El acelerado crecimiento de la deuda pública en los últimos 12 años llevará al Gobierno a tener que conseguir en el 2021 préstamos por unos ¢5,6 millones de millones, aproximadamente un 15,7% de la producción interna estimada para el otro año.
En los últimos 12 años (del 2009 al 2020) las necesidades de fueron equivalentes, en promedio, a 10,94% de la producción.
Esos recursos son para cubrir el déficit fiscal esperado, equivalente a un 8,4% de la producción, según la estimación oficial publicada en octubre del 2020 en el Informe de Política Monetaria, o 8,8% de la producción, incluido en las proyecciones de financiamiento del Ministerio de Hacienda suministradas el 12 de noviembre, más los préstamos que vencen. Este mes se actualizarán las estimaciones.
Los persistentes déficits del Gobierno (sus gastos sobrepasan sus ingresos) llevaron a que la deuda pública aumentara de un 23,8% de la producción en el 2008 a un 70,1% de la producción previsto para el 2020.
Dicho incremento genera que la cuenta de intereses se multiplique todos los años y que cada vez se requieran más recursos tanto para financiar los nuevos déficits como para pagar las deudas pasadas.
Las opciones para el 2021
El Gobierno planea cubrir ese 15,7% del PIB con un 9,4% del PIB con deuda doméstica y un 6,3% del PIB con deuda externa, según la información que el Ministerio de Hacienda suministró en noviembre pasado.
Conseguir recursos para cubrir un 9,4% del PIB con deuda interna sin presionar los intereses y sin estrujar al sector privado, no será fácil.
Según el economista José Luis Arce en el 2020 se logró obtener cerca de un 9% del PIB en el mercado interno debido a que se dieron circunstancias especiales.
Arce explicó que en el 2020 los bancos estaban muy líquidos porque los depósitos crecieron mucho, especialmente los depósitos a la vista y los bancos no estaban dando crédito, ni las empresas o familias estaban demandando crédito, entonces los intermediarios, públicos especialmente, le prestaron recursos al Gobierno.
En el 2021 se espera que el crédito se empiece a recuperar y ya los bancos no tendrían tantos recursos líquidos. Además el superávit de las empresas públicas, que también invierten en el Gobierno, ha disminuido.
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Arce comentó que otras fuentes de financiamiento serían del sector privado, especialmente los fondos de pensiones, pero el empleo aunque se está recuperando, lo hace lentamente y las remuneraciones formales no se están recuperando, lo cual implica que la capacidad de los fondos de pensiones para financiar al Gobierno sigue mermada.
El ministro de Hacienda, Elian Villegas, confía en que una parte del financiamiento se pueda obtener de extranjeros que inviertan en deuda interna.
El gobierno presentará un proyecto de ley para homologar el tratamiento tributario de inversionistas extranjeros y nacionales que adquieran bonos del Gobierno con el fin de estimular a los foráneos a comprar bonos de deuda interna.
Conseguir un 6,3% del PIB con deuda externa tampoco es fácil. El trámite de préstamos externos en la Asamblea Legislativa se ha complicado.
En dos meses se perdieron dos créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (uno por $265 millones, expediente 22.132 y otro por $250 millones, expediente 22.131).
“La falta de estos créditos lo que provoca es que se pueda generar un incremento, un costo más alto, en el momento de que se llega por parte de los operadores financieros a comprar los bonos del Ministerio de Hacienda, ¿qué hay que hacer ante eso? Ante eso lo que queda es restringir muy severamente el gasto hasta que se llegue a contar con condiciones de caja mucho más favorables”, dijo Villegas.
Pero restringir el gasto tampoco es sencillo porque, de acuerdo con Arce, los espacios de reducción son relativamente pequeños, hay que ser selectivo para evitar tocar el gasto social y además es tocar tambores de guerra frente a grupos de interés.
“Los recortes de gasto público son tocar tambores de guerra frente a grupos de interés muy fuertes, grupos de interés sindicales, especialmente, y eso también puede complicar mucho el proceso político que viene”, dijo Arce.
Todavía quedan pendientes otros créditos externos que ayudarían a cubrir el 2021: uno del Banco Mundial por $300 millones, otro del Banco Centroamericano de Integración Económica por $300 millones y otro del Banco Andino de Fomento por $50 millones.
Para el exministro de Hacienda, Francisco de Paula Gutiérrez, el Gobierno podrá obtener financiamiento en la medida en que avance en enfrentar el problema fiscal.
“Yo veo que el Gobierno tendrá posibilidades de financiamiento, en el tanto avancemos en el ajuste que tenemos que hacer, para financiar el hueco que tenemos, el déficit que tenemos ya planeado en el presupuesto, eso va a ser muy difícil, eso es seguir echándole agua a una sopa que no está dando suficiente sustancia, entonces yo creo que el compromiso que está adquiriendo el Gobierno, de ir al Fondo Monetario Internacional (...) esperaría verlo en el primer trimestre del año entrante”, indicó.
Añadió que eso más algunas de las reformas que están planteadas en la Asamblea Legislativa, como la de empleo público, le daría al país la posibilidad de acceso a financiamiento de organismos internacionales.
En el Informe de Política Monetaria el Banco Central, publicado en octubre pasado, se supone para las proyecciones fiscales que se conseguirían recursos por eurobonos en el 2021.
“Estas proyecciones suponen, por un lado, el acceso a recursos de organismos financieros multilaterales, en su mayoría de apoyo presupuestario que conllevan un cambio en la fuente de financiamiento (para sustituir deuda cara por deuda barata) y, por otro, la colocación de bonos de deuda externa por un monto de $4.500 millones a partir del 2021 ($1.500 millones el primer año y $1.000 millones en los siguientes tres años).
Las proyecciones a las que se refiere la entidad son que el Gobierno Central presentaría déficit primarios de 4% y 2,9% del PIB en el 2020 y 2021, en ese orden, que sumados a los gastos por intereses ubicarían el déficit financiero en 9,2% y 8,4% del PIB, en esos años.