El crecimiento económico del último año de los tres sectores empresariales más importantes para el mercado laboral de Costa Rica fue insuficiente para incrementar la población ocupada durante el primer trimestre del 2024, cuando se compara con el mismo periodo del 2023.
El comercio, la manufactura, y la enseñanza y salud no tuvieron una variación significativa de trabajadores en los primeros tres meses del año, comparado frente al mismo periodo del 2022, según los resultados de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Dicha situación ocurre pese a que, en los últimos 18 meses finalizados en febrero anterior, estos mismos sectores mostraron un incremento en su producción interanual de entre un 2,2% y un 5,5%, según el índice mensual de actividad económica (IMAE) elaborado por el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
La evolución del empleo en estas tres actividades es relevante para el país porque, en conjunto, aglutinan al 40% del total de personas con trabajo, tanto en empleo formal como informal. El comercio aportó 369.028 ocupados; la industria manufacturera, 244.172 personas; y enseñanza y salud, 237.629 trabajadores, según el INEC.
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Economistas especializados en mercado laboral y voceros empresariales consideraron que la actual situación se debe a una combinación de factores: un crecimiento aún débil del empleo, el uso de nuevas tecnologías, inversión de capital, automatización de procesos y pérdida de competitividad debido a efectos cambiarios en las compañías exportadoras.
La población ocupada se mantuvo estancada durante el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo periodo del 2023. Las personas con empleo ascendieron a 2.157.570 entre enero y marzo pasado. Este resultado significó un aumento absoluto de 59.467 personas en comparación con las 2.098.103 del año anterior. Sin embargo, el INEC indicó que este dato se mantuvo sin una variación estadísticamente significativa.
Factores de influencia
Para el economista Ronulfo Jiménez, el elemento positivo es que la ocupación mantuvo su nivel y dejó de reducirse, como ocurrió en la mayor parte del año pasado. “Pero indica una debilidad de un crecimiento que no genera empleo. En particular, el crecimiento de la producción de zonas francas es débil y se ha desacelerado desde el último semestre de 2023″, señaló como aspecto negativo.
Carlos Montenegro, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, coincidió con Jiménez en que, en los últimos seis meses del año pasado, ya se registraba un menor incremento en la producción de la industria manufacturera, tanto en el régimen especial como en el definitivo, es decir, las empresas que pagan impuesto sobre la renta. Tal evolución, apuntó, se acentuará este año según la más reciente estimación de crecimiento del producto interno bruto (PIB) del Banco Central para el 2024.
El ente emisor proyectó que la manufactura registrará un crecimiento del 3,5% para este año, lo cual significa un freno desde el 8,4% de incremento económico del año pasado. La ralentización se explica por una menor demanda externa, aunada a la desaceleración de la demanda interna, según el Informe de Política Monetaria, de abril pasado.
“La hipótesis nuestra es que este bajo crecimiento impacta definitivamente la contratación de nuevos trabajadores. Hay otros factores, como el tipo de cambio, que golpea la competitividad y afecta las perspectivas de empleo en las empresas”, destacó Montenegro.
La reorganización productiva posterior a la pandemia de la covid-19 es un elemento que aún tiene influencia en el mercado laboral y la economía nacional, consideró Juan Robalino, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), de la Universidad de Costa Rica (UCR).
“Conforme se vuelve a la normalidad económica, la demanda laboral no crece al ritmo al que cayó. Pero por el mismo choque (de la crisis sanitaria) se implementaron nuevas tecnologías que aumentan la productividad de los trabajadores como las reuniones virtuales”, apuntó el economista.
Robalino también añadió que la implementación de nuevas herramientas tecnológicas, que usan más capital en vez de mano de obra, contribuye a un menor crecimiento de la ocupación, pese a que la actividad económica aún se acelera.
Entre los casos más usuales está la automatización de procesos en la industria manufacturera o el uso de inteligencia artificial, como los chatbots, para procesos de atención de clientes.
El comercio fue uno de los sectores que, en plena pandemia, aplicó el uso de nuevas herramientas tecnológicas para mantener su actividad, como las ventas en línea y aplicaciones de entregas a domicilio.
Ricardo Carvajal, asesor económico de la Cámara de Comercio, recalcó que la organización es una de las promotoras del uso de la tecnología en el sector por los beneficios para los usuarios. “El aumento en el uso del comercio electrónico y las entregas fue una de las buenas cosas que dejó la pandemia”, enfatizó.
Carvajal añadió que el ascenso de estas herramientas comerciales no debe contrastar con la generación de empleo en el sector, pues las compras físicas en tiendas y locales se mantienen como la principal vía para crear ingresos.
El asesor económico de los comerciantes sostuvo que el aumento del consumo de los hogares es el principal motor de la creación de empleo en el sector. El BCCR prevé un incremento del 2,6% en las compras de las familias durante este año, lo cual significa una desaceleración respecto al 5% del año anterior.
Para Pablo Sauma, economista especializado en mercado laboral, una de las posibles razones que influyen en el dinamismo del nivel de ocupación en este primer trimestre del 2024 es la estacionalidad. Recordó que en los últimos tres meses de cada año, la contratación suele elevarse por empleos de temporada, especialmente en el sector comercial.
Carvajal reconoció dicho ciclo laboral en el sector, pero añadió que este año fue menos marcado frente a periodos anteriores.
Repetición del fenómeno
La posibilidad de que el mercado laboral costarricense repita lo ocurrido en la crisis económica del 2009 fue otra de las observaciones hechas por el economista Pablo Sauma. En aquel momento, subrayó, las empresas redujeron sus plantillas debido a la coyuntura financiera y siguieron igual cuando la actividad económica volvió a acelerarse.
“Tras la crisis del 2009, hubo empresas que no volvieron a contratar al personal despedido porque se volvieron más productivas. Me temo que con la pandemia pasó lo mismo. Los negocios vuelven a levantarse, pero con menos empleados, o sea, la necesidad obligó a que las compañías se hicieran más eficientes”, destacó Sauma.
El director del IICE consideró que el país está en proceso de llegar a un nuevo equilibrio en el empleo, dadas las nuevas realidades pospandemia. Estimó que es necesario dar seguimiento al mercado laboral para conocer el resultado.