Las cooperativas de ahorro y crédito tienen poco margen para aumentar su capital social en caso de enfrentarse a escenarios críticos o para cumplir con mandatos regulatorios, debido a que pueden encontrar dificultades para recolectar el dinero suficiente en plazos cortos.
A diferencia de la banca o de las financieras privadas, donde sus accionistas pueden aportar montos adicionales de capital por medio de acuerdos de sus juntas directivas, la dinámica de las cooperativas es distinta pues el capital social está compuesto por los aportes de los asociados. En las organizaciones de mayor tamaño los asociados se cuentan por miles.
Rocío Aguilar, jerarca de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), explicó que estas organizaciones solo pueden capitalizarse por medio de los aportes de sus asociados, lo que dificulta una capitalización rápida.
“Uno de los problemas serios de las cooperativas es que su capital es variable, porque se pueden hacer retiros. Para el 2025 van a tener unos mínimos que no se pueden retirar, precisamente para fortalecer mucho más el capital”, afirmó Aguilar.
El capital social de las cooperativas es la suma de los aportes de los asociados, el cual se divide en cuotas sociales. La Ley de Asociaciones Cooperativas establece que este rubro está compuesto por aportaciones ordinarias en efectivo.
La normativa indica que también puede incluir bienes muebles e inmuebles, derechos, trabajo, industria, capacidad profesional o fuerza productiva aportados por los asociados y sus familiares.
Sin embargo, debido a que obtener una inyección de recursos extraordinarios puede ser complejo, las entidades reconocen que la manera de mantener niveles de suficiencia patrimonial adecuados es por medio de la creación de partidas no redimibles y mantener de oficio indicadores muy holgados.
Francisco Montoya, gerente de Coopealianza, detalló que las cooperativas son empresas privadas de propiedad colectiva. Explicó que los asociados deben tener claro que estos aportes forman parte del patrimonio de la entidad y reconoció que es complejo capitalizar bajo escenarios de urgencia.
“No existe una forma, en caso de que se requiera capitalizar la empresa (con rapidez). Es dificilísimo salir a convocar a 260.000 asociados y decirles que necesitamos que capitalicen, pero se pueden generar modelos y partidas no redimibles dentro de la estructura del capital”, comentó Montoya.
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Por su parte, Alexander Otoya, gerente financiero de Coopeande, afirmó que cualquier entidad financiera tiene condicionada su forma de reforzar el capital si en su gestión diaria carece de buenas prácticas para fortalecerlo.
Otoya agregó que si bien la forma ordinaria para aumentar el capital de las cooperativas son los aportes de carácter periódico por parte del asociado, los cuales son la principal fuente, mantienen vías extraordinarias enfocadas en la acumulación de reservas.
Reinaldo Herrera, gerente Financiero de Coopenae, dijo que existen formas adicionales de reforzar el patrimonio de una cooperativa. En el caso de la entidad, el capital social crece prácticamente todos los meses.
Herrera señaló que las vías extraordinarias pueden concretarse mediante la capitalización de excedentes y otros aportes patrimoniales que realizan sus asociados y que no son redimibles.
“Es difícil pensar que una cooperativa pueda lograr una capitalización extraordinaria en un plazo muy corto, es por eso por lo que, en Coopenae, nuestra autorregulación exige límites de suficiencia patrimonial que siempre muestran mucha holgura”, manifestó Herrera.
A finales de mayo, Adrián Rodríguez, director ejecutivo de la Federación de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Costa Rica (Fedeac), había explicado que los montos y frecuencia de los aportes de capital social de una persona asociada son regulados por los Estatutos Sociales y la reglamentación interna de cada cooperativa.
Además, existe la posibilidad de hacer aportes adicionales a los definidos en las normas internas de cada entidad. También es posible hacer un retiro de este cuando la persona se desliga y funciona como respaldo para absorber pérdidas o enfrentar riesgos.
Medidas preventivas
Cooperativas de ahorro y crédito como Coopealianza o Coopeande, que son dos de las más grandes del sector, mantienen reservas para contar con una especie de capital propio (aparte del de sus asociados).
Montoya señaló que Coopealianza cuenta con reservas patrimoniales que equivalen al 55% del capital social. Además, de forma anual, destinan 50% de los excedentes a las reservas no redimibles, compuestas por la reserva legal y la reserva de fortalecimiento institucional.
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Entre estas dos reservas tienen ¢38.000 millones adicionales, que les ayudan a proteger el patrimonio. “Lo que queda es que cada una de las entidades vayamos generando estos mecanismos enfocados en garantizar ese fortalecimiento patrimonial”, afirmó Montoya.
Este alto ejecutivo de Coopealianza añadió que estas estrategias están orientadas a depender menos de ese aporte de capital, es decir, que el peso en el patrimonio de las reservas sea cada vez mayor, con el fin de garantizar una mayor solvencia.
Por su parte, Otoya aseguró que Coopeande posee mecanismos como las reservas de fortalecimiento, políticas de capitalización, la valoración continua de instrumentos subordinados, entre otros.
El gerente financiero de esta cooperativa manifestó que, de acuerdo con la estrategia establecida, los mecanismos se activarían según los riesgos que la entidad necesitaría enfrentar en un momento determinado.
En el caso de Coopenae, al cierre de agosto de 2024, las reservas obligatorias y aportes no redimibles, que tienen como fin absorber eventuales pérdidas, sumaban un poco más de ¢61.000 millones dentro de un patrimonio total de ¢165.966 millones.
El caso de Coopeservidores
Como parte de la declaratoria de inviabilidad financiera de Coopeservidores por parte del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), la interventoría declaró que era imposible capitalizar a la cooperativa para salvarla.
Cada uno de los 131.311 miembros de la cooperativa tendría que haber efectuado una aportación inmediata de ¢963.000 para robustecer el capital a un nivel suficiente para continuar operando.
En ese momento, Coopeservidores debía cubrir un déficit de ¢69.034 millones y reunir un monto adicional para llevar su capital a un nivel en que su índice de suficiencia patrimonial alcanzara, por lo menos, el mínimo regulatorio del 10%.
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La interventoría concluyó que una capitalización era inviable, ya que la gran mayoría (75%) de asociados de Coopeservidores eran asalariados en instituciones públicas y privadas con un salario promedio de ¢700.000.
Además, en ese momento resaltaron que no hay forma de obligar a todos los asociados a efectuar un aporte y que 15.041 afiliados mantenían una alta probabilidad de impago total en sus créditos, lo que les dificultaba aún más desembolsar el dinero requerido.
Ante este escenario, la interventoría dijo que lograr la aportación de capital requerida para que la entidad siguiera operando tomaría varios meses o incluso años. Además de que el monto representaba la totalidad o un alto porcentaje del salario de la mayoría de asociados.
En otro caso reciente, menos dramático por el desenlace y el volumen de activos involucrado, las cooperativas Coopeamistad y Coopelecheros tomaron la decisión de abandonar el negocio de la intermediación financiera, debido en parte a que consideraron difícil aumentar su capitalización para enfrentar un deterioro de sus carteras de crédito.
“A partir de los procesos de supervisión en muchos de los casos hay que hacer algunos ajustes. Aquí son dos cooperativas muy, muy pequeñas y en este negocio el tamaño cuenta para tener la capacidad de enfrentar (las órdenes del supervisor) y no hay accionistas que puedan enfrentar el aporte de más capital”, explicó en ese momento Rocío Aguilar, jerarca de la Sugef.
Por esta razón, la Cooperativa de Ahorro y Crédito La Amistad R. L. (Coopeamistad) trasladó sus activos y pasivos a Coopenae, mientras que en el caso de Cooperativa de Ahorro y Crédito de los Productores de Leche R.L. (Coopelecheros), la absorción del negocio financiero corrió por cuenta de Coopealianza.
Colaboraron los periodistas Esteban Ramírez y Óscar Rodríguez.