Ramiro Conde, de 58 años, se dedica a la ebanistería y al servicio de traslado de carga. Enfrenta el aumento de la temperatura en ambas labores y asegura que no puede detener el ritmo debido a la necesidad de generar ingresos. Sin embargo, es consciente de la importancia de reducir el riesgo y por eso implementa sus propias opciones de solución.
Conde, residente de Desamparados en San José, comparte su experiencia: “Busco contrarrestar el calentamiento solar porque hay que luchar por la parte económica. Hay que vestirse adecuadamente para el sol, usar bloqueadores, sombreros. En la ebanistería compartimos el uso de la fuerza física en colectivo (para evitar agotamiento), el lugar es ventilado y no hay que sacrificarse, cambiando salud por trabajo; hay que llevarlo con calma”.
La vivencia de Conde refleja la realidad diaria de muchos empleos expuestos a incrementos de temperatura, como agricultura, construcción, seguridad, servicios de entrega domiciliaria, jardinería, entre otros. Para evitar situaciones de estrés térmico durante la jornada, existen disposiciones vigentes que establecen condiciones de hidratación, sombra y descanso, entre otros aspectos.
Pero, ¿cuáles son los factores principales a considerar en trabajos expuestos a variaciones de temperatura? Para Andrés Robles, profesor e investigador del Instituto Tecnológico de Costa Rica (el Tec), lo primordial es evaluar el puesto de trabajo para determinar la demanda de actividad física.
LEA MÁS: Aires acondicionados llegan en cifras récord a Costa Rica: ¿qué debo saber antes de adquirir uno?
Esta evaluación se basa en la respuesta del cuerpo (energía consumida) ante la actividad física prolongada en ambientes de altas temperaturas, humedad o circulación de aire específica. Robles extiende esta recomendación no solo a actividades al aire libre, sino también a aquellas realizadas en ambientes cerrados, como fundiciones y trabajos con hornos.
Robles, especialista en Seguridad Laboral e Higiene Ambiental, sostiene que cada actividad laboral debe ejecutar su propia evaluación, ya que se pueden observar efectos adversos incluso en entornos de oficina en zonas con altas temperaturas, como la provincia de Guanacaste.
Además, los empleados deben recibir capacitación constante para hacer un trabajo menos desgastante y conocer los métodos adecuados para prevenir los efectos del calor.
Hay legislación
En Costa Rica, desde setiembre del 2015, está en vigor el Decreto N.º 39147-S-TSS, Reglamento para la prevención y protección de las personas trabajadoras expuestas a estrés térmico por calor. Este mandato establece obligaciones para empleadores y empleados, con el fin de prevenir afectaciones por el aumento de la temperatura durante el ejercicio de las actividades laborales.
El decreto también detalla el Protocolo de hidratación, sombra, descanso y protección, que define cuatro niveles de riesgo con base en un índice de calor que considera temperatura y humedad relativa. Los niveles varían desde el I, que implica posible fatiga física, hasta el IV, que indica probabilidad alta de insolación y golpe de calor.
El protocolo también define 36 referencias nacionales, distribuidas geográficamente, en las que se indica los niveles de riesgo del índice de calor en cada mes del año.
Mónica Monney, coordinadora del área de Formación, Divulgación y Promoción del Consejo de Salud Ocupacional (CSO), señala que esta legislación se aplica solo a empleos formales. Para la población en empleos informales, la entidad realiza campañas, especialmente en provincias con alto riesgo debido a las altas temperaturas.
La fiscalización de esta normativa corre a cargo de la Dirección Nacional de Inspección del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS), que cuenta actualmente con aproximadamente 116 inspectores.
Randall Murillo, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Construcción, asegura que cumplen con la normativa para salvaguardar la salud de los trabajadores formales. Al mismo tiempo, expresa su inquietud por la falta de medidas dirigidas al sector informal.
Según los resultados recientes de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), alrededor de 795.000 costarricenses tienen empleo informal.
Zaray Miranda, médico especialista en Cambio Climático y docente investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR), destaca que, dado que no todos trabajan formalmente y carecen de un patrono, deben tomar medidas propias de prevención, enfocándose en la hidratación y pausas de descanso bajo sombra.
Miranda forma parte de la iniciativa Lancet Countdown sobre salud y cambio climático, que evalúa los efectos del cambio climático en la salud global. La instancia fue lanzada en el 2015 por la revista especializada The Lancet.
Los científicos costarricenses que participan en la instancia publicaron recomendaciones en la iniciativa Verano Vigilante, sobre los impactos de las altas temperaturas en la salud.
Atentos a las recomendaciones
Las altas temperaturas pueden provocar calambres, edemas, dolor de cabeza, sudoración intensa, cansancio, deshidratación severa, accidentes cerebrovasculares, aumento de la frecuencia cardíaca, riesgo de ataques cardíacos, agotamiento por calor y golpe de calor, que puede ser fatal, según Rommy Reñazco, médico especialista en Nutrición.
Reñazco aconseja usar ropa holgada de telas transpirables, sombrero o gorra, protección solar, permanecer en la sombra, limitar la exposición al sol y hacer ejercicio. También sugiere el uso de ventiladores y duchas de agua fría para reducir la temperatura corporal.
La hidratación es crucial, y además del agua, Reñazco recomienda consumir alimentos con alto contenido de agua, evitar alcohol, bebidas gaseosas y azúcar.
Reñazco proporciona una fórmula para calcular la cantidad mínima de líquidos diarios, multiplicando el peso de la persona por el factor “35 a 40″. Por ejemplo, si pesa 60 kilos, el resultado es entre 2.100 mililitros (ml) o 2,1 litro (multiplicado por 35) y 2.400 ml. equivalentes a 2,4 litro (multiplicado por 40). También se pueden consumir bebidas hidratantes disponibles en el comercio.
Andrés Robles añade que, aunque la hidratación es una buena alternativa, debe ir acompañada de patrones de descanso en caso de actividades extenuantes, que no implica simplemente sentarse, sino variar el nivel de actividad física.
Los especialistas coinciden en que una de las principales afectaciones por la exposición continua al calor es el deterioro de las funciones renales. Reñazco también aconseja evitar comidas abundantes y excesos de carnes, utilizar condimentos naturales y evitar comidas muy sazonadas.