El 53% de los costarricenses no disponen de ahorros suficientes para mantenerse por más de tres meses en caso de quedarse sin su fuente de ingresos, mientras que solo el 22% dispone del dinero necesario para enfrentar sus gastos por más de seis meses.
La información se desprende del Estudio de Capacidades Financieras elaborado por la Oficina del Consumidor Financiero (OCF) y la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), con financiamiento del Banco de Desarrollo de América Latina.
De acuerdo con el estudio, la capacidad de mantener un fondo de emergencia puede variar según la situación económica y personal de cada individuo.
La encuesta fue aplicada a 1.170 personas mayores de 18 años de edad, por medio de entrevistas cara a cara. El trabajo de campo fue desarrollado por la empresa Ipsos, del 7 de junio al 11 de julio del 2023. El estudio estadístico tiene un margen de error de 2,9 puntos porcentuales.
Según la investigación, contar con un fondo de emergencia que cubra al menos tres meses de gastos es una práctica financiera sólida, ya que proporciona una red de seguridad en caso de situaciones inesperadas, como la pérdida de empleo o gastos médicos imprevistos.
Rocío Aguilar, superintendente de Entidades Financieras, explicó que el poco crecimiento en el ingreso de los trabajadores dificulta la posibilidad de tener un ahorro, además de que “las políticas públicas en algunos casos están ausentes”.
Para ejemplificar, Aguilar explicó que si el Fondo de Capitalización Laboral (FCL) solo se pudiera utilizar en una situación de desempleo y no existiera el retiro quinquenal, las cifras mejorarían. Además, señaló que el país debería mejorar en la oferta de seguros de empleo.
“La inclusión y educación financiera son elementos que pueden contribuir a mejorar las tasas de ahorro, para que se logre generar el nivel suficiente de convicción en las personas de que hay que estar preparado para este tipo de situaciones”, señaló.
Por otra parte, Aguilar indicó que la existencia de fintech plantea la necesidad de construir niveles de autorización y regulación para que más personas puedan acceder a cierto tipo de instrumentos de ahorro.
Por su parte, Danilo Montero, director general de la OCF, añadió que en muchos de los casos las personas no tienen un ingreso estable, por lo que se les imposibilita planificar un ahorro a largo plazo.
Coincidió con Aguilar en que los pocos ingresos o los altos gastos afectan la posibilidad del ahorro, pues las personas priorizarán cumplir con todos los gastos que tienen en un momento específico, en lugar de pensar en ahorrar a mediano o largo plazo.
Los datos indican que una proporción significativa de personas con un nivel alto de ingresos y educación superior tienen un fondo de emergencia que les permitiría mantenerse financieramente durante un periodo sustancial si perdieran su principal fuente de ingreso.
Añade que las personas con mayores ingresos y niveles educativos tienden a estar mejor preparadas financieramente para enfrentar dificultades económicas.
El 43% de las personas con un nivel alto de ingresos informa tener un fondo de emergencia que les alcanzaría por más de tres meses si perdieran su principal fuente de ingreso.
Por otra parte, el 50% de las personas con educación superior indica tener un fondo de emergencia que les proporcionaría apoyo financiero durante ese periodo.
“Esto sugiere una planificación financiera sólida y una capacidad de resistencia financiera significativa entre las personas de altos ingresos (...) y que la educación superior está relacionada con una mayor preparación financiera y resiliencia”, señala el informe.