La población que trabaja en Costa Rica se redujo durante el 2023 ante una importante destrucción de empleos informales y la falta de trabajos que se adecuen a la calificación de las personas fuera del mercado laboral, revela el más reciente informe del Programa Estado de la Nación (PEN).
Según el estudio, en el 2023 hubo menos personas ocupadas que en 2022, pese a que se redujo el desempleo. Esta combinación es posible porque creció la población que dejó de trabajar o de buscar un empleo, principalmente trabajadores informales que salieron del mercado.
Esto sucede porque el cálculo de la tasa de desempleo se obtiene de la división de la cifra de personas sin trabajo entre la fuerza laboral, es decir, solamente se toma en cuenta a la población inserta en el mercado (la que trabaja y la está en busca de un empleo).
El desempleo registró una disminución significativa, al pasar de una tasa del 11,7% en el cuarto trimestre del 2022 a un 7,3% un año después. Sin embargo, también se redujo la población con trabajo durante todos los trimestres del 2023, tanto si se compara con el 2022 como con el 2019, antes de la pandemia, señaló el informe del PEN, presentado el jueves 14 de noviembre.
El Estado de la Nación afirmó que la caída en la ocupación sucedió por la pérdida de trabajos de tipo informal, que no fueron compensados por el aumento que se dio en los sectores de la formalidad.
El Programa analizó la dinámica del mercado laboral para el 2023 y el primer semestre de 2024. El estudio enfatizó que ha habido una mejora este año, pero que es pronto para confirmar una reactivación del mercado laboral.
Según los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la población ocupada al cuarto trimestre de 2023 era de 2,08 millones de personas, es decir, 101.000 empleos menos que en el mismo trimestre del 2019 y 91.161 menos que en 2022.
El informe del PEN añadió que la reducción en las personas ocupadas revela la dificultad de la economía costarricense para absorber a la población en edad de trabajar, ya que existe un margen reducido para generar empleos no calificados, lo que empuja a las personas a salirse del mercado laboral.
El economista Alberto Franco afirmó que la evolución de la economía costarricense hace cada vez más difícil insertar a la fuerza de trabajo con baja calificación, debido a que las exigencias del mercado laboral son cada vez mayores.
“Conseguir un empleo formal para una persona sin bachillerato, es ahora todo un reto. Como país de ingreso medio alto, Costa Rica, tiende a ir perdiendo competitividad en actividades productivas de bajo valor agregado, que son las que no exigen calificaciones", señaló Franco.
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La creación de empleos formales es insuficiente para cubrir la pérdida de trabajos en el sector informal, y el perfil que demanda la economía a través de los puestos formales no corresponde con el de quienes han perdido sus empleos, destacó el PEN.
“La caída observada en los empleos informales no obedeció a una causa positiva, como lo podría ser un traslado de puestos de trabajo del sector informal al formal de la economía, sino que fue producto de un proceso de destrucción de los empleos informales", se lee en el documento.
El economista Luis Vargas destacó que después de la pandemia hubo una reconfiguración en el mercado laboral, en relación con el empleo formal e informal. Añadió que este último sector enfrenta mayores dificultades para recuperarse, lo que dificulta la inserción de una parte de la población que se refugia en empleos informales.
“Que los puestos de trabajo se creen en el mercado formal no implica que se puedan ocupar, tenemos un desfase entre la calificación de la oferta laboral y lo que demandan las empresas", agregó Vargas, quien añadió que también hay un comportamiento menos dinámico en el régimen definitivo de la economía, es decir, fuera de zonas francas.
En todos los trimestres del año 2023 se reportan, en promedio, 55.000 nuevos puestos formales, pero la pérdida de trabajos informales fue dos veces mayor, de acuerdo con el informe.
Grupos afectados
La desaceleración en la población ocupada para los trimestres del 2023 se dio en casi todos los grupos; sin embargo, los principales afectados fueron las personas de menor escolaridad, jóvenes y mujeres.
Según el informe del PEN, estos grupos se caracterizan por un comportamiento laboral errático, pues transitan entre empleos de baja calidad, desempleo y la no participación laboral.
Natalia Morales, investigadora del PEN, afirmó que hay un grueso de población en edad de trabajar que irá disminuyendo debido al envejecimiento de la población, pues optan por retirarse del mercado ante menos oportunidades.
“Hay un retiro de personas del mercado, mayores a 50 años, no todas jubiladas. Entonces ahí el empleo informal tiene un efecto importante, porque también hay mujeres adultas, sobre todo en servicio doméstico o comercio informal, que perdieron su negocio y nunca lo recuperaron pospandemia", explicó Morales.
La investigadora dijo que también hay jóvenes que no están trabajando ni estudiando, así como algunas mujeres en edad productiva que no laboran por atender responsabilidades familiares. Añadió que el desempleo cayó, no por el aumento en personas ocupadas, sino por dificultades del mercado para insertar a algunos grupos.
Los investigadores añadieron que estos perfiles demográficos son los que, a lo largo de la segunda década del presente siglo, han presentado mayores dificultades para insertarse eficazmente en el mercado de trabajo.
A nivel de escolaridad, posterior a la pandemia el grupo más afectado es el de personas con secundaria o menos. En el 2023, la pérdida acumulada de empleos para este grupo fue de aproximadamente 257.000 personas.
Esta situación coloca a este grupo por debajo del empleo que tenían previo a la pandemia de la covid-19, a pesar de que representan alrededor del 68% de quienes participan en el mercado laboral.
Por otro lado, el informe también señala una insuficiente recuperación del empleo formal para absorber la oferta disponible, ya que el grupo de mayor escolaridad incrementó sus niveles de ocupación, pero también de desempleo y no participación laboral.
Panorama 2024
Aunque durante el primer semestre de 2024 se registró un comportamiento distinto en el mercado laboral, con un aumento de personas ocupadas, una leve caída de la tasa de no participación laboral y un aumento en el desempleo, el PEN manifestó que es pronto para confirmar una reactivación del mercado laboral.
Rodrigo Cubero, expresidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), enfatizó en que las cifras del mercado laboral de la ECE se han vuelto difíciles de interpretar en relación con lo que ocurre con otras variables económicas.
Cubero agregó que en 2023 se redujo mucho el empleo total, particularmente el informal, en un contexto en que las cifras de consumo privado y de actividad del régimen definitivo mostraban una aceleración.
Por el contrario, en 2024, el empleo informal aumentó rápidamente, según la ECE, justo cuando las cifras del BCCR muestran una desaceleración marcada de la actividad en el régimen definitivo y el consumo privado, señaló Cubero.
El PEN señaló que por la situación en 2022 y 2023 y lo visto en el 2024, la generación de empleo no está alcanzando para ocupar a quienes se encuentran en la búsqueda de un puesto de trabajo.
De igual forma, destacaron que al término del primer semestre del 2024, el mercado laboral tiene mayor nivel de formalidad del empleo, pero con menos puestos de trabajo que cinco años atrás.
En relación con la ocupación, para los primeros meses se siguen reportando pérdidas en sectores no calificados, con una recuperación débil en el primer trimestre del 2024 para los de calificación media y una mejora en los puestos que demandan más preparación o requisitos para las personas.
En cuanto a los salarios, pese al freno en la generación del empleo, el PEN indicó que los ingresos de las personas ocupadas empezaron a aumentar en promedio para el año 2023. Aunque para los primeros meses del 2024, alcanzaron apenas el nivel de ingreso real que se tenía en el 2019.