Pei es una aplicación financiera que permite transferir o solicitar dinero —de persona a persona— desde cualquier cuenta bancaria, realizar compras por código QR en diferentes comercios del país, y además, posibilita el pago de más de 450 servicios de entidades públicas y privadas como el agua, la luz, el Internet y las colegiaturas.
Lanzada al mercado en noviembre de 2020, el app se ha convertido en una de las preferidas por los costarricenses; se logró ubicar en las tres principales en cuanto a descargas —durante abril y mayo— en las tiendas virtuales de Google y Apple Store, según lo confirmó a La Nación, Ernesto Leal, director ejecutivo de Pei.
“Pei se ha convertido en un elemento vital para reducir la fricción y abaratar los costos de realizar transferencias para los costarricenses”, expresó Leal.
Al momento, el app solo tiene presencia en Costa Rica, opera por medio del sistema de pagos Sinpe, es gratuita y sus transacciones —que se realizan 100% en tiempo real— no tienen costo de comisión.
Sin embargo, Pei no es la única. En el país, existe un conjunto amplio de herramientas financieras —que no tienen relación alguna con los bancos comerciales— y que han destacado entre las favoritas de los usuarios costarricenses para transferir, solicitar, ahorrar y hasta invertir dinero. Algunas de ellas son:
- Emma Pay: en la que se puede solicitar crédito para después realizar compras en comercios afiliados al app.
- PayPal: es una billetera virtual para realizar pagos por medio de Internet.
- Coinbase: un monedero digital para guardar, comprar y vender criptomonedas.
- Wink: permite crear cuentas de ahorro, efectuar presupuestos, hacer transferencias y pagos de servicios públicos.
- Binance: permite intercambiar, controlar, gestionar y operar criptomonedas.
Los datos de la plataforma de análisis y tráfico de sitios web Similarweb, demuestran que pese a que las apps de bancos tradicionales lideran el ranking de las más descargadas por los costarricenses, el interés por los usuarios en las de servicio financiero no bancario es relevante.
Por ejemplo, Pei se ubicaba en los primeros lugares durante el mes de mayo de 2021, no obstante, al 26 de junio el app bajó —varios puestos— en volumen de descargas.
Otras aplicaciones como Emma Pay o PayPal sí han logrado mantenerse en sus puestos durante esos dos meses.
“La aceptación del mercado costarricense a Pei ha sido sobresaliente. En el pasado mes de mayo 2021, se realizaron más de medio millón de transacciones vía Sinpe por medio de la plataforma”, compartió a La Nación el director ejecutivo de Pei.
La preferencia
La tendencia al consumo de aplicaciones financieras no bancarias engloba dos aspectos esenciales: un uso más sofisticado de los medios digitales —a través de la transformación digital de las finanzas personales— y a la búsqueda de métodos alternativos a la banca tradicional.
Según Óscar Solano, director general Creativo de CAC Porter Novelli, actualmente el mercado se enfrenta a nuevos usuarios más jóvenes, y que de una u otra forma prefieren formas bancarizadas más sencillas, veloces y sin tanto trámite.
“El tema de “sin intermediarios” llama la atención, ya que los usuarios no dependen de otros para poder realizar transacciones. Las personas están buscando personalización y sobre todo entendimiento de sus gustos, intereses y necesidades”, afirmó Solano.
El director creativo explicó que las aplicaciones de la banca tradicional tienen su captación de usuarios en mucho menor cantidad, ya que muchos de sus trámites aún obligan al usuario a utilizar la sucursal física. Asimismo, lo tradicional “mueve su flexibilización de soluciones a un paso más lento”.
Por su parte Gilles Maury, consultor en innovación digital, explicó que este fenómeno refleja un alto nivel de madurez y confianza de los costarricenses hacia las fintech.
“Esto es fruto de una adhesión muy fuerte a la economía digital que se vio prácticamente desde la apertura del mercado de las telecomunicaciones en el país hace 10 años. En Costa Rica, el principal activo que acaparó las atenciones fue la data móvil”, dijo Maury.
Este tipo de aplicaciones financieras —en algún punto— trabajan a través del sistema Sinpe —debido al intercambio de dinero entre cuentas.
A pesar de la demanda que reportan estas aplicaciones, es necesario tener claro que la gran mayoría son operadas por empresas que no se encuentran supervisadas por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
Esta entidad supervisora ha insistido, en varias ocasiones, que su función se limita a las actividades financieras que realizan los bancos públicos y privados, cooperativas de ahorro y crédito, entidades financieras no bancarias, mutuales y entidades financieras creadas por leyes especiales.
Además, en una comunicación, el pasado 17 de junio, recordó que existen personas físicas o jurídicas que se encuentra obligadas a inscribirse ante ella, al amparo de los artículos 15 y 15 bis de la Ley 7786.
“Como ejemplo de éstas destacan: administradores de recursos de terceros, remesadoras, empresas fiduciarias, casinos, compra venta de bienes inmuebles, prestamistas, compra venta de joyas y metales preciosos entre otros”, mencionó Sugef, pero aclaró que esta inscripción obligatoria no es una autorización para operar.
Curiosidad por el dinero virtual
El aumento en la descarga en algunas de estas apps como por ejemplo Coinbase y Binance, demuestra que cada día los costarricenses van comprendiendo mejor el concepto de criptomonedas, así como sus usos para adquirir bienes y servicios.
“La incertidumbre de la coyuntura internacional, en particular alimentada por los importantes planes de apoyo financiero ejecutados por los gobiernos, han llevado el público a mirar hacia valores refugios, como las criptomonedas que en los últimos años lograron sentar una credibilidad”, indicó Maury.
Incluso, la creación de contenido en redes sociales como Tik Tok sobre las criptomonedas, han hecho que las personas comiencen a interesarse por este dinero virtual.
“Al momento en que el usuario tiene la posibilidad de contar con apps de manera fácil y al alcance de su celular que lo integren en el “Crypto mundo”, pues se amplía la llegada de más usuarios en mercados como los nuestros”, expresó Solano.
No obstante, es poco probable que la tendencia se amplifique a grandes rasgos en un corto plazo, debido a la volatilidad en su precio, el elevado riesgo y los cuestionamientos de instituciones financieras hacia las criptomonedas.