El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) salió al rescate de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL), el año pasado, para que la empresa pudiera enfrentar el pago de deudas con acreedores.
El ICE permitió a su subsidiaria posponer, para este año, la liquidación de una factura por ¢19.000 millones de la compra de energía realizada en noviembre pasado.
Así lo reconocieron a La Nación Víctor Solís, gerente general de la CNFL; y Marvin Céspedes, director administrativo y financiero de la firma estatal.
“Se acordó, en conjunto con el ICE, trasladar la factura de noviembre para ser pagada durante el 2015. Y, de esta forma, permitir la atención de todos los compromisos que tiene la Compañía con sus acreedores”, afirmó Solís.
Por su parte, el director administrativo y financiero afirmó que, en otras ocasiones, tuvieron atrasos en pagos al ICE; pero nunca por un monto tan alto. La CNFL cancela al mes, en promedio, ¢20.000 millones al Instituto por la compra de energía.
La Compañía es la encargada de abastecer a 520.000 abonados, entre hogares y empresas, en la Gran Área Metropolitana (GAM). El 90% de esa electricidad se la compra al ICE.
La CNFL se vio obligada a informar del acuerdo con el Instituto mediante un hecho relevante, debido a una solicitud de la operadora de pensiones Vida Plena.
La empresa tiene colocados bonos de deuda en el mercado local, por un valor de ¢52.300 millones. El 43% está en poder de las operadoras de pensiones, según el registro de la Superintendencia de Pensiones (Supén).
Solís dijo que, el año anterior, hicieron una ronda de reuniones con sus principales acreedores para informarles sobre la situación financiera de la empresa.
“Las evaluadoras de riesgo mantienen nuestra calificación positiva y tenemos el respaldo del Grupo ICE”, afirmó el jerarca.
La CNFL, junto con Radiográfica Costarricense (Racsa), son las dos principales subsidiarias del ICE. A esta última, el Instituto ha tenido que transferirle recursos, en los últimos años, por sus problemas financieros.
Estrechez. Los apuros de la CNFL iniciaron como consecuencia, principalmente, de la inversión en la planta hidroeléctrico Balsa Inferior. Este proyecto concluyó el año pasado y representó costos finales de ¢167.000 millones. La previsión original era de ¢65.000 millones.
Las erogaciones adicionales generaron que la deuda fuera, al 30 de setiembre anterior, de ¢195.000 millones, tres veces más de la reportada en el 2010, según los estados financieros.
El 90% del pasivo de la empresa es a largo plazo con entidades financieras internacionales.
Por su parte, la Contraloría General de la República (CGR) advirtió en diciembre que la empresa pública tiene escasa capacidad para cubrir su pasivo a corto plazo y que sus recursos pueden ser insuficientes para asumir deudas inmediatas y futuras.
La inversión en el proyecto Balsa Inferior, junto con el gasto operativo y administrativo, arrastraron a terreno negativo las finanzas de la CNFL.
La proyección apunta a que la entidad habría terminado el 2014 con un déficit de ¢7.000 millones.
Para Céspedes, el estrujamiento financiero también se debe a que, durante tres años, la CNFL no tuvo ajustes tarifarios.
Indicó que la última alza aprobada será para pagarle al ICE.
Juan Manuel Quesada, intendente de Energía de la Autoridad Reguladora de Servicios Públicas (Aresep), rechazó que tengan responsabilidad de la situación financiera de la empresa estatal. La compañía pidió un alza del 12%; pero se aprobó un 6,6%.
“Podrían obtener beneficios si hacen más eficientes sus procesos”, recalcó Quesada.
Para volver al equilibrio financiero, una de las medidas de la CNFL es emitir acciones preferentes.