En la década de los ochenta, Henry Kaufman (82 años) fue conocido en el mundo financiero de Wall Street como “El Doctor Fatalidad”.
En esa época, siendo economista jefe del banco de inversión Salomón Brothers, Kaufman atinó con su predicción sobre la elevada inflación y las altas tasas de interés que marcarían el decenio. Desde entonces, Kaufman ha sido considerado una especie de profeta de las finanzas.
Sus opiniones sobre la recesión son francas y no titubea para decir que los multimillonarios planes de salvamento ejecutados por el Gobierno de EE. UU. no han sido utilizados “de la forma más inteligente” y vaticina que lo más difícil de la crisis está por venir.
Kaufman conversó con La Nación el lunes pasado, en Santa Ana, en las oficinas de la firma inmobiliaria Grupo Sur Inversiones, desarrolladora de los condominios Avalon. El economista neoyorquino invertirá con esa empresa en el desarrollo de una nueva obra.
¿Ya pasó lo peor de la crisis económica? , ¿ en qué parte del camino estamos?
Ciertamente estamos en la mitad de la crisis.
¿Cuánto falta para salir de la recesión?
Hasta ahora solo los créditos residenciales se han empezado a mover, pero el problema fundamental está en los créditos o hipotecas comerciales, que son de vital importancia.
Los problemas más serios de financiamiento aún no salen a la luz y tienen que ver con los créditos comerciales. Estos son más grandes que los residenciales y están relacionados con las ventas de edificios de oficinas o financiamientos de bienes raíces empresariales.
¿Han sido suficientes las acciones del Gobierno estadounidense para tratar de atenuar las consecuencias de la crisis?
Ha sido suficiente el dinero que se ha dedicado al problema, pero eso recursos no están siendo usados de manera inteligente.
¿Cuál sería la forma sabia de usar los dineros?
Ese dinero debió haberse destinado a proyectos que están listos para operar, proyectos que ya tienen las maquinarias disponibles para empezar a andar, pero más bien, los recursos se usaron con fines netamente políticos.
El dinero se ha desperdiciado en cosas y para situaciones sin la importancia suficiente para estimular y reorientar la economía por medio de proyectos que generen trabajo y consumo.
¿Por cuánto tiempo se prolongará esta crisis?
La crisis es algo más profundo que un asunto financiero, es una cuestión relacionada con la pérdida de la confianza de los consumidores, las compañías y los bancos.
Ahora los bancos no son proactivos en cuanto a decisiones, sino más bien se fijan en lo que sus competidores hacen.
Los bancos que actúen y tomen decisiones de manera independiente serán los pioneros en la reactivación y recuperación económica. Ahora ni siquiera se prestan dinero porque no confían entre ellos.
¿Qué se necesita para recuperar esa confianza?
Habría que restaurar los valores normales del sistema financiero. Por ejemplo, nadie sabe cuánto vale hoy un edificio en Nueva York.
Un caso es el del que ocupó por 60 años el banco Merrill Lynch, (adquirido por Bank of America). El metro cuadrado de ese inmueble se vendió en $100. Normalmente, el metro cuadrado costaba $300, pero para construir el edificio se gastaron $500. Esa historia se ha repetido con cientos de edificios.
Otra situación es que, tras la crisis, muchas corporaciones ni siquiera saben qué tan complejas son por dentro. Por ejemplo, las firmas de abogados manejan carteras de empresas que no conocen. Como lo hacen a gran escala, no llevan un récord preciso de en qué consiste cada una de ellas. Para restaurar la confianza habrá que recuperar la forma antigua de dar seguimiento a esas corporaciones y hacerlo de una forma más responsable.
Además, muchos bancos no saben todavía cuánto dinero tienen en créditos tóxicos y ese es el otro gran problema al que se enfrentan. Wall Street ha sacado del mercado a muchos de los puestos de bolsa y también a compañías que no se sabía de dónde habían salido. Wall Street perdió la confianza de la comunidad inversionista, ha despedido a miles de personas y uno tendría que hacer muchos cambios en ese panorama.
Además del inmobiliario, ¿qué otros sectores tendrán una difícil recuperación?
Los consumidores han perdido $400.000 millones en ganancias netas. Además, no quieren gastar dinero porque perdieron su liquidez excedente, están precavidos con sus gastos.