El panorama de las finanzas públicas pasó, en la última década, de afrontar su peor crisis de liquidez a registrar el nivel más alto de recursos depositados en el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Al 30 de junio pasado, el Gobierno Central tenía ¢1.479.226 millones en las cuentas del BCCR, es decir un monto equivalente al 3,1% del producto interno bruto (PIB) del país para este año.
La situación actual es muy diferente a la ocurrida cinco años atrás cuando el saldo de recursos con los cuales contaba el Ministerio Hacienda era de menos de ¢5.000 millones, a finales de noviembre del 2018, según datos de la entidad.
Para sortear los problemas de liquidez de ese año, el Banco Central le prestó al Gobierno ¢500.000 millones, mediante el financiamiento conocido como Letras del Tesoro, para afrontar sus gastos.
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El punto de inflexión para las finanzas gubernamentales ocurrió precisamente a finales del 2018 con la aprobación de la reforma fiscal que elevó los ingresos y creó la regla fiscal como límite al gasto público.
La realidad de hoy es que Hacienda tenía en colones el saldo era de ¢895.514 millones en junio anterior. Mientras que en dólares era de $1.062 millones (¢583.712 millones, a un tipo de cambio de referencia de venta de ¢549,48).
Los recursos en moneda extranjera tienen su origen en la colocación de eurobonos por $1.500 millones realizada en marzo pasado.
Aunque la información publicada por Hacienda reseña que, en mayo, los recursos disponibles incluso superaron los ¢1.700.000 millones.
Recursos comprometidos
Ahora, aunque el dinero disponible del Gobierno en el “banco” sea más elevado, la mayoría está comprometido para pagar deuda, tanto intereses como vencimientos.
Nogui Acosta, jerarca de Hacienda, dijo que los recursos son para hacer pagos y no depender de la colocación de bonos de deuda para cumplir con los compromisos de gasto (deuda, salarios, transferencias, entre otros).
“En junio de 2024 vence un título, en colones, de ¢700.000 millones. Y en los primeros meses (del próximo año) hay vencimientos por $600 millones”, explicó el ministro.
Adicionalmente, para la segunda mitad de este año, el Gobierno debe cancelar ¢719.00 millones en títulos valores emitidos en el mercado local. Dicho monto puede variar en caso de que la Tesorería Nacional efectúe una subasta de canje de deuda.
Para Mauricio Castro, economista de la Bolsa Nacional de Valores, la buena posición financiera del Gobierno permite a la Tesorería Nacional dejar afuera peticiones de inversionistas de adquisición de títulos porque no le convenía a Hacienda.
“Los recursos que le han ingresado a Hacienda, ya sea vía deuda o impuestos, es el nivel más alto histórico. El Ministerio está logrando hacer un prefondeo para no tener que salir corriendo a captar dinero a la tasa que el mercado le pida”, recalcó Castro.
Génesis de la liquidez
El origen de la mayor cantidad de dinero del Gobierno radica en el aumento de la recaudación tributaria y en la contención del gasto público, a raíz de la regla fiscal.
Los mayores ingresos impositivos y el freno a los egresos tienen su origen en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, aprobada en el Congreso en diciembre del 2018.
Acosta reconoció que, los cinco años previos, fueron complicados. “Ahora gozamos de estabilidad para hacer frente a los pagos”, dijo.
El jerarca conoce de primera mano ambos momentos, porque él usó la frase “coyol quebrado, coyol comido” para ejemplificar la raquítica situación de las finanzas públicas hace cinco años atrás.
Para el economista Daniel Ortíz, Hacienda tiene actualmente una posición de flujo de caja cómoda gracias que le permitirá enfrentar el pago de su deuda de cara a los próximos meses.
El especialista añadió que la demanda de títulos valores vendidos por la Tesorería también es favorable por parte de los inversionistas, debido a la expectativa de la reducción de tasas de interés en colones.
“La reforma fiscal subió la carga tributaria en 1,5% del PIB y ha permitido mantener el gasto contenido. Entonces, en un contexto en que los ingresos crecen (porcentualmente) por encima de los egresos hay un efecto positivo”, afirmó el director ejecutivo de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa).
Los ingresos tributarios del Gobierno ascendieron, entre enero y mayo pasado, a ¢2.703.349 millones lo cual significó el equivalente al 5,8% de la producción. En el mismo periodo del 2022, la recaudación fue de ¢2.491.308 millones, o sea 5,6% del PIB.
El otro elemento beneficioso para las cifras fiscales fue el superávit primario (ingresos menos gastos, sin tomar en cuenta el pago de la deuda) porque ascendió al 1,1% de la producción en los primeros cinco meses de este año.
Ortíz dijo que, con base en la información actual, no hay indicios de una desviación en los resultados fiscales del Gobierno para este y los próximos.
Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el endeudamiento del Gobierno Central cerrará este año en 62,4% de la producción y mantendrá una tendencia a la baja, en los próximos años, hasta llegar al 55,9% del PIB, en el 2028.
Colaboró el periodista Alejandro Durán.