El Régimen No Contributivo de Pensiones (RNC) tiene 14.000 solicitudes de personas en condición de pobreza aguardando si se les podrá otorgar un beneficio. A este grupo en lista de espera se les unen otras 1.000 peticiones mensuales, en promedio, desde distintas partes del país.
Ubaldo Carrillo, director de Pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), administrador del RNC, reconoció que el sistema de jubilación se queda corto para atender la cantidad de peticiones. Este fondo brinda ayudas económicas mensuales de ¢82.000 a casi 130.000 personas, principalmente mayores de 65 años, y ¢307.571 a quienes padecen parálisis cerebral profunda.
La avalancha de demandas provoca que las personas deban hacer “fila” durante un año, en promedio, para obtener una respuesta en los casos de adultos mayores. Pero para quienes piden la ayuda por causa de alguna invalidez, el tiempo de espera alcanza casi los dos años, según el informe Evaluación del Programa RNC, de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) del 2021, estudio elaborado por Universidad de Costa Rica, a solicitud del Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (Fodesaf).
La Caja, como administradora del sistema, entrega 5.000 nuevas pensiones anuales porque esa es la meta de la administración de Carlos Alvarado. Sin embargo, esa cantidad es insuficientes para reducir el pendiente, la única manera de empezar a disminuir la congestión es brindar 10.000 beneficios anuales, reconoció el Director de Pensiones de la institución autónoma.
“Si a la Caja le dicen ‘el presupuesto de este año es tanto, pero el que sigue no vamos a poder crecer’, pues no podremos dar más pensiones. Si el Régimen No Contributivo frena es un problema enorme, porque la dinámica demográfica no para. En el país, de la población total, el 12,5% son adultos mayores y seguiremos creciendo”, explicó el jerarca sobre la presión demográfica futura.
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Elian Villegas, jerarca de Hacienda, comentó que las pensiones del fondo están entre el gasto social estatal que se buscó resguardar en los cuatro años de gobierno. “El financiamiento no solo incluye el pago del beneficio, sino también el seguro de salud. Entonces, el monto total ya se hace importante, es de casi ¢200.000 millones anuales”, dijo Villegas.
El Régimen No Contributivo fue creado en 1974 y su objetivo es brindar una pensión a las personas que no hayan alcanzado el derecho de jubilación o no cotizaran del todo a ningún fondo básico de pensiones, es decir, el de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), el del Poder Judicial o el del Magisterio Nacional.
El sistema se financia mediante contribuciones patronales a Fodesaf sobre el costo de la planilla de las empresas y por transferencias desde el Ministerio de Hacienda de la recaudación tributaria e impuestos específicos, como el que recae sobre la venta de cigarrillos y licores.
Las vías de ingresos del RNC sufrieron un desequilibrio, en los dos últimos años. Desde las transferencias gubernamentales, por la crisis fiscal y en el caso de los aportes empresariales, por el cierre, recorte de personal o suspensión de salarios por los efectos de la pandemia de covid-19.
“En el 2020, al darse una caída en el empleo, se generó una reducción en el ingreso (del RNC) mediante planillas. Eso hubo que hacer un reforzamiento con recursos del Gobierno y las transferencias (desde el Ejecutivo) se normalizaron este año”, destacó Villegas.
Pese a la explicación del ministro, el director de Pensiones de la CCSS recordó que, para este año, se inició con un faltante de ¢20.000 millones en el presupuesto del fondo de jubilaciones.
El fondo finalizó el año pasado con una pérdida de ¢14.951 millones, lo que implicó un incremento frente al 2020, cuando también tuvo un resultado negativo de ¢3.672 millones, muestran los estados financieros del sistema.
En esos dos mismos años, las reservas del régimen, creadas para el pago de beneficios, se vieron disminuidas significativamente. En el 2021, los recursos aprovisionados por la institución autónoma tuvieron un saldo de ¢7.752 millones en diciembre pasado. En tanto que, en el mismo periodo del 2019, el monto fue de ¢27.872 millones, se detalla en la información financiera del régimen.
¿A dónde va la demanda?
Hasta diciembre pasado, el sistema contaba con 134.656 beneficiarios, de los cuales el 96%, es decir 129.885 personas son en su mayoría adultos mayores en situación de pobreza. El restante 4%, o sea, 4.771, son personas con parálisis cerebral profunda.
La información de la CCSS muestra que, en los últimos tres años, el monto total de beneficios se incrementó en un promedio interanual del 3%. El director de Pensiones de la entidad autónoma recalcó que, a ese ritmo de crecimiento, la cantidad de solicitudes acumuladas tenderá a elevarse.
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Los datos reflejan que, entre el 2019 y 2021, se otorgaron 15.023 nuevos beneficios en el RNC de las cuales el 63%, es decir 9.465 pensiones, se entregaron a personas que viven fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Carrillo explicó que pese al incremento del otorgamiento de beneficios fuera de la GAM, en el saldo al cierre del 2021, de las 134.656 pensiones, el 45% se ubica en el centro del país, dado que ahí está la mayoría de la población.
“La cobertura de la personas adultas mayores con una pensión ronda el 65%, es decir, que el 35% de esas personas no tiene pensión. Ahí entra el Régimen No Contributivo a solventar a esas personas en pobreza y pobreza extrema. Pero su crecimiento anual es mucho mayor a lo que se está brindando”, afirmó Carrillo.
El funcionario destacó que, una de las posibles opciones para atender las necesidades es redirigir los recursos de la jubilaciones con cargo al Presupuesto Nacional, una vez que el beneficio fenece, hacia el RNC. “Esa es una decisión que deberá discutirse con el nuevo gobierno”, recalcó.
Al cierre del 2021, los beneficios por vejez del régimen especial significaron el 61% del total, es decir, 82.708 personas. Seguido de las pensiones por invalidez con el el 31%, o sea, 41.994 personas, según la Caja.