Cerca de tres cuartas partes de las personas con deudas en Costa Rica afrontan algún nivel de desequilibrio en sus finanzas que las convierten en población riesgosa, según se desprende de la Encuesta de Endeudamiento en los Hogares Costarricenses, elaborada por la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), cuyos resultados se han venido divulgando desde febrero.
El estudio se realizó durante noviembre del 2020, abarcó a 1.200 personas entre los 18 a 65 años, con un error muestral de 2,8% y fue aplicado en todo el país.
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Mediante el uso de modelos informáticos, el estudio identificó cuatro perfiles del consumidor endeudado a partir de variables como la edad, capacidad para asumir los gastos básicos o más, el nivel de compromiso para el pago de deudas, nivel educativo, zona de residencia y estatus laboral.
Un primer grupo lo componen consumidores con un promedio de edad de 44 años, en el que al 85% de personas les alcanza para asumir gastos básicos y más, o sea, pueden ahorrar, y tienen un nivel de compromiso de sus ingresos para el pago de deudas de entre el 28% al 41%, lo que está dentro de los niveles aceptables.
El 97% de los pertenecientes a este grupo tiene estudios universitarios, el 78% reside en la Gran Área Metropolitana, el 73% trabaja a tiempo completo y el 57% lo hace en el sector público.
Este segmento, explicó Danilo Montero, director general de la Oficina del Consumidor Financiero, maneja bien su dinero porque tiene los conocimientos y comportamientos para hacerlo.
El segundo perfil tiene un promedio de edad de 48 años, al 68% de ellos les alcanza para gastos básicos y más, pero el compromiso de sus ingresos está en un rango del 42% al 57%; similar al primer segmento, el 95% tiene estudios universitarios, el 72% vive en la Gran Área Metropolitana, 8 de cada 10 trabajan a tiempo completo y el 63% son empleados públicos.
A este segmento, explicó Montero, posiblemente las entidades no lo están viendo como riesgoso, pues muchos son funcionarios públicos con trabajo tiempo completo y estable, pero tienen un endeudamiento alto pues en promedio, dedican la mitad de su salario a pagar deudas, por lo que un cambio en la situación los podría poner en una situación complicada.
El promedio de edad del tercer perfil es de 36 años, el 46% de este grupo indica que sólo le alcanza para lo básico, o sea, no hay capacidad de ahorro, y muestran un nivel de compromiso de sus ingresos para el pago de deudas, que va del 44% al 68%.
El 58% solo tiene secundaria o menos, el 36% vive fuera de la Gran Área Metropolitana, solo el 27% trabaja a tiempo completo, el 23% está desempleado y el 15% solo estudia.
Este segmento podría caer en mayores problemas dado la inestabilidad laboral que ha generado la crisis pues solo 27% tiene trabajo tiempo completo.
El cuarto perfil tiene un promedio de edad de 38 años, similar al anterior, pero sus posibilidades económicas son menores, ya que el 43% indica que no le alcanza ni para lo básico, agravado por un nivel de compromiso de sus ingresos que puede ir desde 61% hasta el 95%.
En este segmento, el 62% solo tiene secundaria o menos, el 36% vive en zona rural, el 20% no tiene empleo y el 29% trabaja a tiempo parcial.
Este segmento, explicó Montero, es el que tiene más probabilidad de ser excluido del sistema financiero formal y acude más a préstamos de familiares, prestamistas y al crédito de tiendas de electrodomésticos.
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“El segmento cuatro tiene todas las luces encendidas, ya que maneja un alto nivel de deuda a partir del elevado compromiso de sus ingresos, su situación laboral es delicada y su nivel de escolaridad limita aún más los márgenes de maniobra”, indica el comunicado enviado este martes 20 de abril.
En el informe se explica que si bien el segmento dos satisface sus necesidades, es un grupo en el que urge consolidar ahorros para complementar sus ingresos cuando alcancen la edad de retiro.
Este segmento y el cuatro requieren enfoques de educación financiera diferentes, no solo por el compromiso de sus ingresos, sino por edad y condición socio laboral, añade el texto.
Para la OCF, las diferentes realidades de los deudores expuestas a partir de los datos arrojados por la encuesta plantean retos a las autoridades y a quienes integran el sistema financiero regulado de Costa Rica, para desarrollar políticas públicas y programas de educación financiera que respondan a diferentes realidades, incluidos sus comportamientos ante el dinero.
“La encuesta ha revelado que no se puede aplicar la misma medicina o dosis para un deudor que tiene una deuda manejable, que a otro que prácticamente ve cómo el 100% de sus ingresos están comprometidos para pagarlas. De igual manera quienes viven en zonas rurales tienen diferentes necesidades comparadas a las de quienes viven en la Gran Área Metropolitana”, aseveró Montero.
La encuesta también arrojó información sobre el ahorro. El 53% de los encuestados indicaron que en los últimos cinco años tuvieron un plan de ahorro. Esta buena práctica es más frecuente en personas de 35 a 65 años, con trabajo remunerado, ingresos altos y educación universitaria, no así a nivel de personas jóvenes.
El 34% tiene un ahorro con entidades financieras, cooperativas o asociación solidarista y destaca que 23% que tuvo algún plan de ahorro en el pasado, no lo tiene en la actualidad.