El crecimiento económico de Costa Rica podría alcanzar un 3,4% para el 2022, según el informe Perspectivas Económicas Mundiales publicado este martes 7 de junio por el Banco Mundial. Esto representa una leve reducción, de 0,1 de punto porcentual (p. p.) en comparación con las previsiones hechas por la organización en enero anterior (3,5%). Para el 2023, la proyección se mantiene sin cambios, en 3,2%.
Asimismo, se prevé que el crecimiento mundial descienda del 5,7% en el 2021, al 2,9% en el 2022, este último un porcentaje considerablemente menor que el 4,1% que se anticipó a inicios de año. El ajuste tan severo es resultado de los daños derivados de la pandemia y la guerra en Ucrania, este año, que provocaron que el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará casi 5% por debajo de su tendencia previa a la emergencia sanitaria, según el informe.
La economía estadounidense, por su parte, podría crecer 2,5% este 2022, lo que significa 1,2 puntos porcentuales menos a lo previsto por el Banco Mundial, en enero de este año. Un menor crecimiento de Estados Unidos afecta de manera directa a la costarricense, al tener al país norteamericano como su principal socio comercial.
El economista y director de Cefsa, Daniel Ortiz, explicó que si Estados Unidos tiene menor crecimiento, asociado a una mayor inflación, su consumo de la producción local y de la de sus socios comerciales (como Costa Rica) disminuye, lo que se visualiza en un comportamiento más moderado de las exportaciones costarricenses en comparación con meses anteriores.
Además, de los bienes que Costa Rica importa, un porcentaje significativo proviene de Estados Unidos, lo que genera una “inflación importada” pues el país norteamericano ha experimentado una subida importante en sus precios al consumidor. Por otro lado, el impacto también incide sobre la recuperación del sector turístico nacional y por ende en el flujo de divisas, al ser el principal mercado emisor de visitantes para nuestro país, indicó este especialista.
Riesgo de estanflación
El informe del Banco Mundial también resalta que la invasión rusa a Ucrania exacerbó la desaceleración económica mundial que ya se reportaba por los daños generados por la pandemia de la covid-19 y que se podría estar entrando en un periodo prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación, un contexto que aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales tanto para las economías de ingreso mediano como para las de ingreso bajo.
“La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión”, afirmó el presidente del grupo Banco Mundial, David Malpass.
La inflación en Costa Rica continúa acelerándose y en mayo la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor alcanzó 8,71%, el valor más alto registrado en 13 años. Asimismo, la variación acumulada en el 2022 llegó a 5,48% y solo en el mes de mayo el indicador subió 1,44% respecto a abril anterior, según los datos publicados este mismo martes.
“El riesgo hoy es que vamos a tener una economía que crece más despacio y donde la gente va a tener que consumir menos. Al día de hoy, no me atrevería a decir que vamos hacia una recesión, pero sí puedo decir que estamos ante un choque estanflacionario que se traduce en menor crecimiento y precios altos”, comentó Ortiz sobre Costa Rica.
El Banco Mundial prevé que la inflación mundial será moderada el próximo año, pero que probablemente seguirá estando por encima de las metas de inflación en muchas economías, como está sucediendo en Costa Rica, donde el rango meta del Banco Central se ubica entre 2% y 4%.
La guerra en Ucrania provocó un alza en los precios en diversos productos básicos relacionados con la energía, lo que reducirá los ingresos reales, aumentará los costos de producción, restringirá la situación financiera y limitará la política macroeconómica, especialmente en los países importadores de energía.
Por ese y otros factores, se prevé que el crecimiento en las economías avanzadas se desacelere del 5,1%, en el 2021, al 2,6 % en el 2022 (1,2 puntos porcentuales por debajo de las proyecciones de enero) y que se modere aún más al 2,2%, en el 2023, lo que reflejará en gran medida la retirada del apoyo mediante políticas monetarias y fiscales proporcionado durante la pandemia.
Entre los mercados emergentes y las economías en desarrollo, también se prevé una caída del crecimiento del 6,6% en el 2021, al 3,4% en el 2022, muy por debajo del promedio anual del 4,8% durante el período comprendido entre el 2011 y 2019.
En el informe se destaca la necesidad de tomar medidas de política decisivas a nivel nacional y mundial para evitar que la guerra en Ucrania provoque peores consecuencias para la economía del mundo. Esto incluirá esfuerzos globales para limitar los daños provocados a quienes se hayan visto afectados por la guerra, amortiguar el impacto del alza en los precios del petróleo y los alimentos, agilizar el alivio de la deuda y ampliar la vacunación en los países de ingreso bajo.
Mediante un comunicado de prensa publicado este 7 de junio, el Banco Mundial señaló que los encargados de formular las políticas deberán abstenerse de implementar políticas distorsionadoras, como controles de precios, subvenciones y prohibiciones de exportación, que podrían acrecentar el reciente aumento en los precios de los productos básicos.
Además, agregaron, ante un contexto complejo de una mayor inflación, un menor crecimiento, una situación financiera más restrictiva y un limitado espacio para la política fiscal, los gobiernos deberán redefinir la prioridad de los gastos para orientarlos a brindar apoyo específico a las poblaciones vulnerables.