El creciente déficit fiscal que enfrenta el Gobierno y las condiciones externas (internacionales) limitan el crecimiento económico de Costa Rica durante el 2018.
José Luis Arce, director de programas de Consejeros Económicos y Financieros S. A. (Cefsa), analizó la coyuntura del país de cara al segundo semestre del año y los primeros meses del 2019. Lo hizo en una charla ofrecida por el BAC San José la tarde de este lunes a periodistas de diferentes medios de comunicación.
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En enero pasado, el Banco Central de Costa Rica (BCCR) proyectó en su Programa Macroeconómico 2018-2019 que la economía costarricense crecería 3,6% este año, con lo cual ajustó la cifra a la baja respecto al 4,1% que había estimado, en julio del 2017 (en la revisión del programa).
De acuerdo con Arce, el principal problema que limita el crecimiento económico del país es el déficit fiscal que afecta a las finanzas públicas.
El déficit financiero –ingresos menos gastos con intereses– alcanzará este año un nivel del 7,1% del producto interno bruto (PIB) y cerrará el 2019 en 7,9% de la producción nacional, según proyecciones del Central.
Barrera fiscal
El déficit fiscal sigue en aumento impulsado por los salarios de los empleados públicos y el pago de intereses de deuda, lo que se traduce en menores espacios para que el país consiga financiamiento.
Los ingresos tributarios del Gobierno muestran una tendencia a la baja desde el segundo trimestre del 2016, mientras que los ingresos totales que registraron una variación del 8,7% en 2017, apenas alcanza un 3,8% para el 2018.
Según el economista, el deterioro en los ingresos tributarios del Gobierno evidencia una caída en el gasto interno, es decir, los hogares y las empresas están consumiendo menos y eso se traduce en una reducción del dinero obtenido mediante tributos.
Incluso, todas las fuentes de ingresos tributarios muestran una leve caída desde el segundo semestre del 2017, con excepción del dinero captado por los impuestos asociados a las importaciones. Sin embargo, los tributos de renta, venta y otros registraron reducciones desde la segunda mitad del año pasado.
Mientras que los gastos corrientes siguen en una franca tendencia al alza catapultados por las remuneraciones (salarios de empleados públicos) que pasaron de ¢779.000 millones en el 2017, a ¢826.000 millones en el 2018.
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Los gastos totales del Gobierno crecieron 7,5% en el 2018. Además de los salarios, las transferencias a instituciones públicas también disparan este rubro, aunque no experimentaron un crecimiento este año respecto al 2017, de acuerdo con los datos ofrecidos por Cefsa.
El creciente déficit financiero del Gobierno ha cerrado las puertas para conseguir recursos que le permita enfrentar sus obligaciones.
Por esta razón el Gobierno (Ministerio de Hacienda) optó por financiarse con instituciones públicas e inversionistas privados, emitir títulos a tasa variable y colocar deuda interna en dólares que fue comprada por inversores extranjeros.
Estas acciones, calificadas como "desesperadas" por Arce, ocasionaron un desorden en los vencimientos que debe pagar el Gobierno y generaron problemas en la gestión de la deuda para obtener recursos cuando los necesita.
Mientras todo esto ocurre y las presiones en el mercado interno son mayores con una consecuente alza en las tasas de interés para las personas que tienen créditos o desean optar por uno en colones, el proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas enfrenta un complicado panorama en la Asamblea Legislativa para ser aprobado.
Rocío Aguilar, ministra de Hacienda, presentará, la próxima semana ante el plenario legislativo, un paquete de medidas para contener el crecimiento del gasto público con el objetivo de enviar señales a los mercados, que solo esperan la aprobación de la reforma fiscal. De lo contrario, degradarán la calificación de la deuda soberana del país.
La economía internacional
Lo que ocurren en el resto del mundo también tiene efectos en la economía costarricense.
Arce aseguró que lo que sucede en el entorno económico mundial, en términos generales, es menos favorable para el país.
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Pese a esto, las actividades que dependen de la demanda externa como exportaciones agropecuarias y de manufacturas (zonas francas) y servicios (turismo y empresariales), tendrán un crecimiento favorable, aunque a niveles más bajos que los registrados en 2016 y 2017.
El aumento en los precios de las materias primas y las presiones inflacionarias externas tendrán efectos en la economía local. Por ejemplo, un alza en el ritmo de crecimiento de los precios lo que generará es una caída en el nivel del consumo de los hogares.
El economista también enumeró algunos riesgos externos que podrían tener impacto en la economía costarricense en los próximos meses.
Destaca la reforma fiscal aprobada en los Estados Unidos que podría afectar los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia Costa Rica o que puede tener efectos negativos en la dinámica regional de las actividades de exportación.
También apuntó que el conflicto entre Irán y Siria puede afectar los precios de las materias primas y el comercio mundial.