Separar dinero del salario o del total de ingresos ganados cada mes para destinarlo al ahorro es una acción que gana terreno poco a poco en Costa Rica, pero todavía no termina de consolidarse.
Una encuesta de Unimer para la Asociación Bancaria Costarricense (ABC), publicada en octubre del 2018, reveló que el 76% de las personas consultadas reportaron tener una cuenta bancaria en el sistema financiero, pero solamente el 52% aseguró haber realizado un ahorro en los últimos 12 meses.
La medición también evidenció que la principal tendencia se registró en la población que tiene mayor nivel socioeconómico, reside en la Gran Área Metropolitana (GAM) y tiene entre 25 y 34 años.
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Costa Rica es uno de los países con el ahorro nacional más bajo de la región, la cifra representa el 14,3% del producto interno bruto, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). El país solo supera a Guatemala, pero se encuentra muy lejos de naciones como Alemania, donde este rubro representa el 28,6% de su producción nacional.
Ahorrar resulta complejo en un sistema como el costarricense donde se rebaja un 10,3% del salario mensual para el seguro social y la pensión, aunque una parte de esa deducción cuenta como ahorro de largo plazo para el retiro.
El mercado nacional también reporta altos niveles de endeudamiento de los hogares, este indicador se duplicó de ¢4,4 millones, en el 2011, a ¢8,6 millones, para junio del 2018, de acuerdo con el estudio ¿Qué está pasando con el consumo privado en Costa Rica?, publicado por el Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional (UNA), a inicios de octubre pasado.
Pese a este panorama, construir un ahorro de largo plazo es una herramienta importante en diferentes etapas de la vida para alcanzar metas y generar un mejor respaldo económico al momento del retiro.
¿Qué es un ahorro de largo plazo?
Consiste en guardar dinero para conseguir o financiar un objetivo en el futuro.
Víctor Chacón, director ejecutivo de la Cámara de Fondos de Inversión (CAFI), explicó que siempre debe estar ligado con un proyecto como, por ejemplo, la compra de un carro o una casa, el pago de una maestría universitaria, un viaje soñado o un complemento para la pensión.
“Se llama así porque el ahorrante debe tener el compromiso de no tocar ese dinero en un periodo extenso de tiempo”, comentó Chacón.
No se trata únicamente de guardar dinero y dejarlo a la vista. El objetivo de este sistema es acumular recursos para invertirlos en diferentes instrumentos que le permitan obtener ganancias.
Adriana Rodríguez, economista y asesora financiera, aseguró que un ahorro de este tipo puede tolerar mayores dosis de volatilidad, esto quiere decir que se puede invertir en instrumentos con mayor variabilidad en sus rendimientos porque se cuenta con el tiempo suficiente para recuperar posibles pérdidas o fluctuaciones desfavorables.
“Debe pensarse para fortalecer la seguridad financiera, debe tener un componente para emergencias y situaciones como desempleo, accidentes, contingencias legales o similares, y otro, principalmente, para mantener un estilo de vida confortable hacia el retiro”, agregó esta especialista, sobre las características de un ahorro de horizontes más extensos.
¿Comó planificar un ahorro de largo plazo?
Existen reglas básicas que pueden ayudarle a revisar sus metas y alcanzar sus objetivos.
FUENTE: CÁMARA DE FONDOS DE INVERSIÓN (CAFI). || J.C. / LA NACIÓN.
El reto de invertir
Aunque la mayoría de personas piensa en guardar dinero en cuentas bancarias y después en certificados de depósito a plazo, estas opciones no siempre son las mejores para un respaldo de largo plazo.
El reto de tener un buen ahorro de este tipo está en aprender a invertir bien esos recursos de acuerdo con la etapa de la vida en que se encuentra una persona, el ingreso disponible y las necesidades que enfrenta.
Según Rodríguez, las inversiones de largo plazo no están hechas para inyectar liquidez inmediata al ahorrante, ni tampoco para que se liquiden en periodos cortos, por lo que una persona puede explorar otras alternativas como fondos de inversión o compra de bonos de deuda.
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“Este tipo de inversiones deben estar diversificadas y recargadas en instrumentos de renta variable, como acciones y fondos capitalizados (ETF’s, por sus siglas en ingles) en las primeras etapas de la vida financiera, entre los 30 años y 50 años, sólo estas opciones tienen un componente de crecimiento del principal”, dijo la economista.
Mientras que, a partir de los 50 años, se debe cambiar el modelo para invertir hasta 70% del dinero ahorrado en bonos de corto y mediano plazo y no más de 30% en renta variable de mediano o largo plazo.
Para Víctor Chacón, es importante empezar con este plan en cualquier etapa de la vida.
“Se debe hacer un presupuesto de ingresos y gastos para tratar de liberar una porción de sus ingresos y destinarlos a un ahorro constante que se invierta en un periodo más largo. Si se dispone de pocos recursos, la mejor alternativa son los fondos de inversión, ya que existen alternativas desde los $20 o ¢10.000″, recomendó el director de CAFI.
Con la ayuda de asesores financieros usted puede planificar un ahorro de largo plazo y aprender a invertirlo dentro o fuera del país para obtener ganancias sin poner en riesgo el dinero que decidió guardar para el futuro.