La Reserva Federal de Estados Unidos (FED, banco central) está lista para decidir esta semana un nuevo y fuerte aumento de sus tasas de interés, empeñada en impedir que los altos niveles actuales de inflación se consoliden y pese a la amenaza de recesión.
En agosto, los precios aumentaron más de lo previsto en casi todos los rubros, desde vivienda a alimentos, pasando por los autos 0 kilómetro, lo que terminó convenciendo a la FED de la necesidad de tomar medidas.
El comité de política monetaria de la FED comenzará a deliberar el martes y al día siguiente dará a conocer sus resoluciones.
Con un 8,3% en un año, la progresión del índice de inflación (IPC) se ha ralentizado ligeramente gracias a la caída de los precios de la gasolina, pero sigue siendo demasiado alta.
La mayor economía del mundo está mostrando signos de una tímida desaceleración en la demanda, sobre todo en el sector inmobiliario o incluso en el manufacturero.
Pero, “como era de esperar, la FED volverá a subir las tasas en 75 puntos básicos”, sostiene Nancy Vanden Houten, de Oxford Economics.
La entidad monetaria ya procedió a una fuerte alza en junio, la mayor desde 1994, y volvió a hacerlo al mes siguiente. En total, desde marzo las tasas aumentaron en cuatro oportunidades. Actualmente los tipos de referencia se sitúan entre el 2,25 y el 2,50%.
La FED los está subiendo paulatinamente, con el fin de encarecer el crédito para particulares y empresas y así ralentizar el consumo y la inversión.
Su homólogo europeo, el BCE, también asestó un golpe a la inflación a principios de septiembre al subir sus tipos en 75 puntos básicos, algo inédito desde la creación del euro.
Cifras ardientes
La mayor parte de los actores del mercado esperan que la FED suba las tasas el miércoles en 75 puntos básicos (tres cuartos de punto porcentual), según una valoración de CME Group.
Pero no se puede descartar un aumento aún mayor, de un punto porcentual (100 puntos básicos).
Las "cifras ardientes" de la inflación "han aumentado la presión sobre la Reserva Federal para que suba las tasas en un punto porcentual", dijo Diane Swonk, economista jefe de KPMG.
"Esta será una de las decisiones más duras y con mayor carga política" para la institución. "Marca el primer paso de la Reserva Federal hacia una verdadera recesión", señaló.
LEA MÁS: Alzas en precios de materiales para construir viviendas y edificios se desaceleran
Desacelerar la actividad económica sin causar una recesión, aumentar la tasa de desempleo pero no demasiado: el banco central estadounidense está ante un peligroso ejercicio de equilibrio.
Hay "riesgo de recesión", admitió recientemente Janet Yellen, secretaria del Tesoro de la administración del presidente Joe Biden.
Afirmó, sin embargo, que la prioridad del gobierno es frenar el alza de los precios.
La subida de tipos debería "llevar a Estados Unidos" a una breve recesión, advirtió el viernes en rueda de prensa Dana Peterson, economista jefe del Conference Board.
Pero alertó que tasas por encima del 4% causarían "una desaceleración económica mucho más profunda y potencialmente más prolongada".
Previsiones económicas
Además de su decisión sobre las tasas de interés, la FED actualizará sus previsiones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), la inflación y el nivel de desempleo.
"¿Las proyecciones económicas actualizadas sugerirán una recesión?", se preguntó Nancy Vanden Houten.
La excelente salud del mercado laboral le da a la FED cierto margen para actuar con agresividad. La tasa de desempleo de Estados Unidos es hoy del 3,7%, una de las más bajas en Estados Unidos en los últimos 50 años, y no hay suficientes trabajadores para cubrir todas las vacantes.
El exsecretario del Tesoro Larry Summers, que en 2021 fue uno de los primeros en advertir sobre un "sobrecalentamiento" de la economía, también se inclina por un aumento de las tasas de un punto porcentual, para "impulsar la credibilidad" de la Fed, es decir, demostrar que puede actuar eficazmente contra la inflación, según tuiteó.
El banco central estadounidense, que durante mucho tiempo consideró este episodio inflacionario como algo puramente transitorio, ahora quiere actuar antes de que la historia se repita.
“El tiempo se acaba”, dijo recientemente el presidente de la FED, Jerome Powell, mientras sobrevuela el fantasma de la inflación de los años 1970 y 1980.
Entonces, durante casi una década, los precios se dispararon, subiendo en algunos meses cerca del 15% anual, y los intentos de la Fed por controlarlos fracasaron.
Su presidente en ese momento, Paul Volcker, debió tomar medidas drásticas para que la inflación se estabilizara en niveles más bajos, lo que provocó una profunda recesión y una tasa de desempleo de más del 10%.