La Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) acelera la búsqueda de opciones para reestructurar su deuda con el fin de contener los malos resultados financieros de los últimos años.
La empresa pública cerró, en el 2018, con una pérdida de ¢14.573 millones y se convirtió en el quinto año consecutivo con números rojos, según los estados financieros de CNFL.
Esta premura de la subsidiaria del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), por renegociar la estructura de su pasivos se fundamenta en que, entre el 2020 y el 2023, deberá pagar ¢87.641 millones a entidades financieras e inversionista.
Óscar Hernández, director de Administración y Finanzas de la CNFL, confirmó a La Nación que exploran vías financieras para mejorar el perfil de los compromisos financieros.
“El Área Financiera de la empresa está trabajando en alternativas financieras que nos permitan reestructurar la deuda que las condiciones de mercado permitan”, resaltó Hernández.
Añadió que también analizan la creación de nuevos negocios y lograr un equilibrio financiero en el mediano plazo.
El jerarca no detalló cuáles son las opciones que evalúan; pero el objetivo de la entidad es depender menos de los aumentos tarifarios.
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La empresa pública enfrenta, desde hace varios años, un desajuste financiero debido al sobrendeudamiento para construir las plantas Balsa Inferior, ubicada en Florencia de San Carlos; y el Parque Eólico Valle Central, en Santa Ana.
Balsa Inferior pasó de un estimado inicial de $75 millones, a uno real de $361 millones, mientras que el parque eólico de $21 millones, a $54 millones.
La CNFL abastece de energía a 563.000 abonados de la Gran Área Metropolitana (GAM). El 85% son clientes residenciales.
Desequilibrio institucional
El desajuste financiero de la Compañía se produce porque la utilidad por la venta de electricidad, una vez descontados los costos operativos, se ha reducido y sus compromisos crediticios incrementan cada año.
Por ejemplo, la institución tuvo una ganancia operativa de ¢5.085 millones, el año pasado, pero los gastos financieros de su deuda ascendieron a ¢30.476 millones, muestra el estado de resultados.
En el 2016, la utilidad operativa fue de ¢26.500 millones, mientras que el pago de su pasivo e intereses de créditos y bonos de deuda superó los ¢27.000 millones.
El pago de la deuda de la CNFL también se elevó, en los últimos años, como consecuencia del aumento de las tasas de interés en colones.
Asimismo, porque una tercera parte del pasivo es en moneda extranjera, así que se ve influenciado por la evolución del precio del dólar, reconoció el director de Administración y Finanzas de la institución pública.
“El tipo de cambio presentó movimientos importantes en el año 2018, producto de lo cual se incrementaron los gastos por diferencias cambiarias y el gasto por interés“, manifestó Hernández.
De hecho los estados financieros de la entidad muestran que, en los últimos cinco años, el gasto financiero se duplicó al pasar de ¢15.898 millones, en el 2014, a ¢30.477 millones el año pasado.
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La institución también enfrentó, en el 2019, una menor generación de electricidad producto del comportamiento del régimen de lluvias, lo cual implicó efectuar mayores compras de energía al ICE, reconoció el jerarca de la CNFL.
La Contraloría General de la República (CGR) señaló, en agosto anterior, que la subsidiaria del ICE aún enfrenta una débil situación financiera la cual se evidencia con las utilidades negativas acumuladas.
“Las causas de la crítica situación financiera de la CNFL destaca principalmente los problemas de planeamiento y sobrendeudamiento en el desarrollo de las plantas de generación eléctrica Balsa Inferior y el Parque Eólico Valle Central”, destacó la entidad, en el informe Evolución Fiscal y Presupuestaria del Sector Público del 2018.
Además, añadió en dicho informe: “los gastos de intereses y amortizaciones han venido creciendo simultáneamente para hacer frente a dichas obligaciones (de deuda)”.
Las finanzas de la subsidiaria del ICE enfrentarán una presión adicional porque debe pagar ¢87.761 millones, es decir, el 37% de su pasivo financiero, entre el 2020 y el 2023, revelan sus estados financieros.
La deuda a corto y largo plazo de la CNFL cerró en ¢237.797 millones a finales del año pasado.
En su intento de buscar el equilibrio, la institución pública ha pedido el traslado de los sobrecostos de proyectos a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) vía tarifas. Sin embargo, la Aresep ha rechazado dicha petición.
El argumento de la Autoridad Reguladora es que la gestión de los proyectos fue inadecuada desde su inicio, pues los estudios de prefactibilidad y de factibilidad se basaron en diseños iniciales de obras sin análisis detallados.
Según la Aresep, la CNFL tampoco logró aportar evidencia de que haya valorado el impacto tarifario de estos proyectos o el eventual beneficio de ambos para sus usuarios.
Pese el argumento de la entidad, la empresa pública achaca la situación estrecha a los rechazos tarifarios.
“El modelo de ajuste tarifario aplicado a la fecha provoca desequilibrios financieros en la actualización de las tarifas”, dijo Hernández.
El funcionario recalcó que analizan generar nuevos ingresos que no dependan de una autorización de tarifa.