La firma calificadora de riesgos Moody’s anunció el viernes 23 de febrero que la deuda de El Salvador recibió la calificación de B3, que implica una mejora desde el Caa1 que tenía anteriormente. Sin embargo, el país se sigue considerando un emisor con riesgo de no cumplir sus obligaciones.
Si bien el Caa1 significaba “riesgo sustancial”, el B3 indica que comprar la deuda emitida por El Salvador se considera una inversión “altamente especulativa”.
Moody’s, al igual que el resto de firmas que evalúan el riesgo crediticio de El Salvador, habían mandado las calificaciones del país hasta el sótano luego de que, en abril de 2017, se atrasaron los pagos del Gobierno a los fondos de pensiones. El país fue clasificado entonces en default o impago selectivo, y tomó casi un año superar esta categoría.
Las notas que asignan las calificadoras determinan cuan bien o mal se percibe el país como pagador ante los mercados internacionales. Con calificaciones bajas, deterioradas, conseguir financiamiento se vuelve más caro y difícil. El año pasado, por ejemplo, El Salvador vendió bonos a tasas de interés cercanas al 9% anual. Actualmente, y tras los ajustes de las calificadoras, se podría conseguir el mismo financiamiento pagando intereses que rondan el 6,5 % anual.
¿Qué hizo que estas empresas mejoren la calificación del país? Un primer gran paso fue el acuerdo para la reforma de pensiones, alcanzado a finales de 2017. Sin embargo, los analistas de estas firmas advirtieron en sus reportes que, mientras no haya un amplio acuerdo de país para sanear las finanzas del Estado, el panorama crediticio no mejoraría.
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En su informe de este viernes, Moody’s señala que los acuerdos políticos para financiar parte de la deuda del Gobierno y para la reforma de pensiones han reducido el riesgo de liquidez para el Estado. Para la aprobación del presupuesto de 2018, por unos $5.500 millones, los diputados aprobaron un financiamiento de largo plazo por $350 millones, que reduce la posibilidad de que al Estado le falten recursos para hacer frente a sus obligaciones.
“Existe un riesgo decididamente menor de que las confrontaciones políticas dentro de la Asamblea Legislativa provoquen un impago de deuda”, agrega.
Por otra parte, se ha reducido la deuda de corto plazo, que el Estado ha adquirido principalmente con los bancos por medio de la venta de Letras del Tesoro (Letes). El saldo de Letes llegó a los $1.070 millones en diciembre del 2016, pero para diciembre del 2017 era de $745 millones.
Además, Moody’s espera que con la reforma de pensiones se logre estabilizar la relación entre la deuda pública y el producto interno bruto (PIB) y que esta se mantenga en 62% que, sin embargo, está por encima de la relación deuda PIB del 57 % que tienen, en promedio, otros países con calificaciones similares a la la salvadoreña.
El informe destaca que es necesario buscar acuerdos para lograr financiar el pago de $800 millones de un bono que vence el próximo año. “Los riesgos de mediano plazo persisten debido a que todavía está pendiente el acuerdo de la Asamblea para refinanciar el pago del bono próximo que vence en diciembre del 2019”, acotó Moody’s.
La firma explicó que para que la calificación mejore aun más será necesario que se reduzca la relación deuda/PIB. Del mismo modo, un crecimiento económico sostenido, por encima del potencial de El Salvador, que es del 2 %, podría dar soporte a la mejora del perfil crediticio de El Salvador.