El crecimiento de la producción de Costa Rica cumplió, en mayo pasado, un año de desaceleración prácticamente continua, y llegó a su nivel más bajo desde noviembre del 2013.
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) publicó, la noche del viernes 12 de julio, el índice mensual de actividad económica (IMAE) para mayo. El indicador registró una variación de 1,3% respecto a un año atrás, cuando fue de 3,3%; la cifra representa una caída de dos puntos porcentuales.
Este ritmo de crecimiento económico es el más bajo desde noviembre del 2013, en esa oportunidad se reportó un 1,4% al igual que en el IMAE de abril de este año.
Este índice mide la variación en la cantidad física de bienes y servicios que se producen en el país. Los datos corresponden a la serie tendencia-ciclo que elimina patrones estacionales y movimientos irregulares.
A pesar de que entre noviembre del 2018 y febrero del 2019 osciló entre 1,9% y 1,8%, y dio débiles señales de mejora en enero, la tendencia hacia abajo se mantuvo a partir de marzo cuando empezó a mostrar caídas en la variación interanual de cada mes.
El Central informó de que la producción creció 1,6% en el acumulado entre enero y mayo del 2019 respecto al mismo periodo del año anterior y mantiene una tasa de 2,1% en los últimos doce meses.
La crisis sociopolítica en Nicaragua tuvo un impacto negativo en las exportaciones de bienes de Costa Rica a ese país y al resto de Centroamérica.
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Otro de los factores que el BCCR considera como responsable del reciente frenazo, es la incertidumbre que generó la entrada en vigor de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas. Así se desprende de consultas realizadas por la entidad a empresarios de construcción y comercio.
Construcción golpeada
La fuerte caída en la actividad de la construcción (14,2% en los últimos 12 meses) junto con la del agro (4,2%) y la del comercio (0,8%), fueron los tres sectores que más restaron fuerza al crecimiento.
La actividad de la construcción llegó a su nivel más bajo en los últimos 11 meses, de acuerdo con la variación interanual de la serie tendencia ciclo del IMAE por industrias.
“Se contrajo por una disminución de las edificaciones residenciales y comerciales, como consecuencia, principalmente de la incertidumbre generada por la entrada en vigor de la reforma fiscal. En el caso de la construcción con destino público se debió a una ejecución menor a la prevista en proyectos de infraestructura vial y de acueductos y alcantarillados”, puntualizó el BCCR en su informe.
La agricultura también tuvo una caída como consecuencia de una menor producción de piña y banano en el país debido a factores climáticos como el impacto del fenómeno de El Niño.
En el caso de la piña también se dieron efectos negativos por el exceso de oferta en el mercado internacional lo que provocó una baja significativa en los precios.
Los piñeros reportaron una reducción en el área cultivada que pasó de 43.000 a 40.000 hectáreas y podría llegar a las 38.000 hectáreas al cierre del año, según Abel Chaves, presidente de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (Canapep).
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La producción de banano se vio golpeada por la sequía en el Caribe entre diciembre y marzo de este año y por el ataque de la bacteria de la escama lo que redujo la cantidad y calidad de racimos aptos para exportar.
Jorge Sauma, gerente general de la Corporación Bananera Nacional (Corbana), explicó que en abril de este año se contabilizaron 36,4 millones de caja de banano para exportación, mientras que un año antes la cifra fue de 42,9 millones de cajas, lo que representa una reducción del 15,3%.
Las actividades que más contribuyeron con el crecimiento de la producción y que reportaron variaciones positivas en mayo fueron la manufactura (2,4%), los servicios empresariales (3,2%) y los de enseñanza y salud (2,6%).