El impacto económico del nuevo coronavirus traería una pérdida de casi 25 millones de empleos en el mundo, además de una caída en los ingresos laborales por hasta $3,4 billones, para el cierre del 2020. Así se desprende de una primera estimación publicada, este miércoles, por la Organización Mundial del Trabajo (OIT).
Esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señaló que la coordinación internacional de medidas ayudaría a mitigar las millonarias pérdidas con la utilización de mecanismos para proteger a los trabajadores, apoyar los empleos y aplicar medidas fiscales que estimulen la operación de las empresas.
La OIT elaboró una serie de hipótesis para cuantificar el impacto del covid-19 sobre la economía. Los resultados muestran un aumento del desempleo mundial de entre 5,3 y 24,7 millones de personas, las cifras se sumarían a los 188 millones que pronosticó la agencia, en su informe anual a finales del 2019.
Si las autoridades de los diferentes países del mundo ofrecen una respuesta política coordinada a nivel internacional, como ocurrió durante la crisis financiera del 2008-2009, el impacto sobre el desempleo mundial podría ser mucho menor.
La organización solicitó medidas urgentes en tres áreas: proteger a los trabajadores en las empresas, estimular la economía y el empleo, y sostener los puestos de trabajo y los ingresos.
Este conjunto de acciones se complementa con la ampliación de sistemas de protección social, diferentes esquemas para preservar el empleo (jornadas reducidas, vacaciones pagadas y subsidios), y el otorgamiento de ayudas financieras y desgravaciones fiscales, sobre todo para pymes, en el caso de Costa Rica.
Hipótesis y escenarios
Los escenarios que plantea la OIT apuntan a un aumento en el desempleo mundial de entre 5,3 millones (hipótesis prudente) y 24,7 millones (hipótesis extrema). Durante la crisis financiera del 2008-2009 esta cifra aumentó en 22 millones.
También se prevé un aumento exponencial del subempleo debido a las consecuencias económicas provocadas por el brote del virus que se traducen en reducciones en las horas de trabajo y, por consiguiente, en menores ingresos por salario.
“En los países en desarrollo, es posible que las restricciones al movimiento de personas (por ejemplo, de los proveedores de servicios) y mercancías en esta ocasión anulen el efecto amortiguador que allí suele tener el empleo por cuenta propia”, apuntó el reporte de la OIT, publicado este miércoles.
El estudio calcula que las pérdidas de ingresos para los trabajadores se situarán entre los $860.000 millones y los $3,4 billones para el cierre de este año.
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“Esto se traducirá en caídas en el consumo de bienes y servicios, lo que a su vez afectará a las perspectivas de las empresas y las economías”, agregó el reporte.
El fuerte golpe económico de la pandemia implicará un aumento en la pobreza laboral. La OIT proyectó que entre 8,8 y 35 millones de personas estarán en esta condición en todo el mundo, frente al calculo inicial para 2020 que pronosticaba una reducción de 14 millones de personas.
La pobreza laboral es una condición que afecta a toda persona trabajadora que percibe ingresos insuficientes para cubrir o atender sus necesidades básicas cada mes.
“La presión sobre los ingresos resultante de la disminución de la actividad económica tendrá un efecto devastador para los trabajadores que se encuentran cerca o por debajo del umbral de la pobreza”, concluyó el documento.
La agencia de la ONU advirtió de que la crisis del empleo podría afectar desproporcionadamente a algunos grupos de la población como jóvenes, adultos mayores y mujeres, lo que agravará la desigualdad global.