario pensar en una política de empleo más desagregada y dirigida. Por ejemplo, Costa Rica necesita empleo rural, para jóvenes, mujeres y no calificados. “No solo pretender que el crecimiento va a crearnos empleo, sino qué tipo de empleo podemos crear en esas condiciones”, indicó Rodríguez.
Además, consideró que se deben analizar más los efectos de la automatización y el aumento en la productividad en ciertas actividades, pues hasta ahora se ha presumido de que nos afecta, pero no lo sabemos.
Y como se sigue teniendo problemas para calzar las necesidades de los contratantes con lo que ofrecen los trabajadores es necesario una estrategia más acabada. Por ejemplo, indicó que en la formación básica los jóvenes ya deberían salir con algunas capacidades que demanda el mercado laboral. Además de inglés, un manejo fundamental de redes, de ciertos programas informáticos y de estadística, por ejemplo, para facilitar su inserción al mercado laboral.