Por primera vez en muchos años, no será el Ministerio de Hacienda el que presione al alza las tasas de interés en el mercado. Por el contrario, en el 2023 existen los elementos para que más bien esta entidad ayude a bajarlas.
Esto se debe, en parte, a la mejora que han experimentado las finanzas públicas. También a las posibilidad de poder captar en el exterior hasta $3.000 millones con dos colocaciones de bonos y a que puede ofrecer valores en colones en el mercado interno para inversionistas extranjeros.
La mejora en las finanzas se nota en la generación de un superávit primario (exceso de ingresos sobre los gastos excluidos los intereses), que a noviembre se ubicó en ¢1.011.743 millones (2,3% del PIB 2022). Y en una deuda del Gobierno respecto a la producción que muestra una importante reducción, pues a noviembre representó 63,4% de la producción interna del país; 4,6 puntos porcentuales por debajo del cierre de 68% de diciembre del 2021. Aunque faltan los resultados de diciembre se estima que este será el primero en los últimos 14 años que el endeudamiento bajará.
Esta baja tan importante de la deuda será, según el exministro de Hacienda, Elian Villegas, producto de tres elementos: la baja en el tipo de cambio, que aumentó la proyección de la producción y el superávit primario que se viene generando, que implica que ya se puede usar parte de la recaudación para pagar los intereses de la deuda.
Para Villegas es posible continuar los esfuerzos para llevar la deuda respecto a la producción por debajo del 60% en el 2024 y no en el 2028 como se preveía, lo cual permitiría liberar el gasto de capital de la regla fiscal.
La regla fiscal es un límite al crecimiento del gasto y mientras supere el 60% de la producción se restringe tanto el gasto corriente (por ejemplo, salarios) como el dinero destinado a las obras públicas como carreteras, puertos y escuelas, lo cual puede llegar a afectar las posibilidades futuras de crecer.
El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, considera que si lograra vender el Banco de Costa Rica y abrir el capital del Instituto Nacional de Seguros este objetivo de llegar por debajo del 60% se alcanzaría más rápido.
“Si nosotros logramos la venta del Banco de Costa Rica y logramos la apertura del capital del INS, tenemos muy buenas posibilidades de hacerlo (bajar la deuda por debajo del 60%). Si se logra reducir por debajo del 60% del PIB se podrá retomar la inversión en infraestructura pública”, comentó Acosta.
Nuevos retos
Pero si bien las finanzas públicas para el 2023 lucen mejores, hay retos importantes. Uno es la desaceleración que sufre la economía y especialmente el estancamiento que muestra el régimen definitivo (85% de la producción que no tiene beneficios fiscales) que podría minar el aumento en los ingresos fiscales en el próximo año.
Acosta considera que habrá una ralentización de los ingresos por impuestos, pero éstos van a estar en línea con lo presupuestado, pues las proyecciones que se hicieron son conservadoras. También confía en que como las tasas de interés están llegando a un punto máximo y la gente puede tener más certeza de ellas, esto impediría que la actividad económica caiga en una recesión.
“El presupuesto está hecho asumiendo que tenemos un superávit primario de 1,5% (del PIB), y ahí tendríamos como un colchón en relación con el financiamiento y el tema del déficit”, dijo Acosta.
El exministro Villegas considera que hay elementos que pueden ayudar a impulsar la economía y con ellos la generación de ingresos al Gobierno, como la aceleración en turismo y el de las mismas zonas francas porque pagan impuestos al salario, por ejemplo.
Menos opciones en el mercado interno
Una nueva circunstancia que emerge en este nuevo panorama es que algunos ahorrantes quedarán con menos opciones para invertir.
Villegas estima que, considerando la recaudación, el saldo en caja, los canjes de deuda, los eurobonos, otros créditos externos, lo que se captaría internamente en el 2023 rondaría el billón de colones, entre 2,5% y 3% del PIB. En el 2020, por ejemplo, se captó 12% del PIB. Para Villegas eso mete en un problema al mercado interno porque no va a tener materia prima para trabajar.
“El mercado interno va a tener que ver qué hace, ahí estamos hablando de operadoras de pensiones, de puestos de bolsa, de sociedades de fondos de inversión, porque el próximo año las necesidades de captación del Gobierno internas van a andar alrededor de un billón de colones, cuando normalmente andan alrededor de unos ¢4 billones”, dijo Villegas.
Por su parte, Acosta recordó que hay una nueva herramienta, que es la apertura del mercado de deuda interna a inversionistas internacionales, lo cual va a permitir ampliar la base de participantes.
“Esperamos que cuando vayamos nosotros a emitir en colones, tengamos no solamente la posibilidad del mercado local, sino que en ese mercado local intervengan nuevos actores”, dijo Acosta.
Al iniciar el 2023, el Ministerio de Hacienda tendrá que pagar un bono de deuda externa por $1.000 millones, pero según detalló Acosta, el viernes 16 de diciembre pasado, en ese momento ya tenían cerca del 75% de los recursos para pagar y creen que pueden conseguir el resto de los recursos en el mercado local. En ese momento quedaban dos subastas más antes del vencimiento de este instrumento.