Desyfin comienza este jueves su cierre definitivo el cual estará demarcado por un proceso de resolución en el cual el 75% de sus activos, es decir, ¢125.151 millones, serán transferidos al denominado “banco bueno”. En dicho grupo estarán créditos de bajo riesgo, inversiones y dinero en efectivo que serán trasladados a una entidad solvente.
Por otro lado, ya se decidió trasladar ¢21.000 millones en préstamos de mayor riesgo al denominado “banco malo”. Estos créditos serán gestionados por medio de un fideicomiso de administración, para su posterior venta, en beneficio de los acreedores de la financiera. El monto podría aumentar debido a activos no seleccionados del “banco bueno”, según informó el equipo de la Administración de la Resolución de Desyfin.
El proceso de resolución tendrá como principal objetivo separar los activos valiosos de los deteriorados. Además de negociar con una entidad financiera saludables, trámite que ya se inició y para lo cual se firmó un acuerdo de confidencialidad, dijo a La Nación Rodolfo González, quien formó parte del proceso de intervención y continúa ahora en esta nueva etapa de resolución.
González explicó que el principal activo de Desyfin es su cartera de crédito, y para la negociación del “banco bueno” solo se seleccionaron las operaciones al día o con un atraso máximo de 90 días, es decir, los créditos con categoría de riesgo de 1 a 4, según la normativa de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
Los préstamos con estas características tienen un saldo neto de ¢82.369 millones a agosto pasado, luego de aplicar una provisión de ¢23.190 millones. Las inversiones en títulos valores suman ¢35.034 millones, mientras que las disponibilidades o efectivo ascienden a ¢5.044 millones. Otros activos, como bienes, mobiliario y vehículos, alcanzan los ¢2.704 millones, según los datos de la Superintendencia.
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“La financiera se caracterizó por atender a clientes empresariales cuyo monto significa el 93%. También hay tarjetas de crédito y muy poco crédito personal. Es una cartera muy enfocada en mipymes mediante arrendamientos y descuento de facturas. Esto es lo que va al ‘banco bueno’“, confirmó González.
La resolutora, Marianne Kött, detalló que el objetivo ahora es negociar con la entidad solvente cuáles activos valiosos absorber, a cambio de asumir los pasivos de Desyfin, como los depósitos de ahorro y a plazo, así como las obligaciones con instituciones financieras locales y extranjeras.
Hasta agosto, las obligaciones con el público registraron un saldo de ¢99.900 millones, correspondientes a 3.072 clientes con recursos garantizados y 956 con fondos no garantizados.
La financiera también mantiene compromisos con otras entidades por ¢38.013 millones, que incluyen créditos, inversiones a plazo y emisiones de títulos valores, según el balance de situación de Desyfin, publicado por Sugef.
Kött subrayó que, dado que los pasivos superan los activos, ese déficit se reflejará en un recorte al momento de la transmisión a la entidad solvente, aunque aún se desconoce el porcentaje de dicho ajuste.
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El Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) declaró inviable a Desyfin y ordenó el proceso de resolución inmediato debido a que no fue posible concretar un plan de salvamento de la entidad, que operaba como institución financiera no bancaria desde 1998.
La decisión se tomó después de que en el proceso de intervención se hiciera un ajuste contable por ¢17.015 millones, lo que llevó a pérdidas acumuladas de ¢21.968 millones entre enero y agosto de este año. Ese resultado consumió todo el patrimonio y dejó, además, un faltante de ¢6.704 millones.
El ‘banco’ de los activos deteriorados
El “banco malo” estará compuesto principalmente por la cartera de créditos más deteriorada, con un saldo de ¢21.000 millones a agosto. Este saldo incluye créditos clasificados en riesgo de 5 a 8, con atrasos de entre 120 y más de 180 días, así como operaciones en etapa de cobro judicial.
“El ‘banco malo’ irá a un fideicomiso que será administrado durante el periodo de resolución en aras de tratar de recuperar lo que sea posible. Una vez pasado el tiempo y si todavía quedan activos será enviado a la vía concursal", dijo la administradora de la resolución.
Además de los préstamos malos, se incluyen activos improductivos por ¢12.934 millones, productos por cobrar por ¢2.570 millones y bienes realizables por ¢2.000 millones. A estos rubros se le sumarían los activos que no sean seleccionados en el proceso de venta del “banco bueno”.
Kött mencionó que si no es posible trasladar los activos durante el proceso de resolución, sean buenos o malos, tienen la opción de venderlos directamente o subastarlos. Tal disposición está permitida en la Ley de Creación de Fondo de Garantía de Depósitos y de Mecanismos de Resolución de Intermediarios Financieros.