El gobierno de Panamá consiguió que inversionistas extranjeros le prestaran $1.250 millones, en setiembre a una tasa de 2,25%, para una emisión de deuda con vencimiento al 2032.
A este jueves 22 de octubre, le pedían 2,02% por los mismos bonos.
En contraste, a Costa Rica el mercado internacional le exige un rendimiento de 8,34% por los eurobonos con vencimiento al 2031.
Ese 8,34% sería el costo actual para el Gobierno costarricense, en caso de acudir otra vez al extranjero por dinero para pagar sus gastos, pese a que cuando se hizo la emisión, en noviembre del año pasado, la tasa reclamada fue de 6,25% por $1.200 millones.
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En los bonos con un mayor plazo la de vencimiento, el porcentaje pedido al país es aún mayor.
Por ejemplo, al 2045 el rendimiento demandado a los bonos ticos fue de 9,15%, frente a un 3,07% para un título panameño al 2047, según la información de BN Valores y el Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá.
Ahora, ¿por qué el mercado internacional ve la deuda panameña con unos ojos y la costarricense con otros? Esto pese a que ambos naciones tendrán este año una caída en su producto interno bruto (PIB). Aquí se estima del 5% y en la nación vecina del 13%.
Igual será con el déficit fiscal, pues el panameño se prevé en un equivalente al 8% del producto interno bruto (PIB) y el tico del 9,3%, como consecuencia de la pandemia sanitaria, según la proyección de los gobiernos de ambos países.
La razón se fundamenta, principalmente, en las calificaciones de riesgo otorgadas por las agencias Moody’s, Fitch Ratigns y S&P, confirmaron economistas consultados por La Nación.
Panamá cuenta con notas soberanas superiores a las de Costa Rica en las tres agencias, dijo José Rafael Brenes, director general de la Bolsa Nacional de Valores.
“Las calificaciones otorgadas a Panamá la ubican dentro de la categoría grado de inversión. Por su parte, Costa Rica está ubicada dos categorías abajo en la escala media, concretamente en el rango de altamente especulativo”, explicó Brenes.
Este año, las tres calificadoras estadounidenses degradaron la nota del país como consecuencia de los reiterados aumentos de la deuda pública, que se estima llegue al 70% de la producción al cierre del año, y la caída en los ingresos tributarios generados por la pandemia global.
En las tres, la calificación es B, lo cual los inversionistas entienden como altamente especulativo: “Están sujetos a especulaciones y ‘alto riesgo crediticio’. No reúnen las cualidaddes deseables para un instrumento de inversión”, dice Moody’s.
En febrero, Moody’s pasó la calificación de B1 negativa a B2. En junio, pasó la perspectiva a negativa.
En mayo, Fitch Ratings la bajó de B+ a B con perspectiva negativa. Por último en junio, S&P degradó la nota del país a B, desde B+.
A más riesgo, más se pide
Melvin Garita, gerente de BN Valores, comentó que el retiro del gobierno de la propuesta al FMI, las protestas y bloqueos callejeros y la falta de diálogo ponen ahora en tela de duda la capacidad del país de resolver el desequilibrio de las finanzas públicas, pese a la urgencia existente.
“Cuando se percibe más riesgo por prestarle a alguien, tengo que pedirle más a cambio. El alza del rendimiento significa que el costo de la deuda aumenta al pedirle prestado a los inversionistas”, afirmó Garita.
Diferente ocurre en el caso panameño. Moody’s destacó, este martes 20 de octubre, que ese país tiene fortalezas como tendencia de crecimiento de su economía por encima del 4%, en los últimos años, pese a que puso su calificación en perspectiva negativa por el deterioro fiscal. Pero sin modificar su grado de inversión.
También señaló la fortaleza del país por su centro de bancario y la generada por el Canal de Panamá.
“La capacidad de Panamá para acceder a financiamiento externo a costos relativamente bajos mantiene contenidos los riesgos de refinanciamiento y liquidez del gobierno”, destacó la agencia.
Rendimiento de deuda externa
FUENTE: BN VALORES Y MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS DE PANAMÁ. || J.C. INFOGRAFÍA/ LA NACIÓN.
¿Qué hacer? Enviar señales
Los especialistas consultados fueron concisos en que Costa Rica requiere enviar una señal rápida y contundente de una intención de ordenar la crisis fiscal.
“Es urgente que Costa Rica envié un claro mensaje sobre su compromiso a ajustar el gasto público, el tamaño del déficit fiscal y el crecimiento de la deuda pública”, recalcó el economista Vidal Villalobos.
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El analista añadió que se deben sentar las bases de un programa de reactivación económica para demostrar credibilidad en los mercados internacionales, si el país quiere volver a pedir dinero prestado.
Para Freddy Quesada, gerente de INS Valores, de cara a los inversionistas internacionales lo que priva es la calificación de riesgo.
El especialista destacó que obtener el apoyo del FMI daría las señales correctas.
“Lograr un acceso con el Fondo Monetario Internacional, además de tener acceso a recursos, es el mensaje que se da al mercado, a los inversionistas, a las calificadoras de la voluntad del país de llevar por un buen camino el manejo futuro de sus finanzas. A mediano plazo daría mejoras en la nota de riesgo”, afirmó Quesada.
El director general de la Bolsa Nacional, José Rafael Brenes, destacó que la implementación de medidas firmes es la única vía para el país.
“Al igual que un ciudadano que busca crédito bancario, si el nivel de ingresos es bajo y tiene muchas deudas, muy pocos bancos estarían dispuestos a ofrecerle un préstamo. De la misma forma, los inversionistas internacionales, revisan la capacidad de pago de un país”, afirmó Brenes.
Costa Rica actualmente tiene colocados en el extranjero bonos de deuda por un saldo de $5.500 millones.
Si el país quisiera volver a emitir eurobonos, primero requiere de la aprobación del Congreso.
Sin embargo, la advertencia de los economistas consultados es no salir sin lograr un acuerdo para corregir la crisis fiscal.