Marco Hernández Ávila, un joven contador público de 28 años, fue designado en 1994 como auditor interventor del Banco Anglo Costarricense por la Auditoría General de Entidades Financieras (posteriormente Sugef).
Participó, junto con el equipo de interventores, en el diagnóstico que determinó la quiebra técnica del extinto banco público. Posteriormente, se creó la Junta Liquidadora y se le designó presidente de dicho órgano. Su labor consistió en encargarse de la liquidación patrimonial, venta de activos, pagos de pasivos y cobro a los deudores.
Treinta años después, ahora con 58 años, está de nuevo en un proceso para determinar la viabilidad o inviabilidad de Coopeservidores. En este tiempo, se convirtió en el funcionario de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) con más presencia en procesos de resolución de instituciones financieras de Costa Rica.
Él se encargó de las intervenciones del Banco Federado en 1998; de la Federación Nacional de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Costa Rica R.L. (Fedecrédito), junto con sus subsidiarias Coovivienda y Caja Central, en 1998; y liquidó el Banco Elca en 2007. También lideró el cierre definitivo de Bancrédito, en 2018, mediante la absorción por el Banco de Costa Rica.
Los procesos en los cuales estuvo involucrado representaron pérdidas por ¢258.427 millones a valor real de 2024. El caso del Anglo fue el más oneroso, pues costó al Estado ¢143.000 millones en valor actual.
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¿Por qué el nombre de Marco Hernández se repite en los casos más sonados de cierres de entidades financieras en las últimas tres décadas? Exjerarcas de la Sugef y banqueros que lo trataron durante los procesos de intervención y supervisión regular contaron a La Nación las características profesionales que lo llevaron a sobresalir en estas funciones.
Estricto y metódico
En las entrevistas realizadas para ahondar en las características profesionales del actual interventor de Coopeservidores, se repitieron las menciones a las cualidades de su forma de trabajar como la prudencia, rigurosidad, conocimiento técnico, seriedad, apego a la legislación y desconfianza.
Rodrigo Bolaños, interventor del Anglo, recordó que en los primeros seis meses desde que se tomó posesión del banco público, Hernández fungió como auditor interno de la entidad financiera. Posteriormente, el Congreso aprobó la Ley de Disolución del Banco Anglo Costarricense el 20 de diciembre de 1994, y el contador asumió el rol de liquidador.
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“Marco tiene las características de un buen auditor: trabajador, metódico y serio. Es muy meticuloso, revisa que las cifras estén bien. Creo que la experiencia obtenida en al Anglo le valió para que asumiera funciones similares en otros casos”, contó Bolaños, quien fue posteriormente presidente del Banco Central.
El economista consideró que el proceso del Banco Anglo fue una experiencia para quienes participaron en su cierre. “Hubo muchas irregularidades y quienes estuvimos ahí aprendimos mucho”, apuntó.
Bernardo Alfaro llegó a dirigir la Sugef a finales de 1998. Al momento de su ingreso, Hernández era el interventor de varias entidades del sector cooperativo vinculadas entre sí. En específico, lideraba los procesos en Banco Federado y Fedecrédito, y sus subsidiarias Coovivienda y Caja Central.
“A él le tocaron intervenciones complicadas, desde el Anglo tomó buenas experiencias. Marco es sumamente metódico, disciplinado y detallista. Él se sabe el ‘manual’ de intervención de memoria y actúa siempre de una forma ordenada y sistemática”, contó.
Agregó que Hernández posee una alta capacidad de concentración, a pesar de todo lo que ocurre alrededor, y actúa de manera independiente y autónoma en sus labores.
“Siempre que se habla de intervención, el primer nombre que viene a la mente es Marco. Tiene la experiencia, capacidad y el estilo idóneo para intervenir una entidad. Él tenía un documento con los lineamientos para intervenciones”, comentó el exsuperintendente.
¿Quién paga la intervención? | ||
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Todos los gastos que demande la intervención de Coopeservidores, incluidos los gastos de personal de la Superintendencia necesarios para el proceso, serán costeados por la cooperativa. En la medida en que el flujo de dinero en efectivo lo permita, se reembolsará al Banco Central y se devolverán íntegramente al presupuesto del órgano que ejecutó los recursos. Esto fue dictado en el acuerdo tomado por el Conassif el pasado 13 de mayo, que permitió la toma de la entidad. | ||
Las reglas sobre cómo se paga la intervención están establecidas en el artículo 140 de la Ley Orgánica del Banco Central, según se indica en la decisión del Consejo. | ||
Respecto al salario de los interventores, el Conassif acordó que Marco Hernández Ávila, el interventor titular, devengará el salario correspondiente al puesto de un director de división más un 10%, es decir, ¢5.682.600, según las escalas salariales vigentes para el Banco Central y Superintendencias. En el caso de Lilieth Brenes Zúñiga, interventora adjunta, el salario correspondiente será el del puesto de director de departamento, de ¢4.040.770, durante el período que ocupe el cargo. | ||
Fuente: Sugef y Conassif. |
Javier Cascante, exjerarca de la Sugef, consideró a Hernández como una persona tranquila, firme y atenta a escuchar. Incluso mencionó que transmite su experiencia a los equipos con los cuales trabaja.
“Marco participó activamente junto con varios colaboradores de la Sugef en la elaboración de la ley y reglamento de resolución bancaria. Es más, sin duda puedo afirmar que es una de las personas que mejor conocimiento técnico tiene de esa materia en Costa Rica”, recalcó Cascante.
En 2019, para la conmemoración de los 25 años del cierre del Anglo, Hernández brindó una entrevista a La Nación en la cual contó que la experiencia vivida en el proceso de disolución del banco permitió la promulgación de cambios legales en 1995, como la creación de la Sugef y el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif).
“Se aprobó una legislación para grupos financieros que permite al menos ver qué está pasando en términos generales en las otras empresas de los grupos, a pesar de que todavía no tenemos la facultad para supervisarlas directamente”, declaró en ese momento.
Supervisor duro
Carlos Fernández, quien fue gerente del Banco de Costa Rica (BCR) entre 2003 y 2008, catalogó a Hernández como un supervisor riguroso, serio y con mucha experiencia.
“El es muy cauteloso, serio y muy apegado a los principios de las normas y la legislación. Desde el punto de vista regulatorio es muy desconfiado porque sino se le presenta la información se pone difícil. Tipo auditor que necesita evidencias correspondientes”, ilustró el exbanquero.
Sin embargo, Fernández reconoció que el funcionario es una persona anuente a escuchar propuestas. Ambos coincidieron a inicios de la década del 2000, cuando el BCR estableció varias alianzas operativas con Bancrédito. “Es muy riguroso, pero siempre busca que el negocio en marcha siga adelante”, recalcó.
Por su parte, un dirigente del sector cooperativo quien solicitó el anonimato y que coincidió con Marco Hernández durante la intervención del Banco Federado también se refirió a su labor. “Él ha sido el interventor estrella de la Sugef, siempre lo mandan a estos procesos. Él llega y ve, si dos más dos es cuatro, y debo pagar ocho, se acabó”, destacó.
También lo describió como un profesional honorable, recto y ética en su labor, dijo esta persona ligada al sector cooperativo de ahorro y crédito.