El trabajo doméstico no remunerado que realizan los miembros del hogar de 15 años o más para autoconsumo, como son la limpieza, cocinar, cuidar e instruir niños, es de ¢8,3 billones.
Esa suma equivale a un 25% del producto interno bruto (PIB), evidenció la primera estimación para Costa Rica que realizó el Banco Central con base en datos del 2017.
De este monto, las mujeres aportan ¢5,9 billones (71,4% del total) y los hombres ¢2,4 billones (28,6%).
En preparación de alimentos, por ejemplo, la mujer aportó un 78,4% del total y el resto los hombres; en limpieza y mantenimiento de bienes la mujer aportó un 67%.
Por zona, la urbana aportó ¢5,7 millones y la rural ¢2,6 millones y por nivel de educación, entre mayor es este, menos es el aporte al trabajo doméstico no remunerado.
Por estado civil, la mujer casada dedica 2,8 veces más de tiempo al trabajo doméstico no remunerado por semana que los hombres casados.
Si este trabajo se remunerara habría que pagar anualmente ¢2,9 millones a la mujer y ¢1,2 millones al hombre. El monto es relativamente bajo porque dicho trabajo tiene poca valoración en el mercado, explicó el presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero.
Si se consideran las horas dedicadas al trabajo doméstico no remunerado y remunerado, las mujeres tienen, en promedio, una jornada de ocho horas más a la semana porque ellas ingresan al mercado laboral formal, pero mantienen el trabajo en el hogar.
En México dicho trabajo equivale a un 23,3% de la producción, en Perú un 20,4% y Ecuador 20%.
Los datos los dieron a conocer, además de Cubero, Floribel Méndez, gerente del Instituto Nacional de Estadística y Censos; Patricia Mora, ministra de la Condición de la Mujer; Henry Vargas, director del departamento de Estadística Macroeconómica del Banco Central y Carlos Carrillo, funcionario de este departamento.
El estudio se denomina “Cuenta satélite del trabajo doméstico no remunerado en Costa Rica”. Cuenta satélite significa que se aplica la misma metodología para estimar las cuentas nacionales, de donde sale la estimación de la producción del país.
Esta cuenta visibiliza el valor económico del trabajo doméstico no remunerado y proporciona un instrumento adicional de apoyo a la formulación de las políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas y complementa las mediciones del marco central del Sistema de Cuentas Nacionales, explicó Carrillo.
Estos resultados no se incluirán en el cálculo del producto interno bruto porque no se transa en el mercado, explicó Cubero.
Esta cuenta satélite está basada en la Ley 9325, Contabilización del Aporte del Trabajo Doméstico no Remunerado en Costa Rica y para realizar el estudio el Banco Central utilizó como insumo la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos en el 2017, la Encuesta Continua de Empleo del 2017 y el cuadro de oferta y utilización.
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Para realizar el cálculo se estimó el número de horas dedicadas por tipo de actividad y el costo promedio por hora por tipo de actividad para lo cual se considera una actividad similar, por ejemplo, en preparación de alimentos se considera la remuneración de un cocinero.
La Organización Internacional del Trabajo realizó una estimación del número de trabajadores domésticos a nivel mundial para el 2010 y alcanzaban cerca de 52 millones, de los cuales el 96,4% son no remunerados.
Encontró, además, que el 83% del trabajo doméstico a nivel mundial lo realizan las mujeres.
“La composición por género fluctúa entre regiones, y la participación femenina varía de aproximadamente 64% en Oriente Medio y 67% en Europa del Este y los países de la Comunidad de Estados Independientes (Rusia y Armenia, entre otros) a 92% en América Latina y el Caribe”, señaló la Organización.
Ideas para la política pública
Cubero explicó que esta información complementa al producto interno bruto para tener mejores medidas del bienestar humano y poder desarrollar políticas públicas.
Explicó que esta es una herramienta para entender mejor el desempleo. Por ejemplo, en el mercado de trabajo la participación de la mujer es baja y por eso es importante entender cómo se distribuyen en el hogar las cargas del trabajo no remunerado.
La ministra Mora consideró que estos resultados lo que harán es justificar y fortalecer las iniciativas parlamentarias en la Asamblea Legislativa para erradicar la desigual distribución de los tiempos, pues las mujeres trabajan, en promedio, una jornada más a la semana.
En la Asamblea Legislativa se aprobó, recientemente, una reforma al Código de Familia sobre los aportes económicos de la pareja al hogar.
“Algo clarísimo es que tenemos que seguir fortaleciendo las redes de cuido”, consideró Cubero.
Hay un tema social fundamental: cómo reducimos la carga en las mujeres para que puedan dedicar tiempo a sí mismas, añadió Cubero.
Añadió que otra política pública es el acceso a servicios básicos en zonas rurales, donde es mayor la brecha del trabajo doméstico no remunerado entre hombres y mujeres.
Por ejemplo, la banca móvil les reduce el tiempo que deben dedicar a ir al banco, igual los aportes que les dan las redes de cuido más cercanas o el transporte público más eficiente.
Se ha notado también que es preferible darle las transferencias estatales a las mujeres, lo cual les ayuda a empoderarse, indicó el jerarca.