A menos de un mes de iniciar la etapa alta de recolección de cosechas agrícolas, los empresarios no tienen segura la disponibilidad de trabajadores y, por lo tanto, temen un atraso en esas labores.
Entre el 60% y el 80%, según actividad, son nicaragüenses o indígenas ngöbe-buglé, procedentes de Panamá.
Ellos sostienen la recolección de café, naranja, caña de azúcar, melón y sandía, actividades que se juntan hacia fin y principio de año, pero ante la pandemia se ha dificultado el ingreso temporal de esos trabajadores.
Las cosechas se juntan en su pico alto entre noviembre e inicios de febrero, aunque el café comienza tímidamente en agosto y setiembre. La recolección agrícola en general se extiende hasta marzo o abril, pero en esos meses ya va en la parte menor.
La escasez de manos se puede presentar pese a los esfuerzos privados y públicos por atraer a recolectores. Por ejemplo, la base del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé) registró al 14 de octubre a 20.482 interesados en recolectar el grano, de los cuales 16.021 son costarricenses.
En tanto, la Dirección General de Migración y Extranjería reportó, también a este 14 de octubre, la presentación de 12.463 formularios de población migrante con arraigo en Costa Rica para legalizarse y laborar en el sector agropecuario.
Por su lado, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social informó que, hasta el 12 de octubre pasado, se habían inscrito 34.138 personas interesadas en laborar en las diversas actividades agrícolas y en diferentes zonas del país.
De ese total registrado en un formulario en la página web del ministerio, 29.837 son nacionales, es decir, un 87%.
El esfuerzo por atraer a recolectores, empero, es insuficiente, pues solo los cafetaleros necesitan de 73.000 personas en el momento alto de maduración, entre diciembre y enero.
El sector de melón, en tanto, necesita unos 3.500 trabajadores temporales, el cañero unos 4.500 y el de naranja unos 4.000. Así que en la época más alta de cosecha se necesitan alrededor de 85.000 trabajadores temporales.
En vista de la eventual emergencia por mano de obra, la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), el Instituto del Café de Costa Rica (Icafé), la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Cucurbitáceas (Canapecu) y otros grupos gestionaron una apertura controlada de la frontera norte.
El lunes 12 de octubre pasado, en una reunión de una comisión multisectorial, se conoció una propuesta de protocolo específico y un borrador de decreto, presentado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
La meta es lograr una apertura muy controlada al paso de mano de obra temporal desde Nicaragua. Los sectores agrícolas apuran porque la recolección del café ya se inició y en noviembre se comienzan a unir otras actividades.
Inquietudes
Carlos Ajú, directivo de Canapecu, comentó que el protocolo presentado por el MAG necesita de muchos ajustes y hay poco tiempo para ello, pues en las condiciones actuales deja por fuera a pequeños y medianos productores.
Explicó que se exigiría a los empresarios recoger a los trabadores en los pueblos en Nicaragua o recibirlos en la frontera. En ese sitio se debe realizar una prueba PCR de covid-19 y permanecer 48 horas en el punto.
Una vez cumplidos esos requisitos, cada finca trasladará a los trabajadores a los puntos de alojamiento controlados en sus terrenos, donde estarán bajo estrictos controles sanitarios.
Según Ajú, los pequeños y medianos productores no podrán cumplir con esos requisitos.
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Por su lado, la directora ejecutiva del Icafé, Xinia Chaves, consideró muy probable la necesidad de esa apertura controlada de la frontera. Recordó que los productores de ese grano ya están recibiendo a indígenas ngöbe-buglé por el sector sur.
“Para nosotros sería ideal contar con toda la mano de obra costarricense, pero llevamos 20.000 registrados en total, incluidos extranjeros, y se necesitan 73.000 solo para el café”, advirtió.
En la zona de Los Santos, por ejemplo, el gerente de Campo de coopetarrazú, Félix Monge Cordero, detalló que hasta este momento registran un 40% de faltante de recolectores, comparativamente el registro a la misma fecha de años anteriores.
Para el presidente de la CNAA, Juan Rafaela Lizano, la situación es complicada, como se refleja ya para el sector cafetalero, el primero en entrar en cosecha.
Dijo que fincas en Pérez Zeledón están pagando entre ¢2.000 y ¢2.500 por la recolección de una cajuela (un canasto común) cuando el precio fijado por ley es de ¢1.011. “En el pago de recolección se está yendo todo el ingreso”, señaló.
El director ejecutivo de la Liga Agrícola Industrial de la Caña de Azúcar (Laica), Édgar Herrera, confió en las negociaciones que los sectores llevan con la viceministra del MAG, Ana Cristina Quirós, para abrir la frontera a la mano de obra temporal.
“El propósito es ofrecer la mayor seguridad sanitaria y poder seguir trabajando y produciendo”, resaltó Herrera.